Una vez consolidada la paz y la estabilidad política del país a través de históricas victorias de la revolución bolivariana a lo largo de los últimos años, ciclo de importantísimas batallas por la soberanía y la democracia que se cierra con las elecciones regionales de noviembre del 2021; se presenta mucho más claramente aún la imperiosa necesidad de profundizar en la estratégica terea de la recuperación productiva como una vía para atender las crecientes necesidades de nuestro pueblo, así como también para preservar la duramente labrada estabilidad política.
Este proceso de crecimiento económico se puso en marcha de manera progresiva durante el segundo semestre del año 2021, apuntalado por las acciones de la clase obrera, el aumento de la producción petrolera, el incremento de la inversión privada, la estabilidad política, entre otros factores.
Es preciso subrayar que este fantástico resultado se alcanzó aún bajo los efectos del brutal bloqueo económico que impone el imperialismo yanqui, que constituye la causa principal de los problemas socioeconómicos del país y el obstáculo más grande que impide el desarrollo de la nación.
De tal manera que el crecimiento de la producción nacional dependerá en buena medida de nuestra capacidad para evadir las feroces restricciones que este impone a la economía nacional.
Sin embargo, paralelamente a esto no podemos obviar las terribles condiciones que existen en el seno de nuestra sociedad, de nuestras instituciones e, incluso, de nuestra revolución, que sirven de insólito caldo de cultivo a las sanciones imperialistas.
La corrupción, por ejemplo, constituye un crimen colosal contra nuestro pueblo, especialmente en momentos de bloqueo imperialista, cuando se succionan de la manera más inmoral recursos tan escasos como necesarios para atender las necesidades elementales de nuestra población. El comandante Chávez estableció la necesidad de una gran revolución; que incluía aspectos esenciales como la cultura, la ética, las instituciones públicas; bases esenciales para cualquier estrategia de estos asquerosos actos alimentados con los dineros del capital, promovidos por funcionarios públicos inescrupulosos, que cuentan con el apoyo de poderosos actores del poder judicial, etc.
En cuanto al burocratismo, es una desviación ética colosal, injustificable a la luz de las inmensas necesidades de respuesta que tiene nuestro pueblo; que además de constituir un acto que desprecia las demandas de la población, representa una especie de palanca para la corrupción.
Pensábamos, al inicio de la revolución bolivariana, que sería mucho más sencillo exterminar estos flagelos, pero su capacidad de reproducción, sus profundas raíces en las bases de la sociedad las mantienen en pie. Hemos avanzado, no cabe la menor duda, pero estamos muy lejos aún del objetivo. Podríamos decir incluso, que estos flagelos se han convertido en los mayores enemigos para el desarrollo histórico de la revolución bolivariana.
El avance histórico de la revolución bolivariana será evaluado en función de sus éxitos en este importante frente. En el ámbito de la economía, en el ocaso del rentismo, el presidente Maduro ha hecho un llamado desesperado a la unificación de la nación de cara al objetivo de la recuperación productiva del país; lo cual pasa por derrotar a la burocracia y las corruptelas.
No será sencilla esta tarea estratégica, pero contaremos con el apoyo decisivo del PSUV, de todas las fuerzas del chavismo, de un sistema judicial refundado, de nuevos métodos de gobierno, de nuevas generaciones educadas en el espíritu del socialismo…