Mientras Venezuela se apresta a acudir a las urnas electorales el próximo 10 de mayo con uno de los candidatos prometiendo la dolarización como la solución a los problemas económicos, la Argentina de Mauricio Macri negocia –algunos analistas aseguran que mendiga- un préstamo de entre 30 y 60 mil millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que convertirá a la nación austral en el mayor deudor de ese organismo (después de Grecia, Ucrania y Pakistán) y colocará toda la política económica en función de intereses internacionales que, en última instancia, conducirán precisamente a la dolarización de la economía argentina, algo que los economistas califican como una “desgracia”.
En un artículo titulado “De la crisis autoinfligida a la dolarización” con la firma de Jorge Capitanich publicado en el sitio web del diario argentino Página 12 se explica que: “La dolarización de la economía es incompatible con la industria nacional, con la distribución más equitativa de la riqueza y con la pobreza cero que tanto pregonó Macri en su campaña proselitista. La visión estratégica de los adalides del neoliberalismo es estandarizar salarios bajos, pobreza superior al 50% y sociedades fragmentadas, heterogéneas y dóciles que resulten manejables por las corporaciones mediante big data y mentirosos profesionales del marketing”.
Los argentinos ya han pasado dolorosas experiencias con el FMI, la última en el año 2001, cuando la crisis económica degeneró en un caos político que originó la huida en helicóptero del entonces presidente Fernando de la Rúa de la Casa Rosada en medio de un estado de sitio el 20 de diciembre del año 2001. En los once días siguientes, Argentina tuvo cinco presidentes. Tal vez por esa razón, las últimas encuestas muestran un rechazo del 75% de los argentinos a la anunciada medida de acudir al Fondo Monetario Internacional, incluso entre los propios partidarios de Macri y apenas un 2% a quienes parece “Adecuada” la estrategia. Igualmente, el 50% responsabiliza “al Gobierno actual” por la situación económica contra 39% que culpa al “Gobierno anterior”.
“Esta crisis no es producto de la casualidad. Es producto de la causalidad, en donde nuevamente el saqueo de las corporaciones financieras mediante la complicidad del Gobierno está generando una crisis autoinfligida como una etapa más del modelo de concentración económica sin precedentes en la República Argentina. Implica un modelo vertebrado de fuga de capitales cuya etapa transicional es el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la terminal última es la dolarización. El ritmo y la velocidad exponencial de la crisis son inmanentes a este modelo de saqueo, pues efectivamente la etapa intermedia del FMI puede terminar en una dolarización plena de la economía que es finalmente la estrategia de los grupos más concentrados”, señala Capitanich en su artículo.
Apoyo de la Casa Blanca
«Estados Unidos apoya el programa de reformas económicas del presidente Mauricio Macri de la Argentina, que está orientado al mercado, enfocado en el crecimiento y que ha mejorado el futuro del país. El presidente Macri tiene la visión correcta para la economía argentina y ha hecho importantes avances hacia la modernización de la política económica del país», reza un texto divulgado el jueves 10 de mayo por la administración Trump.
De hecho el presidente argentino Mauricio Macri sostuvo una conversación telefónica con el inquilino de la Casa Blanca el lunes 14 de mayo para reafirmar su apoyo a las medidas y las reuniones preparatorias del ministro de Economía de Argentina Nicolás Dujovne con el fin de negociar la solicitud del préstamo han incluido un encuentro con funcionarios del Departamento del Tesoro norteamericano, entre ellos David Malpass, subsecretario de esa cartera, que manifestó «su sólido apoyo hacia el programa de reformas orientadas al comercio implementadas por el gobierno de Macri con el fin de promover el crecimiento impulsado por el sector privado».
El “irrestricto” apoyo norteamericano al plan de Macri –quien por cierto basó su oferta electoral en un fuerte enfoque en la economía producto de su experiencia como empresario- constituye, sin duda, una mala noticia para las capas medias y bajas del país austral, que en los próximos meses comenzarán a sufrir los efectos del plan de choque fondomonetarista, en donde se incluye alzas brutales en los servicios públicos, reducción de los planes de pensión y, en algunos casos, hasta una rebaja en los sueldos de los empleados públicos, todo con la promesa de una mejora económica a mediano plazo, que como en el caso de Grecia, nunca termina de llegar.
Pobreza y desempleo: la huella del FMI en Grecia
En el país helénico, el Fondo Monetario Internacional ha aplicado en los últimos ocho años, tres paquetes de «rescate» en los que se fueron liberando fondos a medida que se iban aprobando las revisiones que chequeaban el cumplimiento de las medidas acordadas, con lo cual la política económica de Grecia quedaba supeditada a las órdenes del organismo multilateral. Estas normativas consistían en los clásicos programas de ajuste como el que sufrió Venezuela en el año 1989 durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez y que dieron lugar a la rebelión popular conocida como El Caracazo.
Entre las medidas aplicadas a la economía griega se destacan 13 recortes de jubilaciones en ocho años, una baja nominal del salario mínimo del 20% (que en términos reales resulta mucho mayor por el efecto de la inflación) y la reducción de un tercio del gasto per cápita en salud, de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
Las medidas del FMI, lejos de aliviar las arcas griegas, generaron una recesión del 29%, afectando la recaudación impositiva y acelerando una mayor necesidad de endeudamiento. Según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el desempleo pasó del 7,5% previo a la crisis del 2008 al 25% en 2014 (hoy se encuentra en el 20,6%), el riesgo de pobreza alcanza al 35,7% de la población y el nivel de deuda externa representa el 178% del PBI.
De acuerdo a las últimas estadísticas disponibles, el desempleo juvenil se ha mantenido elevado al afectar al 45,4 % de las personas entre 15 y 24 años. La siguiente franja de edad más afectada es la comprendida entre 25 y 34 años, donde el desempleo afectó al 26 %, un ligero aumento de 0,1 puntos con respecto al mismo mes del año pasado.