Acciones, gestos y frases que explican un momento histórico
Que Estados Unidos y sus socios europeos están en decadencia como poder imperial, es algo de lo que se viene hablando desde hace varios años. Pero en las últimas semanas se han intensificado las señales: acciones, gestos y frases; tanto de los más altos voceros estadounidenses, como del resto del mundo, indican que la hegemonía se ha debilitado notablemente.
Entre los actores internacionales que le han plantado cara al imperio en declive podemos distinguir dos grupos: las potencias emergentes que, abiertamente, le están disputando la supremacía; y países, como Venezuela, que están dando respuesta a sus groseras pretensiones injerencistas.
La Cumbre de Tianjin y el megadesfile chino
Del lado de las potencias emergentes, el mayor impacto lo tuvo una cadena de eventos que comenzó con la XXV Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), celebrada en Tianjin, China, en la que los principales “enemigos” de EEUU (y de su vagón de cola, Europa) aparecieron juntos y trabajando activamente por un nuevo orden multipolar.
China ha planteado la Iniciativa de Gobernanza Global (IGG), una estrategia geopolítica disruptiva que dejaría atrás el dominio estadounidense-europeo surgido luego de la debacle de la Unión Soviética.
El complemento de esa nueva configuración del poder planetario fue un gigantesco desfile militar, a cargo de las fuerzas armadas chinas, para conmemorar el 80.º aniversario del final de la agresión japonesa, uno de los más importantes epílogos de la Segunda Guerra Mundial.
La demostración de fuerza y capacidad de China en todos los ámbitos actuales de la guerra, incluyendo el componente nuclear, marca un hito en la historia del siglo en curso, pues el gigante asiático ha dejado claro que no sólo le está discutiendo a EEUU su supremacía económica (campo en el que China ya es victoriosa), sino también el dominio de lo geoestratégico.
Respuesta de EEUU: crímenes (o bravuconadas) en el Caribe
Ante una escena internacional copada por sus adversarios geopolíticos, a la élite de EEUU no se le ocurrió mejor idea que lanzar una falsa ofensiva contra el narcotráfico en el Caribe, que es, en realidad, un ataque directo contra Venezuela.
El propio presidente, Donald Trump, se encargó de anunciar un supuesto ataque letal contra un barco que, según la narrativa de Washington, transportaba drogas desde Venezuela y era tripulado por once “terroristas” perteneciente al Tren de Aragua.
Para dar los detalles, apareció en el proscenio el secretario de Estado, Marco Rubio, con un presunto video en el cual, el “barco” anunciado por Trump se había transformado en una lancha de pequeñas dimensiones; los once tripulantes parecían ser cinco y el espacio disponible da para pensar en un cargamento menor. En todo caso, el video muestra como la embarcación fue volada mediante un cohete.
De inmediato surgieron toda clase de dudas, empezando por la veracidad del hecho, pues según algunos conocedores, parece ser un producto creado por inteligencia artificial, algo ocurrido en un juego de simulación o un evento sucedido en otro lugar y tiempo.
En caso de ser verídico, el asunto tendría otro perfil: el de una ejecución sumaria, extrajudicial y masiva, pues, aún tratándose de delincuentes, lo que correspondía era darles la voz de alto, detener a los tripulantes, incautar el cargamento y proceder judicialmente.
Declaraciones belicistas y ataques psicológicos
Al parecer acicateado por los músculos militares exhibidos por China, Trump ha experimentado la necesidad de demostrarle al mundo los de EEUU. No lo ha hecho a través de un desfile, sino enviando una desmedida e inadecuada fuerza hacia el Caribe, con la excusa de enfrentar al tráfico de drogas.
El tipo de equipos y contingentes desplazados no son los apropiados para combatir este tipo de delitos y la zona en la que actuarían no es la verdadera del tráfico de la droga, así que no se requiere demasiado esfuerzo para probar la falsedad de la maquinación.
En un gesto típicamente imperial y colonialista, el gobierno de Trump ha movilizado sus embarcaciones hasta aguas internacionales, muy cerca de Venezuela, pero cuestiona el derecho de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a sobrevolar la zona.
Tanto Trump como Rubio y el vicepresidente JD Vance, han emitido declaraciones amenazantes en las que, además, declaran que no tienen ningún respeto por los informes de la Organización de las Naciones Unidas que señalan a Venezuela como un país libre de cultivos y de fábricas de drogas y con apenas una figuración marginal en el tráfico de los estupefacientes provenientes de Colombia.
¿No son esas conductas gangsteriles y arrogantes otro síntoma de un imperio que llega a su ocaso?
La CELAC, a pesar de la ultraderecha
El momento de decadencia histórica de EEUU también quedó reflejado en la declaración de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC), rechazando las acciones de EEUU en el Caribe.
El documento, como era de esperarse, no logró el consenso; porque a EEUU le siguen varios gobiernos -tristemente lacayos- que, por complacer a Washington, son capaces de cohonestar operaciones militares que podrían desestabilizar a todo el continente.
A pesar de ese lamentable papel, la mayoría de los integrantes de la CELAC han demostrado la pertinencia de esta entidad nuestroamericana, antípoda de la siempre proimperialista Organización de Estados Americanos. Eso es otra expresión de los vientos de cambio que soplan en todo el orbe.