Cuando el deschavetado, apátrida e inmoral de Guaidó jura que el 5 de enero se sentará cómodamente en la silla de Miraflores, no es otra de sus locuras y enajenaciones mentales. Detrás de este nuevo disparate están metidas las ponzoñosas garras de sus amos del norte. Las alimañas rastreras de Guaidó, López y Borges han probado sobradamente su falta de escrúpulos, de ética y de toda moral. Solo se mueven por sus ambiciones personales.
Tienen desatada su agenda de arrase y aniquilación total. A tres meses de las elecciones parlamentarias, intentan enrarecer el ambiente con sus maniqueísmos, donde venden espejitos y estampitas con loas a su “alta” pureza y sus santas virtudes como promotores del bien y la verdad absoluta. El pueblo los conoce bien y repudia cuanto invento sale de sus maquiavélicos laboratorios para generar el mal.
Están descubiertos en todos sus frentes de agresión en contra de Venezuela. Como señala Mauricio Montes (para Sputnik) están claras por lo menos ocho estrategias donde la extrema derecha ha apostado todas sus fichas, en un movimiento suicida, por colapsar al país entero con la finalidad de asaltar el poder por la fuerza, una vez que provoquen la inanición del pueblo. Esos son sus verdaderos objetivos.
Son multidimensionales las acciones ejecutadas hasta ahora por la fauna golpista dirigida por Guaidó. En Primer lugar, golpear la geopolítica internacional con los reiterados intentos de “acorralar a Rusia” y descaradamente a todos los aliados de Venezuela en el mundo, limitando específicamente sus capacidades de cooperación e intercambio de materias primas y bienes esenciales. No les importa violentar normas y acuerdos internacionales con tal de arreciar el dañino bloqueo financiero y comercial del país. Las persecuciones y acosos abarcan también a empresas de Europa, China, Irán o Turquía.
Desde el punto de vista mediático, ejecutan un certero “Blackout Informativo” inundando los grandes medios con campañas de desinformación y Fake News en una gran operación psicológica de acoso y amedrentamiento, cuyo objetivo principal es el de incitar el malestar en la población. De allí, medidas radicales como el bloqueo de DIRECTV, la suspensión de trasmisión de canales nacionales de televisión o la censura abierta y descarada a cuentas de redes sociales (principalmente Twitter y YouTube) de personalidades y organismos oficiales.
Otro frente imperioso en la agenda opositora gravita alrededor de sus fracasados intentos para volver a activar a la “Oposición radical”, con la finalidad de reeditar los funestos hechos de violencia de las guarimbas de los años 2014 y 2017. La presión de calle, como la llaman en los planes de la extrema derecha, serían un catalizador “para lograr la actuación necesaria de la fuerza armada, de la comunidad internacional y de cada uno de nuestros aliados”. No aprende nunca la derecha, que insiste en su agenda de confrontación, pues todo su metabolismo está impregnado de las hogueras del odio y la maldad. La propensión a la violencia es un trastorno incurable del cual ya no tienen retorno.
Tampoco pierden de vista al perrito faldero de Iván Duque, el cual no tendría ningún miramiento a la hora de montar nuevos falsos positivos en la inmensa y tumultuosa frontera caliente. A este drama circense lo llaman “casus belli”, con lo que justificarían una acción armada, el incremento de tropas y material bélico norteamericano o el inicio de una costosa carrera armamentística. Contrario a esta agenda, Colombia debería utilizar todos sus recursos humanos y financieros disponibles en combatir el narcotráfico, del cual es el mayor productor de cocaína de todo el planeta.
Otra variable analizada es la agresión directa contra líderes políticos y sociales, tal cual como ocurre regularmente en Colombia. Por eso, en “la desaparición de Carlos Lanz” (querido profesor, experto teórico en el tema de la guerra no convencional), pudiera tratarse de células de grupos mercenarios paramilitares contratados por la extrema derecha. Hay precedentes de líderes neofascistas que han ratificado su mayor predisposición al aniquilamiento y exterminio del adversario político. El abominable secuestro del Profesor Lanz, se realiza además en un creciente contexto de asesinatos discrecionales de líderes revolucionarios. Pareciera que aún quedan algunos cabos sueltos (clausulas por cumplir) en el contrato que firmaron Juan José Rendón y Guaidó con los mercenarios norteamericanos.
En el texto reseñado por Sputnik, también se habla de utilizar políticamente el “malestar social” y el “COVID-19 como aliado” para alcanzar los objetivos de derrocar al gobierno. Esto evidencia que la inescrupulosa derecha no ha tenido nunca la intención de alcanzar acuerdos políticos o ejecutar acciones que vayan en beneficio de los más necesitados. La calculadora de maldades de Guaidó solo está presta para promover el colapso de todas las instituciones del país.
Finalmente, en medio de la diatriba interna de la extrema derecha para justificar su tozudez de negarse a participar en las elecciones parlamentarias de diciembre (graduados ya con máximos honores como antidemócratas), sale Guaidó anunciando con bombos y platillos la atropellada conformación de un vigoroso “Pacto Unitario Nacional” para encumbrar a su “humilde” promotor hasta la silla de Miraflores. Muy poca gente pisó el peine, porque nadie le cree ya al Pinocho Guaidó, menos cuando en medio de la efervescencia de dos whiskys adulterados, suelta con frenesí que “Ya comenzó la comunicación con las principales organizaciones de las fuerzas democráticas. Tenemos una ruta, hay una estrategia”.
En menos de medio día, el P.U.N. (sustituto del C.U.L.O, el anterior plan, fallidamente implementado), hace aguas cuando dos sus relucientes supuestos miembros se deslindan olímpicamente del enajenado Guaidó. Primero, Thays Peñalver, que vía Twitter se vio “obligada a declinar” de la chapucera designación; y luego el maula de Capriles Radonsky le soltó un testamento de recriminaciones para terminar de cerrarle la puerta en la nariz al maltrecho Pacto Unitario: “Es inaceptable tener que optar por una ruta que signifique más sacrificio para las familias venezolanas”; el “ensayo y error de quienes tienen como prioridad su propio beneficio y no el del país”; que “se discuta una ruta que no sea solamente la de la abstención y la resignación”; y finalmente, “Es un falso dilema votar o no, el verdadero dilema esa luchar o no”. Lapidario.
Pena ajena da este patético diputado. Guaidó es un mamarracho profesional. Se lo merecen como castigo, por toda la eternidad, los apátridas que han auspiciado las salidas de fuerza, el uso de vías no democráticas contrarias al pueblo y los que han traficado con la soberanía y la independencia de la patria. La historia los colocará donde merecen, en el oprobioso altar de la vergüenza.
Richard Canan / Sociólogo /@richardcanan