Por: Ernesto J. Navarro
Los recursos naturales estratégicos que posee América del Sur, la convierten una zona apetecible al nivel de consumo de las grandes potencias mundiales, a causa de la abundancia de reservas de minerales fósiles y no fósiles, diversidad biológica, bosques y recursos hídricos.
Según datos de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), del total mundial de recursos considerados estratégicos, la región posee:
- 20% de las reservas mundiales de petróleo.
- 3,45% de gas natural.
- 95% de niobio.
- 93% de litio.
- 54 % de renio.
- 39% de plata.
- 39% de cobre.
- 29% de estaño.
- 19% de hierro.
- 17% de oro.
- 15% de bauxita.
Adicionalmente, en Suramérica se encuentran 5 de los 10 países con mayor índice de biodiversidad del mundo, lo que se traduce en el 40% de la biodiversidad del planeta.
Datos aportados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el informe titulado: “Recursos naturales en UNASUR (2013), aseguran que la región reúne: 22% de los bosques y 28% del agua dulce de todo el mundo.
Se trata un porcentaje de agua que se supone elevado ya que en Suramérica vive el 5,6% de la población mundial. De allí que algunas potencias aspiren controlar este territorio.
Guerra de estrategias
Investigadores del tema militar y los recursos naturales, han afirmado que la alta disponibilidad en tierras suramericanas, contrasta con la escasez en otras regiones del mundo.
Michael Klare, estima que la ecuación escasez-abundancia, es la que le da forma a las estrategias de control que deben emplear los países poseedores, y que se enfrentan a las estrategias de acceso y disponibilidad que diseñan las naciones dependientes de esos recursos.
Al respecto, escribió: “Han estallado conflictos localizados por el control de maderas y minerales valiosos. Por lo regular, esos conflictos implican una lucha entre élites o tribus que compiten por el ingreso derivado de los bienes de exportación”.
Defender lo que se tiene
En 2014, el venezolano Alí Rodríguez Araque, entonces secretario General de la UNASUR, señaló que “el ejercicio de la propiedad sobre los recursos naturales comporta un problema territorial y de soberanía; por ello es importante elaborar una política desde la Defensa”, informó la agencia Telam.
Antes de su debilitamiento político, tras la asunción de gobiernos de derecha, UNASUR había creado el Consejo de Defensa Suramericano (CDS), no como una alianza militar al estilo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sino como “una instancia de consulta, cooperación y coordinación regional en materia de Defensa”, según su estatuto fundacional.
Rápidamente y desde el año 2008, el CDS logró establecer: una identidad estratégica suramericana, doctrina común de defensa, un Centro de Estudios Estratégicos de Defensa y la Escuela Suramericana de Defensa. Además, se regularizaron los procedimientos para medir el gasto militar y se instrumentaron los ejercicios militares combinados intrarregionales.
Hasta ese momento político, privó la confianza mutua y se había acabado con la doctrina estadounidense, que hacía percibir a los vecinos como amenaza militar.
Viraje
Con las victorias electorales de la derecha en Argentina y Brasil, otros gobiernos de ese signo político comenzaron a distanciarse de UNASUR, a tal punto de que 6 de ellos anunciaron su retiro del bloque.
Fue un síntoma del reagrupamiento de fuerzas políticas gubernamentales en torno a Estados Unidos, que se evidenció con la realización de los ejercicios militares en el Amazonas (noviembre de 2017).
Bautizados con el nombre de ‘AmazonLog‘, se trató de un ejercicio militar que no tenía precedente alguno en la región: la primera presencia activa de militares estadounidenses en la considerada mayor reserva de biodiversidad del planeta.
Allí participaron un poco más de 2.000 soldados. Cifras oficiales aportadas por el Ejército de Brasil, daban cuenta de la asistencia de 1.500 militares brasileros, 150 de Colombia, 120 de Perú, 30 de EE.UU., y observadores de 20 países.
A la prensa, se le dijo que ‘AmazonLog‘ mostraría al mundo que las tropas suramericanas podrían tener un doble desempeño: “tanto para la guerra como para la paz, mediante un debate científico y tecnológico”.
Mientras que la presencia de los ‘Marines’ se justificó bajo el argumento operativo de entrenamiento a las llamadas Unidades Logísticas Multinacionales Integradas, empleadas en: Control de flujos migratorios no autorizados, asistencia humanitaria y “operaciones de paz” en regiones remotas.
Fuerzas políticas
Para José Antonio Egido, analista de política internacional, los líderes que impulsaron la creación de Unasur, perseguían un objetivo común, “forjar la integración en Seguridad y Defensa sin la injerencia de Washington”, así como romper la “estructura tradicional de dependencia”, aseguró el analista.
Una dependencia que EE.UU, fomentó a través de instrumentos políticos, jurídicos y militares, como el pacto interamericano de defensa mutua, conocido como Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), la Escuela de las Américas de Panamá, la Organización de Estados Americanos (OEA), las misiones y las bases militares dentro de las fronteras suramericanas.
Debido a la actual composición política de los gobiernos de la región, José Antonio Egido observa que las administraciones “pro estadounidenses del grupo de Lima”, juegan, “gozosamente”, a revertir el proceso de integración y cooperan “en la estrategia de rodear e intimidar a Venezuela y a los escasos independientes de América del Sur (Bolivia y Surinam)”.
El analista Egido, no duda al afirmar que, luego del debilitamiento político y militar de UNASUR, Estados Unidos considera “seriamente una intervención militar” en Venezuela y que el objetivo “es la primera reserva mundial de petroleo”.