Esteban Quintero/
En medio de las tensiones diplomáticas y las crecientes dificultades que enfrentan los migrantes venezolanos en Estados Unidos, el tema migratorio vuelve a ser un punto central de debate mundial. Hoy, jueves 20 de marzo de 2025, con la llegada de 306 compatriotas repatriados desde México marca un nuevo capítulo en esta historia de desafíos y esperanzas, es orden del gobierno venezolano, el incrementar los vuelos de repatriación subraya un compromiso con los derechos humanos, aunque no es exento de críticas y controversias.
La situación actual refleja las implicaciones más amplias de las políticas migratorias en la región. Las sanciones de Estados Unidos hacia Venezuela, ante la negativa inicial de aceptar vuelos con deportados, y el traslado de algunos migrantes venezolanos a El Salvador so pretexto de pertenecer a organizaciones criminales, plantean preguntas complejas sobre el respeto a los derechos humanos y la justicia internacional. Estas políticas ponen de relieve el impacto humano de los migrantes, y vela costuras de la xenofobia imperial..
Es importante recordar que, más allá de la crisis actual, Venezuela tiene una larga tradición como país receptivo y solidario hacia la migración. Desde la llegada de inmigrantes europeos tras la Segunda Guerra Mundial, hasta la integración de comunidades latinoamericanas y de otras partes del mundo, el territorio venezolano ha sido un hogar para quienes buscan refugio, oportunidades y paz.
En décadas del siglo XX, Venezuela abrió sus puertas a portugueses, italianos, libaneses, colombianos y otras comunidades. Estas poblaciones encontraron no solo un lugar seguro, sino también una tierra fértil para el crecimiento económico y cultural. En tiempos de dictaduras en países vecinos, Venezuela ofreció asilo y apoyo a intelectuales y perseguidos políticos, consolidándose como un faro de esperanza en la región.
Hoy, la migración venezolana se enfrenta a desafíos inéditos. Las tensiones entre países, las políticas restrictivas y los estigmas sociales afectan a quienes decidieron emigrar en busca de mejores condiciones. Además, no se puede ignorar el impacto de las narrativas promovidas por la derecha, tanto en Venezuela como a nivel internacional. Estas narrativas han incidido profundamente en la psiquis de la juventud venezolana y mundial, alimentando la idea de un («sueño americano») que, en la mayoría de los casos, resulta ser una ilusión. Este fenómeno ha impulsado una fuga de talentos y capital humano, privando al país de mentes brillantes y jóvenes con potencial para contribuir al desarrollo nacional, por solo dar un ejemplo, el hoy Panteón Nacional, el Doctor Humberto Fernández Morán.
El Comandante Chávez, en vida, fue un crítico contundente del «sueño americano», al que consideraba una construcción ideológica destinada a perpetuar el dominio cultural y económico de Estados Unidos. Chávez defendía la soberanía de los pueblos y promovía la integración latinoamericana como alternativa a la dependencia de modelos externos. En una ocasión, al observar un video «viral» del 2011 por redes sociales donde un joven de alta sociedad decía «me iría demasiado», Chávez responde: «Yo también me iría demasiado», subrayando la desconexión entre las élites y las realidades del pueblo.
Ell presidente Nicolás Maduro Moros ha continuado este legado, enfatizando la necesidad de proteger a los migrantes venezolanos y denunciando las políticas restrictivas y discriminatorias de algunos países receptores. Maduro ha señalado que la migración forzada es una consecuencia directa de las sanciones económicas y las presiones internacionales sobre Venezuela, y ha abogado por un enfoque humanitario y solidario en la gestión de la crisis migratoria. Es fundamental también reafirmar un principio esencial: todo ser humano tiene derecho a elegir su manera de vivir, el lugar donde sembrar sus frutos y el espacio donde florecer como humanidad. Este derecho a decidir y a soñar es inherente y debe ser respetado, sin importar fronteras ni contextos políticos. La solución a la crisis migratoria actual requiere un diálogo internacional basado en el respeto y la cooperación. Venezuela, país de puertas abiertas, sigue adelante impulsados por la Política Directa, Protagónica y Participativs que impulsa todo el Pueblo en Consejos Comunales y Comunas es allí donde seguro estarán demasiado nuestras hijas e hijos.