Los problemas de Rex Tillerson –actual secretario del Departamento de Estado de la Administración Donald Trump– con la República Bolivariana de Venezuela no son nuevos. Datan de hace más de una década, cuando la corporación que dirigía (la multinacional petrolera Exxon Mobil) no aceptó las condiciones soberanas emanadas por el gobierno del presidente Hugo Chávez y se retiró de la Faja Petrolífera del Orinoco, en donde participaba con la empresa mixta Cerro Negro.
Exxon Mobil, cuya sede en Irvine, estado de Texas, se le conoce como la “Estrella de la Muerte” por sus políticas agresivas e injerencistas contra los países en donde opera, inició una serie de argucias legales con la finalidad de cobrar una indemnización estrambótica por la nacionalización de Cerro Negro. El proceso de extendió durante años y, en una humillante derrota judicial, la corporación norteamericana fue condenada a recibir una suma incluso inferior a la que se la había ofrecido inicialmente. Cabe destacar que la mayor parte de las corporaciones petroleras mundiales sí aceptaron el cambio de condiciones establecido por decisión soberana de Venezuela, incluyendo otras petroleras norteamericanas como Chevron.
Odio acumulado
El litigio fronterizo entre Venezuela y Guyana sirvió para que Exxon Mobil se comportara como la corporación injerencista que ha sido durante toda su historia. De esta forma, auparon la candidatura de David Granger, un militar retirado con una evidente animadversión hacia Venezuela. Por otra parte, anunciaron “enormes descubrimientos de hidrocarburos” en zonas marítimas ubicadas dentro de la zona de reclamación que mantiene Venezuela, según los mecanismos establecidos en el Laudo Arbitral de 1966, el único documento que la patria de Bolívar reconoce como válido respecto al territorio que está en disputa.
En los últimos años, la presencia de Exxon Mobil en el vecino país de Guyana solo ha servido para emitir declaraciones en donde anuncian supuestas inversiones millonarias en la zona, dejando de lado el hecho de que ninguna extracción de crudo puede realizarse sin el consentimiento expreso de Venezuela. En enero de este año anunció la autorización para la primera fase de perforación del proyecto de aguas profundas “Liza”, a 120 millas de la costa de Guyana, en una zona que, como se dijo, está incluida en el litigio que mantiene con Venezuela.
De hecho, otras importantes corporaciones energéticas mundiales han evitado realizar inversiones en el área debido al litigio, pero Exxon, en una decisión que no pareciera tener mucha lógica económica, pero sí un alto ingrediente político, ha decidido seguir adelante.
De la Exxon al Departamento de Estado
Rex Tillerson trabajó 40 años para la Exxon Mobil, desde que se graduó como ingeniero en una universidad de Texas y el cargo en el Departamento de Estado –el equivalente al Ministerio de Relaciones Exteriores- que comenzó a ejercer a partir de la llegada de Trump a la Casa Blanca, no ha estado exento de polémica. De hecho, una de las primeras medidas que se tomó fue que no podía tener opinión respecto a temas energéticos clave dentro de los Estados Unidos, como el desarrollo de un par de oleoductos que habían sido vetados por el gobierno de Obama por consideraciones ambientales, seguramente porque se considera que su cargo anterior como CEO de Exxon Mobil pudiera pesar mucho sobre su opinión en cualquiera de estas materias.
La gira injerencista
El pasado miércoles 7 de febrero, Tillerson arribó a Kingston, capital de Jamaica, última parada de una gira que lo llevó por México, Colombia, Argentina y Perú. Extrañamente, a pesar de los graves problemas que atraviesan estas naciones, el interés de la cabeza del Departamento de Estado estaba centrada en Venezuela y en un supuesto plan para bloquear sus exportaciones petroleras. “Sabemos que tendrá un impacto en las refinerías de la costa del golfo, por lo que queremos ver lo que se puede hacer para mitigar el impacto, así como sabemos que algunos países del Caribe que dependen del crudo y otros productos venezolanos”, señaló al referirse a la posibilidad de dejar de comprar crudo venezolano que, como han planteado varios analistas, afectaría más a los consumidores de gasolina norteamericanos que a la propia Venezuela, que desde hace más de una década se ha concentrado en diversificar su cartera de clientes energéticos, concentrándose especialmente con China y la India, dos de las naciones consumidoras con un mayor crecimiento en el mercado mundial de crudo.
“Estamos preparados”
Por su parte, el presidente Nicolás Maduro aseguró este lunes 06 de febrero que “Venezuela superará cualquier amenaza, cualquier embargo”, ante las expresiones injerencistas de Rex Tillerson, quien señaló la posibilidad de un embargo petrolero contra nuestro país durante una conferencia en Texas antes de iniciar su gira de ataque contra Venezuela.
“Rex Tillerson declara contra Venezuela como presidente de la Exxon Mobil, no con la altura que debería declarar un secretario de Estado, se ha ido por América Latina a perder el tiempo, a Venezuela no la amenaza nadie, ni Rex Tillerson, ni mil Tillerson. Cuando habla de Venezuela se le ve el odio de quien perdió un litigio contra nuestro país y ha querido vengarse. Ha fracasado, quedó aislado, la propia derecha le ha dado la espalda. Venezuela superará cualquier amenaza, cualquier embargo, y seguiremos vendiendo petróleo al mundo, hay mucha gente en el mundo lista para comprarnos nuestro petróleo, no dependemos de EE.UU. Queremos tener las mejores relaciones comerciales, energética, con EE.UU, pero si el gobierno extremista dirigido por Tillerson y la Exxon Mobil, nuestros barcos se irán a para otros rumbos. Nadie nos va a poner de rodillas”, manifestó.
Tillerson sobre EE:UU: “Somos los mayores consumidores de droga del mundo”
En un inusual “mea culpa” Tillerson reconoció que los Estados Unidos son los mayores consumidores de droga del mundo, una verdad de la que ya estaba enterado el planeta entero. «Tenemos que empezar a trabajar en ese problema” explicó luego de sostener una reunión con la canciller peruana, Cayetana Aljovín en el marco de su gira injerencista que lo llevó por cinco naciones de América Latina. El secretario de Estado de los Estados Unidos, señaló que el presidente Trump está al tanto de este “problema” que genera consecuencias negativas de toda índole en países productores de cocaína como Perú y Colombia, en donde las políticas antidrogas llevadas a cabo en forma conjunta entre Estados Unidos y las autoridades de esos países solo han traído como consecuencia el incremento en el número de hectáreas cultivadas de drogas ilícitas, una obvia consecuencia del aumento de la demanda en suelo norteamericano.
Según un informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito, en 2016 Perú cultivó 43.900 hectáreas de hoja de coca, un 9% más que el año anterior; y el precio del kilo de pasta básica de cocaína se incrementó en 14%, para cerrar 2016 en 847 dólares. Igual situación vive Colombia, donde el cultivo de la hoja de coca aumentó un 18 por ciento y la producción de cocaína pura se incrementó un 37 por ciento en el 2016 en comparación con el año anterior. Es de resaltar que ambas naciones trabajan conjuntamente con la Oficina para el Control de Drogas (DEA) de los Estados Unidos.
Venezuela, país que no es productor de drogas pero que sufre las consecuencias del flagelo al servir como “puente” de exportación hacia los Estados Unidos, ha incrementado en 209,66% las incautaciones de droga, tras la salida del país de la oficina de la Administración Federal de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) en 2005, según informó recientemente el General de División Juan Pedro Grillo González, Jefe de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA)
Grillo detalló, que desde 2006 el Gobierno Bolivariano ha decomisado un total de 596.517,22 kilos de drogas en distintos procedimientos, en comparación con las 209,66 toneladas de drogas incautadas por la DEA en el periodo 1999-2004. El Jefe de la ONA resaltó que, gracias a las políticas antidrogas diseñadas por el Gobierno nacional, durante estos 12 años, se ha consolidado la lucha contra las organizaciones dedicadas al tráfico ilícito de drogas.
Igualmente, Grillo expuso que hay naciones que pretenden convertirse en hegemón y así descalificar la lucha de países soberanos e independientes, que no se pliegan a su política imperial. “Tenemos excelentes relaciones con todos los países vecinos en cuanto al tema antidrogas, porque también lo entienden como un problema multifactorial, al que hay que atacar desde todas sus aristas”, aseguró.