«Era necesaria la rebelión. ¿Qué querían estos burgueses?
¿Que nuestros fusiles siguieran escupiendo plomo
contra los pechos indefensos del pueblo de Simón Bolívar? (…)
¡Gloria al 4 de febrero de 1992, que recogió el clamor de un pueblo por justicia! «
Hugo Chávez Frías
Por Lorena Almarza
¿El 4 de febrero de 1992 salió el pueblo a defender a los adecos y copeyanos? Pues no, ese pueblo, el mismo del 27F de 1989, vio en la insurrección cívico-militar una esperanza, el anhelo de cambio que venía fraguándose a nivel popular. Ese día, el entonces Teniente Coronel Hugo Chávez Frías pronunció su Por ahora y asumió la responsabilidad. En el difunto Congreso de la República la mayoría de diputados y diputadas se identificaba y avalaba el pedido de muerte a los denominados golpistas durante una sesión extraordinaria.
En una oportunidad contó el presidente Chávez que el Caracazo fue el antecedente del 4F: “Cuando en 1989, Carlos Andrés Pérez envió a la Fuerza Armada a la calle a reprimir aquella explosión social y hubo una masacre, los militares bolivarianos del MBR-200 analizamos que habíamos pasado el punto de no retorno y decidimos que había que ir a las armas. No podíamos seguir siendo los cancerberos de un régimen genocida. Ese acontecimiento fue un catalizador del MBR-200. Comenzamos a acelerar la organización del Movimiento, la búsqueda de contactos con civiles y organizaciones populares, y a pensar en la estrategia (…) el cómo hacer para trascender una situación y buscar una transición hacia otra”.
El 3 de febrero de 1992 inició la acción insurgente denominada Operación Zamora bajo el liderazgo de los tenientes coroneles del Ejército, Hugo Chávez Frías, Felipe Acosta Carlés, Jesús Urdaneta Hernández y Francisco Arias Cárdenas, conjuntamente con 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 201 sargentos de tropa y 2.056 soldados, pertenecientes a 10 batallones que formaban parte de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal. Pocas horas antes, Carlos Andrés Pérez, Presidente de la República para el momento, había regresado al país luego de una gira por EEUU y de participar en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.
La operación fue exitosa en el Zulia, Maracay y Valencia, pero en la Gran Caracas Caracas no logró sus objetivos. Aquella madrugada, varios tanques y una unidad de paracaidistas intentaron tomar el Palacio de Miraflores, pero Pérez logró escapar y desde la sede de Venevisión, condenó en transmisión nacional al movimiento. No imaginó, que años más tarde, ese grupo se convertiría en la corriente social y política más importante de la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI en Venezuela y en la región latinoamericana.
Tras enfrentamientos en las inmediaciones del Palacio de Miraflores, a eso de las 4 y 30 de la mañana, se generó otra alocución televisiva de Pérez asegurando que la situación estaba controlada. Se decretó la suspensión de las garantías constitucionales y varios políticos, empresarios y dirigentes de la CTV declararon su respaldo al gobierno y desfilaron ante los medios.
En el Museo Militar, hoy Cuartel de la Montaña, se encontraba Chávez, quien, dadas las circunstancias, cerca de la 1 de la tarde del 4 de febrero, se dirigió al país frente a una cámara de TV con el siguiente mensaje:
“Primero que nada quiero dar buenos días a todo el pueblo de Venezuela, y este mensaje bolivariano va dirigido a los valientes soldados que se encuentran en el Regimiento de Paracaidistas de Aragua y en la Brigada Blindada de Valencia. Compañeros: Lamentablemente, por ahora, los objetivos que nos planteamos no fueron logrados en la ciudad capital. Es decir, nosotros, acá en Caracas, no logramos controlar el poder. Ustedes lo hicieron muy bien por allá, pero ya es tiempo de reflexionar y vendrán nuevas situaciones y el país tiene que enrumbarse definitivamente hacia un destino mejor. Así que oigan mi palabra. Oigan al comandante Chávez, quien les lanza este mensaje para que, por favor, reflexionen y depongan las armas porque ya, en verdad, los objetivos que nos hemos trazado a nivel nacional es imposible que los logremos. Compañeros: Oigan este mensaje solidario. Les agradezco su lealtad, les agradezco su valentía, su desprendimiento, y yo, ante el país y ante ustedes, asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano. Muchas gracias”.
Los militares involucrados fueron juzgados y puestos en prisión. En 1994, con el fin de mantener la gobernabilidad y sus alianzas, el gobierno de Caldera indultó a los detenidos. Cuatro años después, contra todo pronóstico, Chávez se convirtió en el Presidente de la República con el 56,5% de los votos, e inició, la gran tarea de enrumbar el país hacia un destino mejor. Aquel Por Ahora construyó Patria y sigue vibrando en el alma del pueblo.