“Los países cómplices de Israel protegen a los criminales de guerra, mientras persiguen a los pueblos libres y los Estados soberanos” Nicolás Maduro (VIII Cumbre de la CELAC) 2 de marzo 2004
En el marco del desarrollo del Seminario Internacional: Un nuevo holocausto en el siglo XXI, el Sionismo amenaza al Mundo. Intelectuales activistas por la paz y por la vida de varios países, nos congregamos en Caracas a reflexionar sobre los alcances y riesgos para la humanidad del Sionismo, su proyecto expansionista y su correspondencia con la política exterior de los EE. UU. y sus aliados occidentales, cuya praxis hegemónica históricamente se ha distinguido a fomentar, apoyar y sostener; focos bélicos con los cuales imponer gobiernos; apropiarse de países y sus recursos, y exterminar culturas.
Y es que, a cada crisis cíclica del modelo capitalista occidental, deviene una guerra. Así fue en el siglo XX, y con mucha más fuerza está sucediendo en este siglo, cuando la mayoría de los gobiernos del mundo están comprometidos con la paz mundial ante las agresiones imperiales con sus medidas coercitivas, ataques focales e incitación permanente al caos interno; como fórmula para posicionar gobiernos afines a sus intereses.
Una paz asumida y practicada que, con respeto a las diferencias que marca la autodeterminación de cada nación, está conformando un nuevo orden que cada día hace más presión sobre los organismos multilaterales que controla occidente so pretexto de garantizar la convivencia, mejor dicho, garantizar la subordinación de su hegemonía planetaria.
En ese sentido, partimos de la tesis que señala que, la mayoría de los países del mundo contrarios a las aspiraciones de dominación imperial de occidente, están construyendo un nuevo orden internacional sobre la base de una diplomacia comprometida con las coincidencias y los acuerdos entre las naciones, y esa acción es asumida en los medios y redes occidentales, como un ataque a los intereses hegemónicos claramente establecidos en los organismos multilaterales que controlan a su antojo.
En este marco referencial, destaca el papel que juegan las redes y medios de comunicación; un arma que coloniza las conciencias de los aletargados e intenta imponer el fake news y la posverdad para ocultar o deformar la opinión pública; y así generar desesperanza, caos y confusión. El objetivo es deformar la percepción colectiva para evitar la asunción de la conciencia social sobre los graves riesgos que corre la humanidad toda ante la tentativa de una nueva guerra mundial.
De allí que, una aproximación a los condenables actos bélicos sionistas contra el pueblo palestino, revela que dicha situación es más que una invasión a su territorio y se ubica en una estrategia clara por mantener un estado tensional en toda el Asia Occidental lo cual es correspondiente a la geopolíticos de los imperios (EE.UU, U.E, U.K) y sus pretensiones hegemónicas, las cuales están dirigidas a impedir el surgimiento tangible de un orden que ponga énfasis en el desarrollo de la independencia y autodeterminación para todas las naciones del mundo.
En ese sentido desde finales del siglo XIX, el Asia Occidental, es atacada de manera particular país a país, de cara al desarrollo de un plan que afecta en lo económico y en lo estratégico a la producción petrolera y el mercado energético que de ella se deriva, situación que como es de esperarse, perturba a los pueblos demandantes de occidente a la vez que propicia grandes fortunas para las corporaciones y sus aliados. Sin duda que dichas acciones bélicas constituyen un formato que se repite contra todos los países que no se alinean a la hegemonía occidental, con énfasis contra a aquellas naciones que resisten y avanzan en pro de su derecho a la autodeterminación.
Por ello, Palestina es más que un asunto particular entre los invasores sionistas y el pueblo que allí habita. Tampoco es una guerra religiosa, o guerra santa, entre judíos y musulmanes, por el contrario, es una guerra contra la multipolaridad y el desarrollo de la región, para lo cual el sionismo ha creado todo un entramado ideológico-religioso que distrae la atención sobre su objetivo medular de tomar control sobre toda la región del Asia Occidental.
En ese orden de ideas, en 1882 llegaron los primeros colonos judíos a Palestina. Un contingente humano dirigido por Theodor Herzl, quien lideró el movimiento sionista y diseñó el Estado judío que había de ser instalado en Palestina, Argentina o Uganda. Así, después de la celebración del Primer Congreso Sionista, en Basilea, se crea la Organización Sionista Mundial y se legitima la agresión a los habitantes de esas tierras donde históricamente han convivido judíos, cristianos y musulmanes.
Ahora bien, en el siglo XX, luego de la I Guerra Mundial, se reacomodan las potencias imperiales del mundo y se reparten el Oriente Próximo, con la promesa de una futura independencia del dominio inglés en la zona, a cambio del apoyo árabe en la guerra. Palestina queda bajo control británico y en un acto de seudo independencia en1917, mediante la Declaración de Balfour, Gran Bretaña acepta la futura creación de un hogar nacional judío en Palestina.
Por supuesto, el primer Congreso Nacional Palestino, celebrado en Jerusalén, rechaza la Declaración Balfour y solicita la independencia para Palestina. La Sociedad de Naciones (hoy ONU) confía a Gran Bretaña el mandato sobre Palestina. La administración británica impulsa una nueva ola de inmigración judía y la resistencia Palestina se pronuncia en contra de la ocupación que va a convertirse en la más larga y genocida que haya visto la humanidad.
Es importante destacar que, para los palestinos la paz es su razón de ser, y la armonía y convivencia un deber sagrado que, por convicción, las familias practican con devoción. Por ello con la llegada al poder del régimen nazi en Europa, y sus persecuciones antisemitas, la emigración masiva de judíos va ocupando cada palmo de tierra; desencadenando, en 1936, la Gran Revuelta Árabe Insurreccional que se extiende por toda Palestina.
La mayoría de las naciones no alineadas con las políticas guerreristas de occidente, señalan que el siglo XXI invita a una nueva época; a la preservación de la especie humana; la construcción de la paz y el desarrollo de multipolaridad con igualdad y respeto a todas las culturas
Sé por experiencia y vivencia, luego de haber convivido con los hermanos palestinos, durante mi estadía como jefe de misión ante el Estado de Israel (cerrada por el comandante presidente Chávez en nombre de la paz), que el dolor que se vive a diario en esas tierras, es casi imposible sacarlo del alma, pues el nivel de crueldad del asesino sionista y su estado confesional, sólo puede ser superado por el infierno más macabro y sus representaciones diabólicas. Allí se concentra la maldad más elaborada del capitalismo; se asesina a mujeres, niños y hombres desarmados como quien patea piedras en el camino; se impone como normal el fascismo criminal y se acude a la falacia de presentar al agresor sionista como víctima; cuando a decir de los hechos es un asesino de pueblos.
Nos duele Palestina porque no somos indiferentes a la crueldad que ese pueblo ha sufrido. De allí nuestro repudio al sionismo. No negamos al pueblo israelí. Pero repudiamos con todas nuestras fuerzas los actos criminales de sus gobiernos contra la humanidad.
Ahora bien, al revisar el accionar bélico de occidente sobre el Asia Occidental y el Magreb y observar sus consecuencias para occidente, no cabe duda que los únicos favorecidos han sido las grandes corporaciones que controlan las economías de USA, U.E y R.U.
De allí que la guerra sionista contra Palestina, dentro la geopolítica imperial, es parte de un entramado que mantiene focos de conflicto en casi todos los continentes. En este siglo en particular, según Joaquín Domínguez, “…la mayoría de estos conflictos se han dado en Oriente Próximo, en una época que ha estado marcada por la guerra de Afganistán desde el año 2001 con la invasión de Estados Unidos; la guerra de Irak a partir de 2003 con una nueva invasión norteamericana; y todas las consecuencias derivadas de estos hechos, como el surgimiento de grupos armados como Dáesh ”. (https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/las-mayores-guerras-en-el-siglo-xxi/).
El mismo autor, destaca que en el África subsahariana sigue habiendo conflictos latentes. El de Kivu, en la República Democrática del Congo, es otra de tantas guerras que afectan a uno de los países más grandes y con más recursos del continente. En la zona saheliana encontramos también el de Boko Haram, que desde el año 2009 ha afectado al norte de Nigeria y parte de Chad.
Ahora bien, la mayoría de las naciones no alineadas con las políticas guerreristas de occidente, señalan que el siglo XXI invita a una nueva época; a la preservación de la especie humana; la construcción de la paz y el desarrollo de multipolaridad con igualdad y respeto a todas las culturas. Y ese es el debate; situación que nos lleva a transitar por un tiempo histórico donde se deconstruye el viejo orden colonial que no termina de morir y con la fuerza de los pueblos se construyen nuevos relacionamientos entre las naciones comprometidas con la Paz.
Sin menoscabo de lo anterior, es menester decir que este es el tiempo del internacionalismo activo y comprometido con la Paz Combativa; una paz que es subversiva para el viejo orden internacional.
Y es que el sistema mundo está en pleno ejercicio de una nueva diplomacia entre las naciones, que, para resistir las embestidas occidentales, sin afectación de sus diferencias, políticas, religiosas y culturales, han hallado coincidencia en la conformación de nuevos bloques no hegemónicos; cuya fortaleza cada día es mayor.
En ese orden de ideas, Irán ha restablecido relaciones diplomáticas con Arabia Saudita; Siria se apoya con Irán en lo estratégico militar ante los continuados ataques propinados por Israel y la guerra interna que vive dicha nación; la resistencia en el Líbano hace lo propio en su frontera sur; Irak va recuperando su Estado; mientras en Yemen se desarrolla un conflicto con implicaciones directas sobre el transito marítimo en el mar Rojo y el Golfo de Adén.
Ahora bien, es importante destacar que, en el sistema mundo las fuerzas anti hegemónicas constituidas por China, Rusia, India, Turkiye, Sur África, y la América progresista latino caribeña; impulsan con fuerza la praxis de la multipolaridad, independencia y autodeterminación de cada nación; desarrollando una política exterior que asume la búsqueda permanente de la paz, como estrategia para el logro de un nuevo orden internacional, que equilibre los pesos y contrapesos en los organismos multilaterales.
Sin lugar a dudas, para el sionismo, es decir para el imperialismo que dicha ideología expresa, los enemigos son los árabes y persas, de allí que ataque a Palestina, Siria, Líbano, Irán, a la vez que se distancia de Arabia Saudita y Catar. Su estrategia es continuar el estado tensional en la región, hasta llegar a controlarla.
Afortunadamente, cada día, son más los pueblos del mundo que protestan ante sus gobiernos en pro del cese de las guerras en esa región, así como son más los gobiernos que abogan ante los órganos multilaterales por la paz.
De allí que, los revolucionarios no nos cansaremos de luchar por una humana–humanidad, y en ese orden, nuestras acciones son y serán, por la paz y por la vida. No daremos descanso a nuestros brazos, ni reposo a nuestras almas, hasta ver liberada a Palestina y a todos los pueblos del mundo que sufren los embates de los supremacistas, xenófobos y racistas, que emulan o asumen al sionismo israelí, como guía de sus malévolas acciones criminales.
El siglo XXI nos exige luchar para alcanzar los equilibrios que demanda un mundo multipolar, multiétnico y pluricultural. En consecuencia, rechazamos el injerencismo imperialista, la supremacía auto predestinada, el desprecio al otro por distinto y a la arrogancia que impone la primitiva concepción de la preeminencia de los más aptos que se expresa en las sociedades capitalistas occidentales mandatadas por EE.UU., U.E y Reino Unido como dogma de dominación.
¡Ya basta Israel!, es hora de desmontar el Sionismo y liberar a Palestina del odio infundado. Este es el tiempo exacto para asumir que Palestina Somos todos y todos queremos la Paz, que no negamos los derechos de los israelíes, pero luchamos contra los actos criminales de quienes los gobiernan.