Eduardo Piñate R.
Después del rotundo fracaso de las acciones que lanzó el imperialismo con el apoyo de sus aliados y sus lacayos en Venezuela en lo que va de año (dos golpes de Estado, intento de vulnerar nuestra integridad territorial el 23 de febrero, varias derrotas en la ONU, etc.), sobre todo luego de la derrota del golpe de Estado del 30 de abril y la contundente demostración de fuerza revolucionaria de la marcha del 1 de mayo, pareciera que la dirección contrarrevolucionaria situada en Washington optó por acelerar los preparativos para una agresión militar contra Venezuela.
Dos acontecimientos ocurridos la semana pasada confirman nuestra anterior aseveración. El primero de ellos, fue la denuncia que hizo el gobierno colombiano acerca de una supuesta incursión de soldados venezolanos en territorio de ese país, lo cual fue desmentido por el presidente Nicolás Maduro y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. El presidente Maduro fue más allá y denunció que el gobierno colombiano estaba preparando un falso positivo para justificar la agresión militar contra nosotros. El otro evento fue la incursión en aguas jurisdiccionales de Venezuela de un buque de guerra estadounidense camuflado como guardacosta, según señalamiento del Consejo de Defensa de la Nación. Se trató de una provocación en la que no cayó nuestra Armada, la cual actuó con serenidad, de acuerdo a los protocolos del caso e hizo salir de nuestras aguas al buque yanqui.
Ante estos hechos, como ha dicho el camarada Presidente Nicolás Maduro: nervios de acero, calma y cordura, máxima conciencia y máxima movilización. Esto implica, en nuestra opinión, la necesidad de una movilización consciente de todo el pueblo -principalmente la clase obrera- en la elevación de la productividad nacional, en el desarrollo de las fuerzas productivas, en el debate permanente y en las tareas de la defensa integral de la nación. En la presente situación conviene, es necesario a todos y todas estar alertas. Seguimos venciendo.