Naciones Unidas ya no parece ser el lugar donde ir a dirimir las soluciones a los grandes conflictos mundiales
En la lógica actual de la realidad política, las vanguardias pensantes y operadores de quienes forman parte del intento desesperado de mantener el modelo de dominación de pensamiento único liberal y de hegemonía mundial unilateral, han encontrado en Naciones Unidas un lugar placentero donde recalar, regodearse, discursear y maniobrar sin casi posibilidad de alteraciones en su agenda.
Por supuesto que Naciones Unidas poco o nada ha hecho para transformarse a los nuevos tiempos, siendo más bien el reducto instrumentado para posicionar las determinaciones de la élite de poder estadounidense como prioridades de agenda, con suficiente barniz de palabras para afirmar indignación es convenientes sobre temas de la agenda mundial.
Puede ser lo anterior una primera aproximación a la reciente 79° Asamblea General de Naciones Unidas que ha pasado con la suficiente dosis de poca pena y ninguna gloria como para afirmar que el trabajo de conversión de esta instancia en una nueva Sociedad de Naciones, creada a luego de la Primera Guerra Mundial y absolutamente fracasada para evitar la Segunda, está más que logrado.
Y es que ya a estas alturas resulta ingenuo pensar que la inacción o incompetencia, o ausencia de voluntad política por parte de Naciones Unidas, para asumir con firmeza una agenda de abordaje concreto de los desafiantes problemas de una sociedad internacional basada en reglas totalmente destruida, es simple consecuencia de su estructura.
Con meridiana claridad Hugo Chávez lo afirmó en su célebre discurso del 20 de septiembre de 2006 denunciando el recetario del diablo, oliente a azufre, como la evidencia desesperada de la pretensión de imponer al mundo entero el modelo de dominación que a garrote y zanahoria impusieron en América Latina y que agarró fuerza de alternativa con la llegada de la Revolución Bolivariana al poder en 1999.
Recordemos algunos fragmentos de ese mensaje: «Es decir, el imperialismo norteamericano —y aquí lo dice Chomsky con una claridad meridiana y profunda— está haciendo desesperados esfuerzos por consolidar su sistema hegemónico de dominación. Nosotros no podemos permitir que eso ocurra, no podemos permitir que se instale la dictadura mundial; que se consolide, pues, que se consolide la dictadura mundial.
El discurso del Presidente-tirano mundial, lleno de cinismo, lleno de hipocresía, es la hipocresía imperial, el intento de controlar todo. Ellos quieren imponernos el modelo democrático como lo conciben: la falsa democracia de las élites. Y además un modelo democrático muy original: ¡impuesto a bombazos, a bombardeos y a punta de invasiones y de cañonazos! ¡Vaya qué democracia! Habría que revisar las tesis de Aristóteles, ¿no? Y de los primeros que hablaron por allá en Grecia, de la democracia, a ver qué modelo de democracia es ése, el que se impone a punta de marines, de invasiones, de agresiones y de bombas.
(…) Más allá de todo esto, señora Presidenta, creo que hay razones para que seamos optimistas, irrenunciablemente optimistas, diría un poeta, porque más allá de las amenazas, de las bombas, de las guerras, de las agresiones, de la guerra preventiva, de la destrucción de pueblos enteros, uno puede apreciar que se está levantando una nueva era, como canta Silvio Rodríguez: “La era está pariendo un corazón”. Se levantan corrientes alternativas, pensamientos alternativos, movimientos alternativos, juventudes con pensamiento distinto; se demostró ya en apenas una década que era totalmente falsa la tesis del fin de la historia, totalmente falsa la tesis de la instauración del imperio americano, de la pax americana, la instauración del modelo capitalista, neoliberal que lo que genera es miseria y pobreza, es totalmente falsa la tesis, se vino abajo, ahora hay que definir el futuro del mundo. Hay un amanecer en el planeta y se ve por todas partes, por América Latina, por Asia, por África, por Europa, por Oceanía.»
La claridad de un mensaje emitido hace 18 años, hoy se ha vuelto realidad en varias vertientes, pero la primera de ellas es que Naciones Unidas ya no parece ser el lugar donde ir a dirimir las soluciones a los grandes conflictos mundiales, más allá del mérito que tienen esfuerzos de países o grupos de países como los amigos de la Carta de Naciones Unidas, el ALBA TCP, u otras instancias que intentan avanzar para que el parto de una ineludible nueva era sea lo menos doloroso posible.
Con dos dedos de frente nadie puede negar el intento de utilizar la mano militar y la violación de toda regla existente del derecho internacional para mantener la hegemonía del llamado «occidente colectivo», así como nadie puede negar la instrumentación de instancias de Naciones Unidas convertidas en espacio donde el poderío estadounidense pretende imponerse con sus propias reglas e «inclinando la cancha» a su favor, pretendiendo que nadie vea semejante aberración.
Sin embargo, tampoco se podrá negar que ya existe un bloque multipolar, presagiado por el Comandante Hugo Chávez, que tiene vida, late y pisa fuerte como alternativa no sólo económica sino de relacionamiento internacional y de construcción de una vida en este planeta donde el desarrollo compartido y no la explotación de los pueblos sea el sello.
El Grupo de los BRICS +, cuyo Producto Interno Bruto ya lo hace superior al otrora todo poderoso G7, ya se erige como alternativa de peso específico con la solicitud de hasta 36 países que desean estar en ese grupo, más cuando se discute la irrupción de modelos de pago, de instituciones financieras y de relacionamiento comercial al margen de las manoseadas reglas económicas, hoy hechas trizas por la infames y genocidas medidas coercitivas unilaterales.
A lo anterior podemos añadir que, fruto de sus propios errores estratégicos y tácticos, y de situaciones al menos sobre venidas, ese occidente colectivo posee una crisis difícil de saldar, y que pretenden solapar con las cañoneras y frentes de conflicto al rojo vivo para tratar de frenar al bloque multipolar que avanza sin alteraciones significativas.
La crisis generada por la Pandemia COVID19, con su asociado estancamiento económico – financiero, acompañada de la demencial acción de construir un escenario de guerra en Europa del Este, que ya lleva tres años y nos intenta arrastrar a indeseados abismos nucleares, lejos de fortalecer al hegemón unilateral y sus cómplices ha venido a confirmar el trasvase hegemónico por el cual el mundo está absolutamente convulsionado y en pugna geopolítica total.
Recordando una afirmación del escritor e intelectual argentino, Atilio Borón: “…Tras la pandemia, nos encontramos ante una crisis económica sin precedentes en los últimos 200 años. Este escenario pone en duda la capacidad del capitalismo para recuperarse y adaptarse, abriendo la puerta a un posible «post-capitalismo».
Si bien el sistema capitalista ha demostrado una notable capacidad de reinvención a lo largo de la historia, la financiarización de la economía y el desacople entre la especulación financiera y la producción real han creado una situación crítica.»
Todo este contexto, culminando con hasta cuatro frentes de tensión de baja, mediana o alta frecuencia, presenta el panorama de unas Naciones Unidas llenas de discursos vacíos y maniobras para sostener el esquema de dominación mundial denunciado por Hugo Chávez hace 18 años.
Por ejemplo, se presentan discursos risueños y llenos de poesía barata sobre la situación en Oriente Medio, cuando en realidad en más de 70 años Naciones Unidas no ha hecho nada para obligar al Estado de Israel a cumplir los mandatos de esa misma organización, lo cual ha resultado en un creciente conflicto muy apetecido por la élite de poder estadounidense, no sólo para alimentar sus ansias de facturar a partir de guerras, sino para impedir a todo costo que el Plan de Paz de China logre avanzar en esa zona del mundo, luego del éxito de reunir en un solo esfuerzo el reencuentro diplomático entre la República Islámica de Irán y el Reino de Arabia Saudita.
No es nada extraño que esto suceda de una instancia que de ningún modo ni manera muestra preocupaciones ante la erosión de una unánime condena a cualquier tipo de glorificación del fascismo o nazismo, a través de una resolución presentada año a año por la Federación de Rusia; tampoco resulta raro cuando vemos que los hacedores de la guerra de Irak, en 2003, y que luego afirmaron alegremente que no existían armas de destrucción masiva en ese país, hoy andan muy campantes sin investigación internacional alguna por crímenes de lesa humanidad cometidos solo para saquear los recursos de ese pueblo.
En honor a la verdad, y sin pretensiones de nacionalismo, rescatamos algunos fragmentos significativos de la Intervención de la República Bolivariana de Venezuela, en voz del Canciller Yvan Gil, ya que ellas evidencian la pugna real existente hoy día, que pretende ser barnizada entre puestas en escena y repetitivos discursos.
Tampoco se podrá negar que ya existe un bloque multipolar, presagiado por el Comandante Hugo Chávez, que tiene vida, late y pisa fuerte como alternativa
Afirmó el Canciller de Venezuela: «A lo largo de estos últimos días, hemos escuchado en esta Asamblea General dos narrativas: una, el discurso de los oligarcas y sus satélites, que pretenden gobernar al mundo; y, otra, la de los pueblos dignos, que luchan por su soberanía e independencia.
Los oligarcas, dirigidos por el gobierno de los Estados Unidos de América, arremeten contra la Carta de las Naciones Unidas, con el objeto de destruir esta Organización, desde afuera y desde adentro, lo cual casi han logrado. Para ello, promueven la participación de corporaciones privadas, organizaciones no gubernamentales y otro tipo de estrategias para desconocer la soberanía de los Estados. Esto lo han denominado un “orden basado en reglas”.
No conforme con ello, las oligarquías recurren a expresiones políticas que creíamos ya superadas, como el fascismo y el nazismo. Estas corrientes políticas de imposición y dominación impulsan el supremacismo blanco, el racismo, la xenofobia y otras expresiones, normalizadas con el apoyo de grandes monopolios de la mediática internacional y por las redes sociales, que se encuentran al servicio del imperialismo y el neocolonialismo, apoyando sus planes para crear tensiones, fabricar conflictos y enfrentar a los pueblos.
(…)Los discursos de odio estimulan y promueven el terrorismo en sus distintas manifestaciones. Desde el territorio de los Estados Unidos de América, por ejemplo, se planifican atentados, intentos de magnicidio, desestabilizaciones y agresiones contra los pueblos soberanos, como el de Venezuela. Para ello, han recurrido al uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones, especialmente las redes sociales, controladas por los testaferros del imperio, quienes fabrican guerras psicológicas dirigidas a explotar los sentimientos de odio y destrucción, sin ningún tipo de control.
¿Cómo avanzar en temas de paz y seguridad mientras el órgano encargado de velar por su mantenimiento se encuentra secuestrado por los Estados Unidos de América, cuyo gobierno insiste en brindar un marco de impunidad a los violadores del derecho internacional?
(…) En medio de esta coyuntura, nuestro llamado a los pueblos libres del mundo y amantes de la paz es a fortalecer la unidad frente a quienes intentan dividirnos para lograr así sus planes de dominación neocolonial. Es la hora del Sur Global; es la hora de ese anhelado Nuevo Orden Mundial; es la hora de consolidar este nuevo mundo pluripolar y multicéntrico, de paz y prosperidad económica, libre de hegemonías; es la hora de rescatar los principios fundacionales expresados en la Carta de la ONU, y hacer honor a que esta Organización esté al servicio de “Nosotros los pueblos”, como reza en su preámbulo.»
Lo anterior muestra a las claras el mensaje aterrizado en la realidad política, de una República Bolivariana de Venezuela que ha tenido que enfrentar todo tipo de agresiones, todas violatorias del derecho internacional, pero que ya está en la apuesta de ese bloque multipolar que, a juzgar por esta insípida Asamblea de Naciones Unidas, se erige cada vez más como alternativa para salvar al mundo del infierno nuclear y la barbarie unilateral acompañada de su dictadura liberal de pensamiento único.