Ya no se puede ocultar, inclusive Occidente está tratando de darle una salida decorosa a la realidad, porque es incuestionable la victoria rusa en su guerra contra la OTAN. La situación de Volodímir Zelenski es cada vez más complicada. El respaldo que en un momento logró de la comunidad internacional, o, mejor dicho, de lo que Putin llama el Occidente Colectivo, se va desvaneciendo.
El conflicto de la OTAN contra Rusia, en suelo ucraniano, constituye una gran derrota para Occidente.
Los aciertos de Moscú se complementan con los errores, de todo tipo, de sus adversarios. Rusia avizoraba un conflicto de estas características desde el mismo 2014, por eso fue fortaleciendo sus capacidades militares, de inteligencia y económicas, no olvidemos que junto con China e India, fueron quienes más oro compraron en ese lapso. Rusia fortaleció, además, su frente diplomático.
Mientras eso ocurría con los euroasiáticos, el Occidente Colectivo, sobre todo Europa, disminuía sus capacidades, esencialmente, por la pérdida de autonomía a la que sus líderes: la burocracia de la Unión Europea, los sometió.
Todo esto ha hecho que la llamada unidad del Viejo Continente se vea mermada. La reciente filtración de una grabación de militares alemanes conspirando contra Rusia, tuvo un efecto muy negativo.
El diario “Político” presentó hace unos días una visión muy interesante del tema, recalcando que Rusia sin envenenar ni asesinar a una sola persona, sembró la división entre sus enemigos.
El diario publicó un artículo titulado “La magistral operación de inteligencia de Putin dejó a Scholz mal parado”; expresando que con esta acción Moscú desacreditó al canciller de Alemania, Olaf Scholz, e «impidió que Ucrania obtenga un arma clave».
El medio cita a Roderich Kiesewetter, diputado de la Unión Demócrata Cristiana, señalando que «Scholz se convierte cada vez más en una amenaza para la seguridad de Europa».
Para entrar en contexto, recordemos que el 1 de marzo, Margarita Simonián, del equipo de Sputnik, hizo pública una conversación de altos mandos de la Bundeswehr, las fuerzas armadas alemanas, que debatían sobre un posible ataque al puente de Crimea con misiles Taurus.
Durante la charla estudiaban minuciosamente un probable suministro de proyectiles a Kiev, precisando que de ser enviados estarían listos para usarse en ocho meses.
También se les escucha debatir como facilitar a Ucrania coordenadas de objetivos rusos. Además, hablaban de pedirle asistencia al Reino Unido; para coordinar ataques con misiles contra intereses rusos.
Por esos días, el canciller alemán, Olaf Scholz, manifestó su oposición al envío de misiles de crucero Taurus a Ucrania, temiendo que su país se vea arrastrado al conflicto.
«Me sorprende que a algunas personas ni siquiera les importe, que ni siquiera piensen en el hecho de que, en cierta medida, esto podría conducir a la participación en una guerra debido a lo que estamos haciendo», expresó el canciller.
Recordemos que el canciller había señalado anteriormente que su país no facilitaría tanques Leopard 2 a Ucrania, tiempo después Alemania confirmó que daría a Ucrania 14 tanques Leopard 2.También recordemos que esos tanques han sido humillantemente inutilizados por las fuerzas rusas.
Pero volviendo a lo publicado, unos hablan de filtración por parte de algunos militares germanos que no están de acuerdo en involucrar a su país en una confrontación directa contra Rusia; otros hablan de que la inteligencia rusa infiltró las fuerzas militares alemanas e hizo pública la conversación para neutralizar la iniciativa de aquellos militares.
También para poner en evidencia el doble discurso de Occidente por culpar a Rusia de la guerra, pero que internamente hablan de destruir objetivos rusos. Claro, también existe la posibilidad que Scholz sea sincero en su afán de evitar un choque frontal con Rusia, pero que no controle el estamento militar.
La revelación provocó rechazo en los líderes europeos, todos se deslindaron. Reitero, nadie quiere una pelea directa con Rusia, sobre todo, viendo que su poderío militar es superior al de ellos.
Muy mal quedó Alemania con la filtración, tan es así que el ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, intentó justificar el tema diciendo que “la razón por la que fue posible grabar la conversación de los oficiales de la Fuerza Aérea fue un error individual del usuario. No todos los participantes siguieron el procedimiento de conexión segura. Según los datos disponibles, la filtración de información le ocurrió a un participante que se encontraba en Singapur».
Según explicó, la conexión se produjo a través de una red pública, pero no ha habido intrusión a los sistemas de comunicación internos de la Bundeswehr , «no se vieron comprometidos», acotó.
Pistorius informó que la conversación filtrada se llevó a cabo a través de la versión especial de la plataforma WebEx, certificada por el Ministerio de Defensa alemán para comunicaciones confidenciales, y cuyos servidores están ubicados en Alemania.
Indicó que los participantes de la llamada se someterían a una inspección disciplinaria, pero no habrá «consecuencias personales para ellos».
Pero esa puesta en evidencia de Alemania fue comentada por el canciller de Rusia, Serguei Lavrov.
«La situación indica claramente que el bando de la guerra en Europa sigue siendo muy fuerte (…) Las últimas declaraciones tanto de Macron como de Austin y la conversación de los generales alemanes indican que el bando de la guerra no quiere cambiar su rumbo de ninguna manera para infligir una derrota estratégica a Rusia en el campo de batalla», expresó en el Foro de Antalya.
«Esto es tanto una revelación en el ámbito militar como en el político lo fue la admisión por parte de [la excanciller alemana Angela] Merkel, [el expresidente francés Francois] Hollande y [el expresidente ucraniano Petro] Poroshenko de que nadie iba a aplicar los acuerdos de Minsk», añadió el canciller.
Esto se relaciona, (ya no es novedad, ya no puede ocultarse, inclusive Occidente está tratando de darle una salida decorosa a la realidad), con que todos los expertos en temas militares hablan de la victoria rusa en su guerra contra la OTAN.
La superioridad militar rusa, ya lo señalamos anteriormente, es incuestionable. Igual su estrategia y aplicación de sus planes.
Pese a ello, el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, dijo que Rusia seguirá mejorando sus Fuerzas Armadas buscando estar siempre prestos ante las nuevas amenazas en el ámbito de la seguridad militar.
«Seguiremos perfeccionando la composición y estructura de las Fuerzas Armadas acorde a las amenazas que vayan emergiendo para la seguridad militar de Rusia».
En cuanto al avance de la operación militar especial en Ucrania, expresó que “después de que combatientes ucranianos huyeron del nudo de defensa de Avdéyevka, el grupo de tropas rusas no les dejó afianzarse en la línea de Petróvskoye-Lastochkino-Sévernoye y sigue empujando al enemigo en dirección oeste«.
No olvidemos que Occidente dio mucha importancia a la resistencia en esa zona, y hoy que Rusia la controló intentan demeritar su valor estratégico.
En todo este panorama, la situación de Volodímir Zelenski es cada vez más complicada. El respaldo que en un momento logró de la comunidad internacional, o, mejor dicho, de lo que Putin llama el Occidente Colectivo, se va desvaneciendo.
No sólo eso, a nivel interno también afronta un fuerte cuestionamiento desde el punto de visto político y militar.
Hace un tiempo escribimos que, en determinado momento, cuando vean que ya no es funcional a sus intereses, los poderes fácticos podrían tomar medidas extremas contra el mandatario ucraniano.
Similar hipótesis maneja Stephen Bryen, en su portal especializado Weapons & Strategy, incluso cita a un exfuncionario del Pentágono; quien habla de que podría ser ‘rescatado’ por Estados Unidos y la OTAN, como en su momento la Alemania nazi intentó hacer con Benito Mussolini.
«Nadie puede decir cuánto tiempo podrá aguantar el Gobierno de Zelenski en Kiev. Con el constante avance militar ruso y la creciente agitación interna, la negativa a celebrar elecciones, el encarcelamiento de personas contrarias a Zelenski y una serie de medidas impopulares, el control del poder por parte de Zelenski está entrando en la zona de la desesperación», dice Bryen.
Desde su óptica, la situación de seguridad de Zelenski «podría quedar rápidamente bajo una sombra terminal, lo cual haría que Washington intente rescatarlo y alejarlo de las líneas rusas que avanzan cada día más…Este fragmento de la historia de la Segunda Guerra Mundial bien podría servir de modelo para los planes del Pentágono de rescatar a Zelenski en caso de que se derrumbe su Gobierno en Kiev».
Bryen asevera que la declaración del presidente francés Emmanuel Macron de enviar tropas de la OTAN a Ucrania, fue influenciada por Estados Unidos.
Tiene lógica. Podrían haber usado, una vez más, al mandatario galo como un globo de ensayo para medir la reacción de otros gobiernos y de la opinión pública a semejante iniciativa.
Y, claro, se produjo lo que era predecible, un gran rechazo a esa iniciativa, Macron quedó aislado con su propuesta.
Pero volviendo al tema Zelenski, el autor cree que «no hay muchas buenas opciones para la OTAN ni para Washington. Biden no puede permitirse otra debacle como en Afganistán, pero [otra debacle] se está acercando rápidamente en su dirección gracias a las victorias militares rusas y al desmoronamiento de las defensas de Ucrania«.
Pero en esta guerra hay quienes ganan y quienes pierden. Sabemos bien que la idea de los señores de la guerra en Occidente es que hasta el último ucraniano pelee contra Rusia. Hay fines geopolíticos de fondo en ello, pero también, como siempre ocurre con Washington, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, hay fines económicos, de lucro con la muerte.
Ya hablamos en números anteriores de cómo la saliente subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, afirmó que la mayor parte del dinero entregado a Kiev se queda en Estados Unidos, beneficiando con puestos de trabajo a 40 estados.
Luego de que esa declaración provocara molestia en los europeos, que tienen el conflicto en su continente, que se ven presionados para un gasto militar difícil de afrontar en estos momentos, surge otro funcionario norteamericano y dice que la guerra en Ucrania es buena para la industria y la economía de EE.UU.
Quien eso dijo, el martes 5 de marzo, fue el secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, durante una reunión del Consejo de Competencia de la Casa Blanca. Por cierto, en esa reunión también se encontraba Joe Biden.
Austin recalcó que la ayuda militar estadounidense a Kiev también «amplió las instalaciones y creó puestos de trabajo para los estadounidenses…Las armas que hemos enviado a Ucrania para ayudar a defenderse están fabricadas en Estados Unidos por trabajadores estadounidenses de todo el país: desde Texas, a Ohio, a Arizona«.
“Está claro, está demostrado, que China no está a favor de la guerra. […] En su política exterior, China siempre ha pretendido una estabilidad planetaria, colaborar para que el mundo sea un lugar más pacífico, para que haya competencia económica, pero nada más, que no trascienda, ni a lo político, ni a lo militar”,
Héctor Lerín
Enfatizó que el conflicto en Ucrania ha puesto de relieve que necesitan «urgentemente ampliar nuestras propias capacidades de producción y coordinarnos aún más estrechamente con nuestros socios y aliados».
Por eso, y ya con una sinceridad antes escondida, pidió a los legisladores adoptar un paquete de seguridad nacional que asignaría 60.000 millones de dólares al régimen de Kiev, frenado en el Congreso debido a la oposición de los republicanos, ya que «estas iniciativas promoverán la competencia y revitalizarán nuestra base industrial de defensa para mantener a Estados Unidos seguro en el siglo XXI«.
Pero en todo este mosaico global que nos presenta el conflicto surge otra arista, perjudicial para Europa Occidental, y es que, según difundió la agencia AFP, el bloque comunitario no tiene, ni capacidades suficientes, ni componentes clave para la fabricación de armamento y municiones.
Thierry Breton, comisionado de Mercado Interno de la Unión Europea, manifestó que Europa también tiene dificultades para obtener las materias primas para producir pólvora, ya que para su fabricación «se necesita un tipo específico de algodón que en su mayor parte proviene de China…Los envíos de este algodón procedente de China se detuvieron hace unos meses como por casualidad«.
Es interesante lo que dice el ex diplomático y profesor de la UNAM, Héctor Lerín, al respecto:
“Está claro, está demostrado, que China no está a favor de la guerra. […] En su política exterior, China siempre ha pretendido una estabilidad planetaria, colaborar para que el mundo sea un lugar más pacífico, para que haya competencia económica, pero nada más, que no trascienda, ni a lo político, ni a lo militar”, dijo.
Pero advierte, además, que «China pudiera tener más armas económicas de las que uno puede suponer. […] Vemos aquí que la situación económica se mezcla con la situación política y la geopolítica. […] En algún momento [autoridades europeas] declararon a China como una potencia rival y esto es verdaderamente inaudito, cuando en muchas situaciones de carácter económico dependen de China».
Claro, allí debemos recordar, siempre, la sumisión extrema de los dirigentes, de las élites en Europa, hacia Estados Unidos.
La historia juzgará a la actual dirigencia política europea cuando dentro de poco se vean los estragos que su entreguismo le causa a los ciudadanos comunes y corrientes.