El 27 de mayo de este año, el presidente del gobierno español Mariano Rajoy dijo que no permitiría el referéndum catalán. ¿Por qué extrañarnos de lo que hoy sucede ante los ojos del mundo? ¿Ese tratamiento aparece en los libracos de democracia europea? La violencia en Cataluña tuvo 126 días de gestación. La ciudadanía de pueblos libres del mundo nos enteramos, gracias a las redes sociales y medios de comunicación en la autopista de la información al servicio del hecho veraz. Así que tanto la especie de “orden prometida” de no permitir la jornada agendada como del violento y descarado maltrato que ejercen fuerzas policiales a quienes asisten hoy a los sitios establecidos para manifestar desde temprano y en paz su opinión, estaban en el libreto de la mala obra de quienes pretenden darle ejemplo a los Gobiernos Humanistas, Socialistas que si empoderan a sus gentilicios.
El último sábado de mayo del año en curso Rajoy no titubeó cuando dijo «ni quiero, ni me lo creo, ni siendo yo presidente se va a producir».
Pero el violento mandatario mintió porque hoy sí se está llevando a cabo el referéndum frente a una brutal represión aplicada a mujeres y hombres de distintas edades. Al momento que presentamos esta nota, hasta un anciano fue golpeado junto a su mascota canina que compartió el suelo con su amo cuando cayó al piso.
La élite económica catalana pidió al presidente del Gobierno que buscara una solución por la vía del diálogo y la transacción, antes y luego de lo que “aseguró” Rajoy no se realizaría. El marco de la declaración fue la clausura de las sesiones de la XXXIII Reunión del Círculo de Economía.
Daniel Liendo Jiménez