Por: Roberto González Cárdenas
Un análisis sobre la geopolítica venezolana en el año 2025, considerando las tendencias actuales, posibles desarrollos y desafíos futuros
En el Contexto Global, Venezuela comparte los cambios y lineamientos que se vienen dando en el Orden Mundial. La geopolítica global se encuentra en una constante evolución, con un enfoque creciente en la multipolaridad; las potencias emergentes como China y Rusia están desempeñando un papel cada vez más activo en América Latina, lo que podría influir en la posición de Venezuela en la región, tomando en consideración el inminente ingreso del país en los BRICS, teniendo como soporte los inmensos recursos energéticos y minerales como también su posición geoestratégica en el continente y en especial en la región caribeña.
Sin embargo, el impacto de los cambios que se están dando en el Orden Mundial inciden en la geopolítica venezolana, pues es bien conocido que la revolución Bolivariana es partidaria de un mundo multipolar, pluripolar y le agrego un mundo pluricultural, pues desafía los lineamientos imperiales de las potencias occidentales; lo que da mucha lectura a una Venezuela que lidera en el continente, conjuntamente con Cuba, Bolivia, Nicaragua y México, posturas antiimperialistas, antifascistas y anticolonialistas.
Cuando el poder ya no está concentrado únicamente en Estados Unidos y sus aliados, Venezuela puede explorar y pactar nuevas alianzas con potencias emergentes.
Por tal razón, ha establecido vínculos más estrechos con países como China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Vietnam, Turquía, e incluso India, sin olvidar las relaciones con los países del África, lo que podría proporcionar alternativas a las sanciones impuestas por Occidente.
En este orden de ideas, Venezuela podría beneficiarse de las inversiones chinas para revitalizar la economía venezolana. Las alianzas con gigante asiático estarían enmarcadas en cooperación tecnológica y desarrollo de capacidades, las cuales podrían ayudar a modernizar su sector energético y otros ámbitos claves.
Es obligatorio citar, a un país que ha extendido la mano a Venezuela en años anteriores y seguramente le seguirá dando el respaldo al estado venezolano y a la revolución Bolivariana, como lo es la Federación de Rusia, con el apoyo militar y político, fortaleciendo su posición frente a la presión de Estados Unidos y sus aliados. Esto podría incluir ventas de armamento y cooperación en seguridad y fortalecer las relaciones diplomáticas, en donde Rusia podría actuar como un mediador en conflictos regionales, buscando estabilizar la posición del gobierno venezolano a través de un enfoque diplomático, como lo fue el caso del presidente Lula, en la última reunión de los BRICS.
Las reacciones de Estados Unidos y Occidente, aumentarán la tensión durante el 2025, al registrarse una mayor presencia de China y Rusia en Venezuela, lo cual podría llevar a un aumento de la presión y el estrés, que podría intensificar las sanciones.
En este orden, Estados Unidos podrían buscar estrategias de contención al fortalecer sus relaciones con otros países de América Latina para contrarrestar la influencia de Venezuela y sus nuevos aliados, promoviendo una agenda de intromisión, en la agenda política de países vasallos, con la excusa de la democracia y los derechos humanos.
En este contexto, la multipolaridad podría fomentar un sentido de solidaridad entre países latinoamericanos que comparten una visión antiimperialista, creando un bloque unificado que desafíe las políticas de intervención externas.
La posición de Venezuela, se verá fortalecida en este año, al liderar a nivel latinoamericano, la creación de nuevas alianzas regionales que prioricen la cooperación económica y política frente a las presiones externas.
El reforzamiento de la soberanía venezolana se verá favorecida con la influencia de potencias emergentes, las cuales podrían permitir a Venezuela en los distintos foros y en organismos internacionales la autonomía en la toma de decisiones.
No obstante, este año presenta desafíos, como son las relaciones con Colombia y Brasil.
Crisis climática y geopolítica
En este contexto, el aumento de la conciencia global sobre la crisis climática, ha llevado a un aumento en la preocupación por la sostenibilidad y la transición energética. Esto crea una presión para reducir la dependencia de combustibles fósiles, pero también resalta la importancia de los recursos naturales en la economía global, lo cual ha impactado en políticas energéticas de los países que más consumen productos de energía no renovable, quienes están revaluando sus políticas energéticas, lo que puede afectar la demanda de petróleo y gas, pero también puede abrir oportunidades para los recursos renovables.
Venezuela al poseer las mayores reservas de petróleo del mundo, se convierte en un jugador clave en el suministro energético global. Especialmente en mercados emergentes, como el asiático.
De igual manera, Venezuela cuenta con una gran cantidad de minerales estratégicos, que se consideran críticos para tecnologías verdes, como el coltán y el litio, esenciales para la producción de baterías y tecnologías renovables. Esto podría convertir al país en un proveedor clave en la transición hacia energías limpias.
Todo esto aumenta el interés internacional por Venezuela, puesto que la creciente demanda de estos minerales por parte de potencias como China y Estados Unidos podría llevar a un mayor interés en la inversión y la cooperación con Venezuela, lo que genera perspectivas y expectativas con amplias implicaciones geopolíticas, como el aumento de la Influencia regional con países vecinos, pudiendo establecer alianzas con otros países de la región que buscan acceder a recursos naturales, promoviendo una agenda de cooperación en la explotación sostenible de estos recursos.
Venezuela se ha convertido en el líder en recursos energéticos, a nivel regional, cuestión que si se logra manejar todos sus recursos de manera efectiva, le permitiría posicionarse en este Nuevo Orden Mundial como el gran líder en el continente, en la producción y exportación de energía.
Venezuela, en este 2025, deberá enfrentar los desafíos que puede generar la explotación de recursos naturales entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental, lo cual deberá equilibrar la explotación de los recursos con la necesidad de proteger la biodiversidad y ecosistemas en cada una de sus regiones. Sin embargo, la gestión de los recursos naturales también implica considerar los derechos de las comunidades locales y su participación en los beneficios derivados de la explotación, de acuerdo al desarrollo de las comunidades en consejos comunales y comunas. Sin embargo, estos beneficios vienen acompañados de desafíos significativos, incluida la necesidad de abordar la corrupción, la ineficacia y las tensiones sociales.
Integración regional
Venezuela deberá demostrar su habilidad para forjar alianzas estratégicas, manejar su economía de manera efectiva y mantener la estabilidad interna
La integración regional y la participación en organismos como la ALBA-TCP, la UNASUR y la CELAC pueden aumentar, promoviendo una agenda de cooperación y resistencia a las políticas intervencionistas, en los países miembros de la alianza, en la Agenda 2030 en la cual se contemplan varios horizontes estratégicos que involucran “..el desarrollo integrado de las comunicaciones y el transporte, el fomento de la inversión de capitales latinoamericanos, la integración energética, el respeto al medio ambiente, la defensa de la identidad y la cultura latinoamericana y caribeña, así como la concertación de posiciones multilaterales con países y bloques de otras regiones.”
En este orden, Venezuela busca su desarrollo económico, superando los desafíos internos, con el Plan de la Patria 2025-2030. “Esta es la hoja de ruta para liberar a un pueblo, para construir el socialismo. Lo escribe un país entero que, convocado por el presidente Nicolás Maduro, alzó la pluma de Chávez y construyó su caligrafía colectiva. Lo escribe un pueblo digno que se le ha plantado, nada más y nada menos, a la principal potencia imperialista del mundo para reclamar su derecho al futuro”.
Con su aplicación se busca empezar a atraer inversiones extranjeras, especialmente en el sector energético, lo que podría mejorar su posición geopolítica. Asimismo, la búsqueda de diversificación más allá del petróleo, incluyendo el desarrollo de sectores como el turismo y la agricultura, lo cual podría ser clave para la estabilidad a largo plazo.
Es indiscutible que la geopolítica venezolana, para el 2025, estará marcada por una combinación de desafíos internos y oportunidades externas. La capacidad del país para navegar en este entorno complejo dependerá de su estabilidad política.
En el contexto político interno, la legitimidad del gobierno del presidente Nicolás Maduro y su capacidad de negociación internacional, ratifican su liderazgo que también fortalece su mandato; lo que puede traducirse en una mayor estabilidad política interna al generar confianza en las instituciones, después de haberse realizado en el país en el 2024 elecciones presidenciales justas y transparentes, donde fue ratificado con el voto popular para su mandato en el sexenio 2025-2031.
Además Venezuela se verá sometida a un nuevo proceso de renovación de sus autoridades regionales y locales (gobernadores y alcaldes), así como la elección de los representantes en las asambleas legislativas regionales y nacionales, en elecciones libres y justas en el 2025. Estas consultas representan una oportunidad para que el gobierno del presidente Nicolás Maduro reafirme su compromiso con la democracia y la gobernanza, lo que puede tener un impacto positivo en su imagen internacional.
De darse un resultado electoral favorable al PSUV y a los partidos que apoyan al gobierno nacional, este 2025 no solo ratificará a Nicolás Maduro, también marcará en la oposición, la necesidad de renovarse y buscar en el pueblo su aceptación, después de que haber perjudicado al propio pueblo opositor, víctima también de las sanciones criminales impuestas por el gobierno de los EEUU y sus países satélites; las cuales han sido invocadas y aplaudidas por los líderes opositores traidores a la patria.
Otra de las expectativas para este año 2025, es el fortalecimiento de la posición diplomática, el cual buscará tener una posición más fuerte en negociaciones internacionales, permitiéndole buscar alianzas y apoyo en foros globales, facilitando la atracción de inversiones extranjeras, lo que es crucial para la recuperación económica del país.
Sin embargo, en el escenario Internacional el gobierno del presidente Nicolás Maduro, podría seguir enfrentando sanciones internacionales que pudieran limitar su capacidad de negociación, lo cual requerirá de una estrategia diplomática efectiva, promoviendo una agenda antiimperialista y de solidaridad en América Latina, o con otros países que enfrentan desafíos similares.
Es importante en el 2025 el fortalecimiento de la soberanía, con lo cual se espera que el gobierno venezolano enfrente las presiones externas, utilizando la narrativa de resistencia ante el imperialismo, con nuevas oportunidades de diálogo, en un contexto de cambio global.
La juramentación de Nicolás Maduro como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, para el periodo 2025-2031, el 10 de enero, le otorga al país una capacidad para navegar en un entorno complejo, pero su éxito dependerá de su habilidad para mantener la estabilidad política interna y gestionar las relaciones internacionales. Ese equilibrio entre poder y responsabilidad, entre el control del orden interno y la necesidad de atender las demandas sociales, serán cruciales para él desarrollo de políticas públicas que generen la mayor suma de felicidad del pueblo de Venezuela.
Las perspectivas de planificación del desarrollo económico de Venezuela en el 2025, se encuentran enmarcadas en las siete transformaciones como Plan de Gobierno en este periodo constitucional, con las consideraciones y las exigencias de los consejos comunales y la necesidad de forjar nuevas alianzas estratégicas. En el contexto actual, necesariamente se debe tener en cuenta la recuperación económica tras años de crisis. La planificación del desarrollo debe abordar tanto las necesidades inmediatas como las estrategias a largo plazo.
Es de vital importancia, la revitalización de industrias básicas claves como el petróleo, la minería y la agricultura, para diversificar la economía y reducir la dependencia de las importaciones, a fin de integrar las prácticas sostenibles en el desarrollo industrial que puedan ayudar a mitigar los impactos ambientales y fortalecer la resiliencia económica.
Sin embargo, las alianzas estratégicas en un mundo multipolar fortalecerán las relaciones internacionales del país, creando un entorno favorable para la inversión extranjera en alianzas estratégicas que puedan facilitar la transferencia de tecnología y conocimientos, lo que es esencial para modernizar la industria venezolana
No se puede olvidar la historia y la cultura de resistencia del pueblo venezolano, en el contexto político del 2025; cuando el país estará nuevamente envuelto de una gran cantidad de elecciones claves. Este proceso electoral será crucial para definir el futuro político del país, en donde la población puede estar buscando cambios significativos en la gobernanza y la representación, lo que puede influir en la participación electoral y el comportamiento del voto.
Este análisis proporciona una visión general sobre las posibles dinámicas geopolíticas de Venezuela en el 2025, teniendo en cuenta tanto los factores internos como externos que influirán en su futuro inmediato, mediato y a largo plazo, conociendo el rol que tiene el país en el contexto geopolítico internacional, regional y en especial nacional.