Venezuela está dispuesta a entablar un “diálogo respetuoso, de igual a igual” con el gobierno de EE.UU., si Washington así lo considera; propuso Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, este jueves (27.02.2025) durante el acto en conmemoración de los 36 años del Caracazo (estallido social ocurrido en 1989 considerado el primer levantamiento popular contra el FMI en Latinoamérica).
Las palabras del presidente Maduro tuvieron eco. Aunque el pasado miércoles (26.02.2025) el mandatario de EE.UU., Donald Trump, había anunciado la revocación de la licencia de operaciones de Chevron en Venezuela, no obstante, este sábado (1.03.2025), la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) autorizó la renovación de la Licencia 41 que permite a la petrolera norteamericana seguir operando. Medida que se explica, entre otras razones, porque el cese de operaciones significaría una pérdida de 20 mil millones de dólares, en una inversión de cinco años.
La medida podría significar una extensión de la licencia por seis meses, teniendo vigencia hasta el 1º de septiembre de 2025.
La Licencia 41, representa un factor crucial en medio de un complejo panorama de sanciones, impuestas por Estados Unidos a Venezuela desde 2019, con el objetivo de presionar por un cambio político. Hasta la fecha suman más de 900 medidas coercitivas unilaterales que han tenido un impacto devastador en la industria petrolera del país, ocasionando el desplome de la producción petrolera y la pérdida de mercados, cuando la venta de petróleo constituye el principal generador de ingresos de Venezuela.
La producción petrolera, que alcanzó un máximo de 3,3 millones de barriles por día (bpd) en 1998, se desplomó a menos de 393.000 bpd en 2020 (cifras OPEP), lo que resultó en una drástica reducción de los ingresos por exportaciones ocasionando una grave crisis económica.
La licencia a Chevron fue otorgada en 2022 por la administración de Joe Biden bajo un esquema de “flexibilización” de las sanciones unilaterales. Dentro de lo previsto, autorizaba su renovación automática los primeros de cada mes.
En los últimos dos años, Chevron ha incrementado su participación en empresas conjuntas en territorio venezolano, impulsando la reactivación de la produccióne impulsando el comercio de crudo de la nación bolivariana.
La renovación de la Licencia 41 tiene varias implicaciones importantes: permite a Chevron extraer crudo en empresas mixtas con PDVSA (la estatal petrolera venezolana), lo que contribuye a mantener un nivel mínimo de producción.
Según informes, Chevron extrae alrededor de 120.000 barriles por día (bpd) de crudo en Venezuela, destinados exclusivamente al mercado estadounidense. Según estimaciones y proyecciones, se espera que la petrolera norteamericana alcance una producción de alrededor de 200,000 barriles por día (bpd) para 2025 en Venezuela, de mantenerse vigente la Licencia 41.
Esta relación comercial, genera divisas, aunque con limitaciones. La renovación de la licencia también se considera un indicador de las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela, ya que puede abrir un espacio para futuras negociaciones.
Chevron es la única empresa petrolera estadounidense que mantiene operaciones en Venezuela, a través de empresas conjuntas con PDVSA, lo que subraya su importancia estratégica en la región.
Antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, Venezuela era uno de los mayores proveedores de petróleo para el mercado norteamericano. No obstante, esta relación cambió drásticamente luego de la promulgación de Ley de Hidrocarburos de 2001, reformada en 2006, que marcó un punto de inflexión en la política petrolera venezolana. El objetivo principal fue reafirmar el control estatal sobre los recursos petroleros, buscando aumentar la participación del Estado en la renta petrolera y fortalecer a PDVSA. Se incrementaron las regalías que las empresas debían pagar, pasando del 16,6% al 33,3%, y se modificaron los contratos de asociación para darle al Estado mayor control.
Esta legislación fortaleció el papel de PDVSA, promoviendo la creación de empresas mixtas donde la estatal debía tener la mayoría accionaria. Además, se establecieron nuevos impuestos y contribuciones para aumentar la recaudación fiscal. En 2007, en el marco de esta ley, Chávez nacionalizó la Faja Petrolífera del Orinoco, consolidando aún más el control estatal sobre la industria.
A causa de esta ley algunas empresas petroleras abandonaron el país. ExxonMobil y ConocoPhillips iniciaron litigios internacionales, dejando a Chevron como la única gran empresa norteamericana operando en el país.
A pesar de los esfuerzos de PDVSA por reactivar la industria, las sanciones de EE. UU. siguen siendo un obstáculo formidable.
Venezuela posee una importancia geopolítica significativa en el mercado petrolero mundial debido a sus vastas reservas probadas de petróleo, las más grandes del planeta. A pesar de las dificultades en su producción actual, este potencial la convierte en un actor estratégico clave para el suministro energético global. Su ubicación geográfica, con acceso al Caribe y a importantes rutas marítimas, facilita el comercio petrolero hacia mercados esenciales en América y otros continentes.
Además, Venezuela ha ejercido influencia en la política energética regional a través de iniciativas como Petrocaribe y mantiene relaciones estratégicas con potencias emergentes como Rusia, China e India. Las dinámicas geopolíticas actuales, incluyendo las sanciones de EE. UU. y la inestabilidad en Medio Oriente, realzan la relevancia del crudo venezolano, limitando el margen de maniobra de EE. UU. y destacando su papel crucial en la estabilidad del mercado energético mundial.
La renovación de la Licencia 41 a Chevron se entiende mejor al considerar la importancia geopolítica de Venezuela en el mercado petrolero mundial. En un contexto de inestabilidad global, asegurar un flujo constante de petróleo venezolano se vuelve crucial para la estabilidad del mercado, influyendo directamente en las decisiones de Estados Unidos.
Al permitir la operación de Chevron, Estados Unidos asegura un suministro de crudo, evitando disrupciones que podrían afectar los precios y el suministro global.