Potenciar el ingreso petr|olero, constituye el principal objetivo en función de la aceleración productiva nacional. Ningún otro sector le podría imprimir tanta fuerza a la producción nacional, como lo hace en la actualidad la industria petrolera
A pesar de las durísimas consecuencias del bloqueo económico impuesto por el gobierno estadounidense desde el año 2017, y de todas las agresiones políticas, militares y diplomáticas sufridas por nuestro país; la economía venezolana logró iniciar un proceso de recuperación desde el segundo semestre del 2021.
En los actuales momentos, de cara a un proceso electoral de definiciones históricas, el desempeño económico nacional se ha fortalecido y sienta las bases para un proceso de expansión productiva sostenida en el largo plazo.
Esto ocurre aun en condiciones de bloqueo, lo cual nos permite asegurar que hemos derrotado al bloqueo, es decir, que éste ya no puede detener el avance de la producción nacional y, por lo tanto, el proceso de restablecimiento del bienestar social alcanzado por nuestro pueblo con la revolución bolivariana. Vamos abordar un conjunto de indicadores que sustentan esas afirmaciones.
Once trimestres de crecimiento económico
Durante el primer trimestre del presente año la economía se expandió en un sólido 7%. Se trata del decimoprimer trimestre consecutivo de crecimiento. La economía creció un 15% en el 2022 y más de un 5% en el 2024
Este crecimiento obedece a un conjunto muy importante de factores, dentro de los cuales destaca la estabilidad política, lograda con enorme esfuerzo por la revolución bolivariana. Sin orden ni tranquilidad en la vida interna de las naciones, es imposible hacer crecer la producción. La estabilidad constituye un patrimonio que tenemos que proteger, especialmente, en la actual coyuntura electoral, cuando la ultraderecha, como siempre, trae entre sus planes actos de violencia para desconocer la voluntad popular.
Asimismo, la recuperación progresiva de los ingresos petroleros, como es de esperarse en una economía petrolera, ha contribuido decisivamente al dinamismo productivo. Potenciar el ingreso petrolero, constituye el principal objetivo en función de la aceleración productiva nacional. Ningún otro sector le podría imprimir tanta fuerza a la producción nacional, como lo hace en la actualidad la industria petrolera.
Un desafío de primer orden es el incremento del suministro eléctrico. En los actuales momentos, es esta una de las principales trabas del crecimiento. Se requieren altísimas inversiones, lo cual en condiciones de bloqueo es una tarea tremendamente compleja, aunque no imposible de cumplir.
Asimismo, la reanimación de la inversión privada, asociada a la creciente confianza, así como a la estabilidad política y económica, ha contribuido a elevar la producción en el sector agrícola y manufacturero.
También destaca el rol de los trabajadores, cada vez mejor organizados y más conscientes de su rol protagónico en el desarrollo económico nacional.
Aumento de los ingresos fiscales y expansión del gasto público
Las inversiones y erogaciones en general del Estado representan un poderoso motor para la dinamización productiva. La expansión del gasto público, por lo general, trae como consecuencia la expansión productiva, pero antes de desembolsar los recursos, el Estado tiene que generarlos.
Recientemente, el presidente Maduro anunció un incremento del 70% de los ingresos fiscales durante los primeros cuatro meses del año 2024. Ese es el resultado de la expansión económica que, a partir de crecientes ingresos, permite mayores aportes al fisco por parte del sector privado y del petrolero. Ello, a su vez, se traduce en mayores inversiones productivas y sociales del Estado, es decir, producción y bienestar social. De tal manera que los crecientes ingresos fiscales representan una significativa fortaleza del reanudado crecimiento económico nacional.
Incremento del crédito bancario y la estabilidad cambiaria
El crédito bancario también se viene expandiendo, después de una durísima contracción por varios años para desactivar el proceso inflacionario, que era propulsado por la especulación cambiaria. Este mecanismo de especulación cambiaria e inflación condujo a la hiperinflación entre los años 2018-2020. Los créditos, que concedía la banca, terminaban presionando al alza del precio del dólar. Esto obligó a reducir el crédito a su mínima expresión, frenando la reactivación económica.
Ahora, en razón de una importante estabilidad cambiaria y con un desempeño cada vez más equilibrado de la liquidez monetaria, se puede aumentar el crédito bancario de manera progresiva sin que esto genere presiones inflacionarias incontrolables. Estamos saliendo de ese círculo vicioso, que paralizó el crédito y frenó la recuperación del aparato productivo.
Este nuevo escenario conduce a beneficios sustanciales para el país, pues el crédito bancario es el factor dinamizador por excelencia de la inversión productiva, la apalanca y, con ello, se incrementa la producción, el ingreso, el empleo, la competitividad, etc., de la nación.
Drástica reducción de la inflación
La inflación es una de las variables, donde es más notable el mejoramiento sustancial de la coyuntura económica nacional, aun cuando persiste el bloqueo criminal contra el país.
Ningún país se puede desarrollar en un contexto altamente inflacionario como el que sufrió el país en su fase hiperinflacionaria. Entre marzo del 2018 y febrero del 2019 la inflación interanual fue de más del 330.000%
La inflación empobrece a la población, es una fuente de inestabilidad sociopolítica, desalienta en términos absolutos a la inversión productiva, se convierte en un problema existencial de la nación. La hiperinflación exacerba todos estos conflictos.
Pues bien, en razón de los enormes esfuerzos del gobierno del presidente Nicolás Maduro, la inflación registrada en el pasado mes de mayo es la menor de las últimas dos décadas. Sobre esta base se estima que la inflación cerrará este año alrededor del 50%.
Con este resultado, se ha reestablecido la confianza en la economía, se han reactivado las inversiones. Esto ha contribuido a la estabilidad política, al mejoramiento de las condiciones de vida de nuestro pueblo. A su vez, esta última actúa en términos muy positivos sobre la económica.
Es necesario destacar que derrotamos la inflación, manteniendo el acento sobre el tema social. Por otra parte, el avance antiinflacionario se logró de manera simultánea con la reactivación productiva, refutando caprichosos dogmas neoliberales.