Matriz 1: Los cuerpos represivos de la más oprobiosa dictadura
Los centros de poder del capitalismo hegemónico, sus gobiernos principales y lacayos, sus organismos internacionales, sus ONG y —sobre todo— su maquinaria mediática, han pasado años creando la matriz de represión estatal en Venezuela.
Sistemáticamente han acusado a los cuerpos de seguridad del Estado venezolano de toda clase de abusos y crímenes. No hay informe (de la Alta Doña de los Derechos Humanos o de cualquier fundación financiada por la USAID) que no exija el desmantelamiento de los organismos policiales y militares del país.
En ese mismo tiempo hemos visto estallar verdaderas crisis de violación de derechos humanos en Chile, Ecuador, Brasil, Estados Unidos, Perú y Colombia. En esos países pueden observarse, sin lugar a dudas, rasgos de política de Estado en las escaladas represivas perpetradas contra manifestantes urbanos, sindicalistas, campesinos, indígenas, mujeres y minorías raciales. Lo que tanto han propiciado para Venezuela, lo han experimentado en sus propias calles.
Para suerte del poder hegemónico –y desgracia de los pueblos oprimidos- el mismo aparato que usan contra Venezuela, lo emplean para ocultar, silenciar y relativizar su violencia o para culpar de ella a la izquierda, al comunismo, al socialismo; y otros “enemigos”.
Matriz 2: Los colectivos armados
Los mismos actores anteriores han pasado años creando la matriz de que en Venezuela operan colectivos armados al servicio del Gobierno, que atacan manifestaciones pacíficas de la oposición y actúan impunemente, bajo la mirada cómplice de la policía y los militares.
Es difícil hacer una descripción más exacta que esta para lo que está pasando en Colombia. En las protestas de más de un mes de paro nacional han aparecido las pruebas irrefutables de “civiles” disparando, cubiertos y protegidos por la policía.
Una vez más, lo que tanto han denunciado como un crimen horrible de la Venezuela socialista se les ha materializado en uno de los países consentidos del imperialismo.
Ya antes lo habíamos visto en el propio EEUU, donde el precepto constitucional dedicado al tema permite que la gente vaya armada hasta los dientes incluso en manifestaciones y jornadas electorales. Ahora lo vemos de forma flagrante en Colombia, donde “la gente de bien” dispara contra los pobres, los estudiantes, los indígenas; y luego hasta los entrevistan en la radio.
Matriz 3: La crisis migratoria en modo telenovela mala
El tinglado imperial ha pasado años creando una matriz sobre la crisis migratoria en Venezuela. Para ello dispararon la guerra económica, el sabotaje de la electricidad y otros servicios, las medidas coercitivas unilaterales y el bloqueo, todo orientado a crear un clima.
Incitaron a la gente a irse hacia países supuestamente paradisíacos donde empresarios inescrupulosos y delincuentes organizados se aprovecharon de la mano de obra barata, del talento y la formación universitaria o técnica de muchos venezolanos.
La matriz se les ha debilitado porque la realidad de esos países ha demostrado lo contrario a las promesas. Necesitan relanzar el cuento de “la peor crisis migratoria de la región” y para ello se han inventado una telenovela mexicana —muy mala, valga lo que puede considerarse una redundancia— llamada Cruzando el río Bravo.
Con esa matriz rematrizada pretenden cubrir, con el más hipócrita de los mantos, la verdadera tragedia migratoria del continente que es protagonizada por miles de mexicanos, centroamericanos y caribeños que luchan por ingresar a EEUU; donde son repelidos, asesinados o encarcelados de la manera más inhumana.
Matriz 4: la crisis sanitaria de la Covid-19
Han pasado más de un año creando una matriz de crisis sanitaria por Covid-19 en Venezuela.
Para mantenerla han utilizado a los más reputados expertos en el arte de los pronósticos sombríos y los vaticinios apocalípticos. Estos han dicho que si bien es cierto que la pandemia ha estado bajo control, el mundo debe prepararse porque el estallido de los contagios en Venezuela será terrorífico.
Hasta la fecha, esas nefastas profecías se han cumplido en Ecuador, Perú, Colombia, EEUU y Brasil. Los pueblos de esas naciones han pagado con vidas y sufrimiento las consecuencias de malas decisiones gubernamentales y de las iniquidades propias de sus sistemas de salud.
De haber ocurrido la crisis sanitaria vaticinada para Venezuela, ella habría sido el punto de apoyo requerido por la autodenominada “comunidad internacional” para escalar en la injerencia. Los países gobernados por la derecha no corren ese riesgo porque todo se taparea, se alcahuetea, se silencia. Y si alguien tiene alguna duda, que vea el caso de Brasil, líder regional en contagios y fallecidos por el coronavirus, que está montando la Copa América; mientras los socios internacionales aplauden a Bolsonaro.