Febrero de 2015. El presidente Nicolás Maduro, desde el Palacio de Miraflores, denuncia una oscura estrategia imperial para poner fin al acuerdo de cooperación energética Petrocaribe. La semana anterior el entonces vicepresidente de los Estados Unidos Joe Biden, en una reunión privada con representantes de naciones caribeñas, aseguró que el gobierno de Maduro caería en poco tiempo.
“Lo que hizo el vicepresidente Joe Biden no tiene nombre el 26 de enero a las 10:33 de la mañana en Washington”, detalló el primer mandatario venezolano. Biden “se reunió con los gobiernos del Caribe y a todos les dijo que el Gobierno de Venezuela iba a ser derrocado, que iba a caer. Lo dijo Biden, que Petrocaribe iba a desaparecer, que era el momento que dejaran sola a Venezuela”, reveló. No obstante, aclaró que“Petrocaribe va para adelante, es una zona humana, una zona social en construcción, una gran zona de integración y unión”.
De Biden a Tillerson
«Ya sea en Ucrania o en el Caribe, ningún país debería poder usar sus recursos naturales como método de coerción», dijo el entonces vicepresidente Biden durante la conferencia a la cual asistieron representes de varios países afiliados a Petrocarribe, en donde también se encontraban funcionarios de la Unión Europea, el Banco Mundial, la Organización de Estados Americanos y el Fondo Monetario Internacional. «El mayor obstáculo que podría quitárseles a ustedes ahora, a nivel económico, es el costo de la energía y la dependencia que aún mantienen de proveedores únicos», les dijo a los presentes.
Estaba claro que se perseguía eliminar la positiva influencia venezolana sobre el Caribe, según declaró a la BBC de Londres Jason Marczak, analista de temas latinoamericanos del Atlantic Council: «La cumbre no fue organizada para que fuera vista como antivenezolana, pero sí se organizó porque los países dependen de Petrocaribe, Petrocaribe está en sus últimas y el fin de Petrocaribe sin ninguna alternativa es una amenaza real de seguridad nacional para Estados Unidos».
«Algunos países caribeños tienen apenas petróleo para unas semanas y si dejan de recibir envíos a través de Petrocaribe, esto podría llevar a una crisis económica severa, que podría desatar una crisis migratoria y otros tipos de desafíos reales cerca de nuestras costas», agregó.
Sin embargo, la propuesta Biden se quedó en el papel y Petrocaribe siguió su camino hasta que en su gira injerencista el encargado de la “diplomacia” norteamericana Rex Tillerson destacó que un eventual embargo petrolero a Venezuela «perjudicaría al ya agobiado pueblo venezolano, a las empresas estadounidenses y a las naciones del Caribe que dependen de él». de donde se pone en evidencia la intención del que anteriormente fuera jefe máximo de la corporación petrolera Exxon Mobil de cortar el suministro de Venezuela hacia Petrocaribe.
En esta misma línea, Tillerson afirmó que «tuvo una discusión amplia con el primer ministro de Jamaica para promover una mayor independencia energética del Caribe, a partir de desarrollar los recursos que tienen, y compartir la abundancia de los que disfruta América del Norte».
El verdadero objetivo
Ernesto Cazal, en un texto publicado en Misión Verdad explica que “la influencia de las compañías energéticas en el gobierno estadounidense no sólo se traslada a grandes puestos gubernamentales para magnates del petróleo, sino también en reformas fiscales y en una estrategia energética privada que es sumamente importante para la élite militar de EEUU. No sólo se trata de tomar recursos en zonas estratégicas del Caribe y la boca norte de América Latina, lo que hace a Venezuela un enemigo geoestratégico para los intereses de EEUU. La destrucción del Estado-nación para sustituirlo por un gobierno multicorporativo es el objetivo principal de los agentes de la intervención. Ese es el mayor de los negocios”.
Así, los grandes beneficiados de un supuesto fin de Petrocaribe serían las corporaciones petroleras norteamericanas, que tendrían de nuevo un mercado para sus estrategias especulativas.
Estrategia solidaria
Petrocaribe es un Acuerdo de Cooperación Energética solidario propuesto por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, con el fin de resolver las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos, por la vía de un nuevo esquema de intercambio favorable, equitativo y justo entre los países de la región caribeña, la mayoría de ellos sin el control estatal del suministro de los recursos.
Está concebido como un organismo multilateral capaz de asegurar la coordinación y articulación de las políticas de energía, incluyendo petróleo y sus derivados, gas, electricidad, uso eficiente de la misma, cooperación tecnológica, capacitación, desarrollo de infraestructura energética, así como el aprovechamiento de fuentes alternas, tales como la energía eólica, solar y otras.
Esta organización nació el 29 de junio de 2005 durante el mandato del presidente Hugo Chávez, tras el Acuerdo de Cooperación Energética suscrito por 14 países del Caribe durante el Primer Encuentro Energético de Jefes de Estado y/ o de Gobierno del Caribe sobre Petrocaribe, celebrado en Puerto La Cruz. El 6 de septiembre de 2005, se desarrolló la II Cumbre de Jefes de Estado y/o de Gobierno del Caribe sobre Petrocaribe, en la ciudad de Montego Bay, Jamaica. En el año 2007, Caracas es sede de la III Cumbre Petrocaribe.
Propuesta de integración
Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela firmaron el acuerdo multilateral Petrocaribe cuyo objetivo es contribuir con la transformación de las sociedades latinoamericanas y caribeñas.
En el ámbito operativo, el Acuerdo de Cooperación Energética Petrocaribe es mucho más que un contrato de suministro de hidrocarburos para los países del Caribe, constituye una iniciativa política destinada a brindar facilidades tanto financieras como estructurales que garanticen el suministro directo hacia los países del área, donde el mercado de los hidrocarburos se ve afectado por la intermediación y la especulación.
Petrocaribe propone una escala de financiamiento del 40% de la factura petrolera, tomando como referencia el precio de los hidrocarburos. Igualmente extiende el período de gracia para el financiamiento de uno a dos años y prevé una extensión del período de pago de 17 a 25 años, reduciendo el interés al 1%, si el precio del petróleo supera los 40 dólares por barril. El pago a corto plazo del 60% de la factura se extiende de 30 a 90 días. Con base en los principios solidarios de este acuerdo, la República Bolivariana de Venezuela está dispuesta a aceptar que parte del pago diferenciado de la factura se realice con bienes y servicios.