América Latina debe ponerse las pilas porque la geopolítica mundial se está moviendo aceleradamente y aquí están los recursos para sostener ese bloque multipolar en reacomodo
La lógica del mundo actual va dejando atrás toda la estructura del orden internacional basado en reglas que se construyó a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial.
En tal sentido, y en nuestro último artículo del año 2024, afirmamos lo siguiente:
«… Seguramente los próximos meses y una aproximación más racional al tema terminará con la presencia formal de una Venezuela que ya forma parte ineludible de este bloque multipolar.
2025 traerá retos complejos de un mundo ya no unipolar, siendo la victoria de Donald Trump en EE.UU. apenas un punto más en la dialéctica de un mundo en reacomodo de poderes.
Asuntos como el de Ucrania resultarán desafiantes en este proceso de reacomodo, considerando que aquí está la confrontación directa entre dos factores hegemónicos como Rusia y EE.UU. bajo el manto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Este conflicto y su devenir será clave para el termómetro real del momento geopolítico.
Lo mismo sucede con la pretensión estadounidense de poner freno a la propuesta civilizatoria de la República Popular China que en la forma de la construcción de un mundo de desarrollo compartido, el diálogo de civilizaciones y una franja y ruta en pleno ascenso viene agarrando las tiendas del liderazgo mundial a paso sostenido, teniendo sin duda América Latina un rol de primer orden en este proceso».
Es claro que poco a poco las piezas de ajedrez se van moviendo en torno a la configuración de los tres grandes poderes mundiales que ya de manera inevitable existen, pugnan con fuerza y tienen desafíos complejos en toda la aldea global, estamos hablando de Rusia, China y EE.UU.
Una de estas piezas esenciales, más allá de todo cuánto se está desestabilizando con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, tiene que ver con la derrota del occidente colectivo en la guerra que provocaron en Europa del Este bajo el pretexto que, con ello, evitarían la actual multipolaridad que no es cuento ya, sino mera realidad.
En este contexto por supuesto Trump mueve las piezas para presentarse como un factor de fuerza, a pesar que uno de los derrotados de esta guerra es precisamente EE.UU., y lo hace a sabiendas de que a partir de aquí seguirá avanzando un tablero global que tiene toda una gama de temas, incluso muchos de ellos abordados en su llamada telefónica con el presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin.
Al respecto, Trump afirmó en su mensaje correspondiente en su red social, lo siguiente: «Acabo de mantener una larga y muy productiva conversación telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin. Hablamos de Ucrania, Oriente Medio, energía, inteligencia artificial, el poder del dólar y otros temas. Ambos reflexionamos sobre la gran historia de nuestras naciones y el hecho de que luchamos juntos con tanto éxito en la Segunda Guerra Mundial, recordando que Rusia perdió decenas de millones de personas y nosotros también perdimos a muchas otras. Hablamos de las fortalezas de nuestras respectivas naciones y del gran beneficio que algún día obtendremos al trabajar juntos. Pero primero, como acordamos los dos, queremos detener los millones de muertes que se están produciendo en la guerra con Rusia/Ucrania. El presidente Putin incluso utilizó mi lema de campaña, que es muy fuerte: «SENTIDO COMÚN». Ambos creemos firmemente en él. Acordamos trabajar juntos, muy de cerca, incluso visitando las naciones de cada uno. También acordamos que nuestros respectivos equipos inicien las negociaciones de inmediato y comenzaremos Ilamando al presidente Zelenskyy, de Ucrania, para informarle de la conversación, algo que haré ahora mismo. He pedido al Secretario de Estado, Marco Rubio, al Director de la CIA John Ratcliffe, al Asesor de Seguridad Nacional, Michael Waltz y al Embajador y Enviado Especial, Steve Witkoff, que dirijan las negociaciones, que, estoy convencido, serán un éxito. Millones de personas han muerto en una guerra que no habría sucedido si yo fuera presidente, pero sucedió, por lo que debe terminar. ¡No se deben perder más vidas! Quiero agradecer al presidente Putin por su tiempo y esfuerzo con respecto a este llamado, y por la liberación, ayer, de Marc Fogel, un hombre maravilloso al que saludė personalmente anoche en la Casa Blanca. ¡Creo que este esfuerzo conducirá a una conclusión exitosa, espero que pronto!»
Observado esto no hay duda de que por el tema Ucrania pasa el resto de los asuntos donde el nuevo gobierno de EE.UU. está moviendo fichas, siendo el más significativo el cierre de la USAID por parte de la llamada DOGE creada para Elon Musk para promover mayor eficiencia en las agencias institucionales de ese país.
En esa arista específica, se observa el rompimiento de la actual administración con toda la visión globalista que creó el conflicto en Ucrania y trató de imponer al mundo las llamadas agendas Woke y Verde, todas ellas volando por los cielos ante las investigaciones que apenas comienzan. Dentro de los propósitos de este desmonte, más allá de que, posiblemente, lo que venga sea tan o más injerencista que su agencia predecesora, deja claro que hay una nueva etapa absolutamente imposible de soslayar.
En esa etapa, la República Bolivariana de Venezuela juega un papel importante de liderazgo regional, por su condición de ser factor de armonía en la ecuación energética mundial, por tener una relación política de alto nivel con los líderes de ese bloque multipolar (China, Rusia, India); y por tener ahora una línea de conversación práctica con una administración Trump que debe comprender que cualquier ataque o desestabilización a nuestro país es un tiro en el pie, tal como bastante se le afirmó a la recién salida administración demócrata.
La única preocupación al momento es una América Latina totalmente fragmentada sin poder articular una posición de consenso, más allá incluso de sus gobiernos, lo cual tiene ejemplos vergonzosos como el de un Javier Milei de rodillas en Washington mientras le imponen un arancel del 25% al aluminio y acero de Argentina.
América Latina debe ponerse las pilas porque la geopolítica mundial se está moviendo aceleradamente y aquí están los recursos para sostener ese bloque multipolar en reacomodo.
Lo demás son ilusiones.