Venezuela por vigésima quinta vez va a elecciones, al decir de muchos; un escenario que en el marco de la democracia participativa y protagónica es de absoluta normalidad, pues, desde el año 99 no hemos parado en la realización de elecciones, sin embargo, este 6 de diciembre debe definirse el camino y el rumbo que los venezolanos y venezolanas tomaran.
En medio de las dificultades que atraviesa el pueblo venezolano, donde el enemigo imperial ha actuado descarnadamente, el ejercicio del derecho al voto se convierte en el arma mediante la cual la voz del pueblo se escuchara en todos los rincones del mundo. Con el voto cada venezolano y venezolana no sólo estará eligiendo diputadas y diputados a la Asamblea Nacional, estará diciendo que sistema de gobierno prefiere, estará definiendo el destino de Venezuela.
Las manifestaciones electorales son una emanación de los sistemas democráticos, a través de ellas gobiernos guerreristas se justifican y ejercen opresión mundial, detrás de falsos sistemas democráticos electorales se han ocultado por siglos procesos de dominación, esto se ha logrado por la manipulación del electorado inculcándole la cultura de la abstención como un mecanismo de rebeldía contra los sistemas dominantes política, económica y culturalmente.
Cuando los ciudadanos deciden no ir a votar, ellos no están decidiendo por sí mismos, sólo están expresando lo que el sistema dominante quiere, mientras que piensan que dicen: que no les importa cómo marcha el Gobierno, que el Gobierno es cosa de políticos y que ellos no son políticos. Pero la abstención realmente no dice nada, ni expresa nada, que no sea que existe una clase dominante y una clase dominada que obedece ciegamente, por lo tanto, cuando no votan, sólo se comportan de la forma que fueron programados, pero, este pensamiento que es un pensamiento inoculado culturalmente por la clase dominante, persigue que haya la menor participación posible por parte de los electores, ya que a menor participación, menores serán los cambios que se operen en el ejercicio de las políticas de gobierno. La abstención detienen los cambios sociales, políticos y culturales necesarios.
Cambiar los paradigmas electorales abstencionistas, hacia la participación masiva del cuerpo de electores es modificar de forma definitiva los modos de hacer la política, para romper las cadenas de la opresión y la dominación es necesario que el voto hable.
Cuando este 6 de diciembre vallamos a votar diremos si queremos democracia participativa y protagónica, si queremos soberanía e independencia o neocolonización. El voto hablara de forma especialmente significativa.
Muchos apuntan a una trágica abstención, la abstención fue y es usada como un mecanismo de control social de las clases dominantes, que aíslan a los ciudadanos y ciudadanas de la toma de decisiones políticas importantes, desdibujando en el imaginario colectivo del elector a las elecciones como algo sin relevancia e importancia, algo de lo que se ocupan los políticos.
La abstención es el arma invisible del imperialismo y de los políticos entreguistas para mantener su control sobre las sociedades, donde solo una pequeña porción de la población participa en los comicios electorales secuestrando el deseo de las mayorías electoras.
Este 6 de diciembre debemos romper con el sistema opresor, debemos ir a votar y dejar que nuestra voz se escuche, sólo votando lograremos enrumbar al país a un puerto seguro, sólo saliendo a votar mayoritariamente le diremos al mundo que queremos los venezolanos y las venezolanas.
Este 6 de diciembre no te quedes en casa, no permitas que otros decidan por ti, apúntate seguro, ejerce tu derecho al voto, ¡que nadie te robe la voz, ¡que nadie decida por ti!