El intenso tránsito de 2023 a 2024
Citgo: el robo se concreta
Lo que está ocurriendo con la empresa venezolana Citgo es la concreción de un robo que comenzó a gestarse en 2015 con la llegada al Poder Legislativo de una oposición inocultablemente teledirigida por las élites estadounidenses y carente de cualquier tipo de principio nacionalista. En un tiempo electoral, esto es algo que debe tenerse muy presente.
Ese año, antes de que se produjera el infortunado resultado electoral, Estados Unidos, entonces gobernado por el afroblanqueado Barack Obama, había dado el paso crucial de declarar a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria contra la seguridad nacional de la superpotencia.
Luego vendría el tiempo del zafio Donald Trump, quien aplicó a fondo la política de medidas coercitivas unilaterales y bloqueo, y puso en marcha la delirante estrategia de un supuesto gobierno interino, a través de la cual se despojó al Estado venezolano del control de sus activos en el extranjero, incluyendo la petrolera Citgo.
Ha sido una ristra de arbitrariedades y violaciones flagrantes al derecho internacional y a las leyes mismas del capitalismo que Estados Unidos dice defender. Ha sido un vulgar atraco a las venezolanas y los venezolanos, perpetrado bajo una apariencia de legalidad y con la complicidad necesaria de los traidores a la Patria del interinato. Como suele decirse: prohibido olvidar.
AN de 2015 se perpetúa para seguir el asalto
Ubicar el punto de partida de estos grandes desfalcos no es una interpretación politiquera para atacar a las oposiciones. La mejor prueba de que el control de la Asamblea Nacional a partir de enero de 2016 fue la clave del robo de Citgo y otros muchos activos es el hecho de que aún a estas alturas, tres años después de concluir su período constitucional, esa AN es mantenida con vida de manera írrita por las fuerzas imperiales y por la camarilla que ha usufructuado esos bienes nacionales.
En una ceremonia exageradamente ridícula, Dinorah Figuera, una señora que fue diputada hasta enero de 2021 y que vive fuera del país desde mucho antes de esa fecha, dirigió una supuesta sesión del Poder Legislativo en la que se le reeligió presidenta de la fantasiosa AN y, acto seguido, procedió a autojuramentarse, una de las acciones favoritas de la fauna opositora.
Más allá de la superlativa payasada, este vergonzoso evento pretende perpetuar la vigencia de la ya caduca legislatura con la finalidad de seguir robando activos nacionales. El fruto perverso de la decisión electoral de 2015, ahora con respirador artificial, sigue haciendo daño al país todo.
Peligrosas visitas a Guyana
Durante la Navidad y los primeros días del año nuevo, los poderes del capitalismo global, que desarrollan el robo de Citgo y de muchos otros bienes, empresas y activos nacionales, también han mantenido su estrategia de apoderarse de más petróleo venezolano a través del apoyo a las operaciones ilegales de Guyana en aguas no delimitadas entre los dos países.
Por un lado, la antigua metrópoli colonial del país vecino, el Reino Unido, envió «de visita» un buque militar a Guyana, haciéndolo transitar por la zona en disputa, en la que Georgetown ha efectuado concesiones ilícitas para la explotación petrolera.
Este gesto, obviamente destinado a aumentar la tensión, transgredió los acuerdos mínimos alanzados en San Vicente, en la reunión de los presidentes Nicolás Maduro e Irfaan Ali. La provocación tuvo una firme respuesta diplomática del gobierno venezolano y una proporcional reacción de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
La embarcación retornó a su lejana base, pero la actitud de escalar el conflicto no disminuye. El gobierno de Estados Unidos envió a la capital guyanesa al subsecretario de Defensa para el hemisferio occidental, Daniel Erikson; generando nuevas perturbaciones entre las dos naciones. Es un preludio muy claro de lo que será el 2024 en lo relativo a la controversia por la Guayana Esequiba. Hay que estar mentalmente preparados para lo que viene.
La crisis de Ecuador y sus implicaciones
El año 2024 ha comenzado con el estallido de una severa crisis interna en Ecuador, al producirse gravísimas alteraciones del orden público, protagonizadas por organizaciones criminales, principalmente ligadas al narcotráfico.
El gobierno de Daniel Noboa, electo el año pasado, ha tenido así un terrible bautizo, al verse obligado a enfrentar una situación que se ha venido gestando durante la fallida presidencia del banquero Guillermo Lasso y el período previo, el de Lenín Moreno, el hombre que traicionó a la Revolución Ciudadana de Rafael Correa.
El país andino, bajo gobiernos neoliberales desde entonces, ha sufrido un acentuado deterioro social y económico y una pérdida notable de la institucionalidad, subrayada por la acción corrosiva del narcotráfico.
Se trata de acontecimientos muy alarmantes por la violencia contra las personas y también porque dan pie a intervenciones autoritarias en contra de factores de izquierda y dirigentes sociales, tal como ya ha ocurrido en Colombia y otras naciones.
La forma veloz como Estados Unidos se ofreció a «dar asesoría» al gobierno de Noboa es razón más que suficiente para abrigar las peores sospechas acerca del verdadero origen de estos hechos y a temer por el rumbo que tomará Ecuador en los próximos meses.