A mediados del año 2001 Chávez aprobó 49 decretos que no fueron del agrado de Washington, entre éstos la Ley Orgánica de Hidrocarburos con la que se incrementaba al 30% la tributación de las transnacionales en las actividades de extracción petrolífera, y fijaba en el 51% la participación mínima del Estado en sociedades mixtas
En la Revolución Bolivariana, cada abril es recordado con pasión patriótica. Desde los tiempos de Miguel de Buría hasta el año 2025, cada abril se tiñe de esperanza, de alegría. Abramos la historia.
El abril del siglo XVI
El 26 de abril de 1552, un hombre africano esclavizado se transformó en cimarrón. Su nombre es Miguel del Barrio. Los españoles le llamaban Negro Miguel. Este líder dirigió la revolución con mujeres y hombres de África y del pueblo originario Jirajara en El Tocuyo y Nueva Segovia de Buría, en Nirgua, lo que se conoce como la primera revolución venezolana que dio lugar a la primera comuna. Se trataba de una toparquía cuyo rey era Miguel, su esposa Guiomar la reina y uno de sus hijos el príncipe. Allí estaba abolida la esclavitud.
Abriles del siglo XVIII
El 5 de abril de 1750, Francisco de Miranda es bautizado en la Catedral de Caracas. El 30 de abril de 1781, se graduó de bachiller en Derecho Civil en la Real y Pontificia Universidad de Caracas. El 9 de abril de 1781, parte de La Habana para participar en la batalla de Pensacola, acción militar que le valió ser ascendido a teniente coronel por su labor en la planificación y estudio del terreno. El 28 de abril de 1806, llega a Ocumare de la Costa comandando tres carabelas: el Leander, el Bachus y el Bee. El 25 de abril de 1812 asumió el cargo de jefe supremo de la Confederación Americana de Venezuela con poderes plenipotenciarios.
Abriles del siglo XIX
El 19 de abril de 1810, ante el apresamiento en Europa de Fernando VII por parte de Napoleón Bonaparte, el capitán general de Venezuela Vicente Emparan fue detenido por una milicia de pardos. Este acto constituyó el punto de partida en la consecución de la independencia, no solo venezolana sino de toda Nuestra América.
El 11 de abril de 1817, los españoles que defendían a Fernando VII vieron que en pleno día el cielo de la Mesa de Chirica se oscureció. A los pocos segundos comprendieron que no se trataba de un eclipse, sino de flechas lanzadas por un ejército de indígenas comandados por el general Manuel Piar. Ese día, las tropas bolivarianas logran una importante victoria en la batalla de San Félix.
El 7 de abril de 1822, se libra la Batalla de Bomboná en el actual departamento de Nariño, cerca del volcán Galeras, y se enmarca en la llamada Campaña del Sur, a través de la cual Simón Bolívar pretendía dominar Pasto y Quito, que seguían siendo súbditas a los Borbón.
En abril de 1849, tiene lugar la primera colaboración de Simón Rodríguez en el periódico “Neo-Granadino” de Bogotá, sobre Educación Republicana. En su primer número, Rodríguez escribe: “Hágase algo por unos pobres pueblos que después de haber costeado con sus personas y bienes… o, como ovejas, con su carne y su lana… la Independencia, han venido a ser menos libres que antes (y no culpen por ello a sus caudillos: el cuerpo militar no ha hecho constricciones). Antes tenían un Rey Pastor, que los cuidaba como cosa propia —los esquilaba sin maltratarlos, y no se los comía sino después de muertos. Ahora se los come vivos, el primero que llega”.
Abriles del siglo XX
El 19 de abril de 1904, Cipriano Castro reforma el Código Civil de Venezuela. En abril de 1962, las guerrilleras y guerrilleros comandados por Argimiro Gabaldón realizan la primera incursión para la toma de Humocaro en el estado Lara.
El 20 de abril de 1963, la administración militar estadounidense inició sus funciones en Venezuela, cuatro días después de que la Junta Revolucionara, presidida por el presidente Wolfgang Larrazábal se rindiese ante los Estados Unidos en el marco de la intervención armada. El gobierno militar yanqui controló durante su año de duración las finanzas, la política, la economía, la seguridad nacional y apartó de sus funciones a las Fuerzas Armadas de Venezuela. Durante ese período nuestra Patria vivió episodios de malestar político y social ante la presencia extranjera. Económicamente el país tuvo excelentes números y las petroleras reportaron tener sus mejores cifras en muchos años, pero esta riqueza no llegaba a la mesa del pobre.
En abril de 1964 el presidente Richard Nixon anunció el fin de la ocupación estadounidense para el 4 de julio de ese año. Nixon directamente designó al ex ministro e intelectual Arturo Uslar Pietri como presidente provisional, quien posteriormente fue reelegido en elecciones democráticas celebradas en noviembre de 1964.
El comunismo fue prohibido en el país y la política nacional desde el fin de la ocupación se polarizó fuertemente entre Acción Democrática, de izquierda moderada que había gobernado el país con anterioridad, y el Partido Nacional, pro-estadounidense y fundado por Uslar Pietri. La izquierda más radical participó poco o nada en la política venezolana, y la mayoría de los izquierdistas se refugiaron en Acción Democrática.
El último presidente de la IV República
El gobierno de Rafael Caldera puso como condición para la definitiva liberación del Comandante, que el teniente coronel Chávez solicitara su retiro del Ejército, es decir, se diera de baja, por lo que el 26 de marzo de 1994, luego de un largo reposo en el Hospital Militar por motivo de una cirugía ocular, se dirige a Fuerte Tiuna a realizar tal solicitud. Ésta es recibida el 4 de abril de 1994.
El 17 de abril de 1994, el comandante Hugo Chávez pasó por San Mateo, allí dijo: «Llegar a San Mateo, donde Ricaurte dio muestra del máximo heroísmo por la causa patriótica”. El apoyo dentro del movimiento bolivariano a la llegada al poder por vía electoral se incrementó luego de que Arias Cárdenas, como candidato del partido La Causa Radical, obtuviera por amplio margen la gobernación del estado Zulia en las elecciones regionales de 1995. A pesar de esto, el MBR-200 se mantuvo dividido sobre la participación electoral, y pasó un año debatiendo el tema en asambleas locales, regionales y nacionales. El 19 de abril de 1997, una asamblea nacional bolivariana tardó desde las nueve de la mañana hasta las dos de la madrugada del día siguiente en llegar a una conclusión, y finalmente decidió lanzar la candidatura de Chávez para las elecciones presidenciales de 1998. Algunos miembros del movimiento renunciaron en protesta, considerando que una derrota electoral pondría en juego la viabilidad del movimiento. En julio del mismo año, Chávez registró el movimiento como partido político bajo el nombre «Movimiento V República». El cambio de nombre, además de referenciar al final de la Cuarta República iniciada en 1830 con el desmembramiento de la República de Colombia, se debía a que la ley electoral de entonces prohibía utilizar a los partidos el nombre de Simón Bolívar. Las empresas privadas de comunicación social internacionales dieron nula trascendencia a la candidatura de Chávez, citando encuestas en las que tenía, supuestamente, entre un 4 y un 8 % de intención de voto.
Nuestra Carta Magna
El miércoles 15 de diciembre de 1999, en un clima de tragedia por el deslave de Vargas, hoy estado La Guaira, se aprobó la nueva Constitución, única promesa electoral hecha por el Arañero de Sabaneta, por medio del referéndum aprobatorio de la Constitución. El preámbulo causó desasosiego en los partidarios de la Doctrina Monroe así como en los contenidos de varios artículos: “Venezuela se declara República Bolivariana, irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional, en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador” (artículo 1), “la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo” (5), “la soberanía plena de la República se ejerce en los espacios continental e insular, lacustre y fluvial, mar territorial, áreas marinas interiores, históricas y vitales” (11), “los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera que sea su naturaleza, existentes en el territorio nacional, bajo el lecho del mar territorial, en la zona económica exclusiva y en la plataforma continental, pertenecen a la República, son bienes del dominio público y, por tanto, inalienables e imprescriptibles” (12), “el territorio no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional” (13), “el espacio geográfico venezolano es una zona de paz” (13), “no se podrán establecer en él bases militares extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera propósitos militares, por parte de ninguna potencia o coalición de potencias” (13), “el Estado tiene la responsabilidad de establecer una política integral en los espacios fronterizos terrestres, insulares y marítimos, preservando la integridad territorial, la soberanía, la seguridad, la defensa, la identidad nacional, la diversidad y el ambiente, de acuerdo con el desarrollo cultural, económico, social y la integración” (15), “Se propenderá a la progresiva disminución de la jornada de trabajo dentro del interés social y del ámbito que se determine y se dispondrá lo conveniente para la mejor utilización del tiempo libre en beneficio del desarrollo físico, espiritual y cultural de los trabajadores y trabajadoras” (90), “Los valores de la cultura constituyen un bien irrenunciable del pueblo venezolano y un derecho fundamental que el Estado fomentará y garantizará” (99), “la educación es un servicio público y está fundamentado en el respeto a todas las corrientes del pensamiento, con la finalidad de desarrollar el potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su personalidad en una sociedad democrática basada en la valoración ética del trabajo y en la participación activa, consciente y solidaria en los procesos de transformación social consustanciados con los valores de la identidad nacional, y con una visión latinoamericana y universal” (102), “El Estado reconocerá el interés público de la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la innovación y sus aplicaciones” (110) y, en relación a los pueblos indígenas, “el término pueblo no podrá interpretarse en esta Constitución en el sentido que se le da en el derecho internacional” (126).

El 13 de abril de 2002, el pueblo revolucionario salió a las calles gritando «Chávez, amigo, el pueblo está contigo» y «Chávez no renunció, lo tienen secuestrado», bajo un silencio mediático intencional de los principales canales de televisión que se limitaron a transmitir comiquitas
Antes de abril de 2002
A mediados del año 2001, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, aprobó 49 decretos que no fueron del agrado de Washington, entre éstos la Ley Orgánica de Hidrocarburos con la que se incrementaba al 30% la tributación de las transnacionales en las actividades de extracción petrolífera, y fijaba en el 51% la participación mínima del Estado en sociedades mixtas; la Ley de Pesca que imponía fuertes restricciones a la pesca de arrastre comercial y antiambientalista en beneficio de los pescadores artesanales; y la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario que permitía expropiar latifundios y beneficiaba a los campesinos que buscaban cultivar pequeñas extensiones de tierra.
En Estados Unidos no entendían cómo pudo haber llegado Chávez al poder y lo que menos entendían es que, estando en el poder, no sucumbiera a todas las prebendas y canonjías que el imperio suele hacer cuando algún progresista llega al más alto cargo de Estado de países históricamente gobernados por lidercillos genuflexos. Cuando el 2 de febrero de 1999, Chávez tomó posesión y dijo: “Juro delante de Dios, de la Patria y de mi pueblo que sobre esta moribunda Constitución haré cumplir e impulsaré las transformaciones democráticas necesarias para que la República tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos”, el Departamento de Estado de Estados Unidos prendió las alarmas. No había sido suficiente toda la guerra mediática desatada durante la campaña electoral.
Bajo el contundente marco jurídico de nuestra Carta Magna y aunado a la pedagogía asertiva del presidente Chávez en devolverle al pueblo el alto nivel de espiritualidad cultural de la venezolanidad a través del árbol de las tres raíces: Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, Estados Unidos desató con furia todo un arsenal para derrocar al presidente y aniquilar la revolución bolivariana. Es así como el plan se estructuró en torno a las empresas privadas de comunicación social que fueron multiplicadoras del mensaje de la Coordinadora Democrática y de los grupos de poder como Fedecámaras, la Confederación de los Trabajadores de Venezuela, PDVSA, la Iglesia, parte del generalato de la Fuerza Armada, alcaldes de los municipios mirandinos de la Gran Caracas y dos traidores: el alcalde de Caracas Alfredo Peña y el hombre de confianza de Chávez, Luis Miquilena.
11, 12 y 13 de abril de 2002
El 11 de abril varios francotiradores paramilitares centroamericanos fueron apostados en edificios cercanos a Miraflores. La marcha opositora cambió de rumbo y sus líderes la desviaron hacia el palacio de Gobierno. Un cordón humano protegía Puente Llaguno y la esquina de Bolero. Mucha gente fue asesinada sin que ninguno de los medios de más rating informara al respecto. Chávez habló, pero la televisión dividió la pantalla en dos, irrespetando la decisión presidencial de cadena nacional. A las pocas horas cayeron más víctimas de la marcha opositora y del grupo de chavistas. Más tarde, Chávez era secuestrado en una confusión total. El 12 temprano, un ufano Napoleón Bravo le decía al país que teníamos un nuevo presidente y se desató un aquelarre de personajes que aplaudían las decisiones del nuevo gobierno de Carmona Estanga.
Los héroes y heroínas de la patria, aún sin saber nada, pero guiados por la convicción bolivariana, comenzaron, cual estafetas, a decir en todas las esquinas, calles y plazas: ¡Secuestraron a Chávez! ¡Todos los videos son una farsa!”. Las televisoras se dedicaron a pasar comiquitas. El día 12, por sabiduría divina y ancestral del pueblo, y contraviniendo todas las leyes pitagóricas, desapareció de tal manera que si al 11 se le suma 1 no da 12, sino que da 13. Ese pueblo, que antes de la pedagogía emancipadora de Chávez, era una “multitud anónima de siervos”, como la llamaba Jorge Eliécer Gaitán, se convirtió para siempre, en un torrente de conciencia, de poderes creadores, de aguafiestas de la guerra molecular, de hombres y mujeres que marchan en la dignidad ancestral de nuestro gentilicio en el ejército libertador comandado por Simón Bolívar para llenar todos los abriles de alegría.
El 13 de abril de 2002, el pueblo revolucionario salió a las calles gritando «Chávez, amigo, el pueblo está contigo» y «Chávez no renunció, lo tienen secuestrado», bajo un silencio mediático intencional de los principales canales de televisión que se limitaron a transmitir comiquitas. El resto nos lo canta Amilcar Briceño: “El manto iris tornó del suelo y alzó tanto su voz que el pueblo se despertó del sueño en un por ahora”.