Ley de la Cinematografía Nacional. Artículo 4:
La acción de los organismos públicos en el campo de la cinematografía, se regirá por los principios de honestidad, de participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas, economía, libertad de expresión, libertad de creación y el respeto del principio del derecho del espectador destinatario de las obras cinematográficas.
Como creadores soñamos y construimos un centro nacional de cine para impulsar, promover y hacer realidad el sueño de muchos. Un centro participativo, autónomo y plural, garante de la libertad de creación y la libertad de expresión como lo establece la Ley de la Cinematografía Nacional y la propia Constitución. Pero hoy la situación es distinta. La institución que debía ser el órgano rector de las políticas cinematográficas, el Centro Nacional autónomo de Cinematografía (CNAC) sufre un creciente deterioro, siendo neutralizada e ignorada por las demás instituciones del gobierno, haciéndole cumplir un papel subordinado, en uno de los períodos más lamentables de su historia.
En estos 25 años, y en especial entre 2007 y 2016, el cine venezolano había alcanzado grandes logros tanto en Venezuela como en el exterior, obteniendo importantes reconocimientos en los festivales de mayor prestigio del mundo, encontrando el acceso a nuevos mercados y su inscripción en el panorama cinematográfico internacional. Pero ahora la situación se ha hecho distinta con el cine nacional, que sufre una amplia marginación de esos mercados internacionales, disminuye su participación en festivales y vemos con tristeza cómo se derrumba el apoyo a la producción nacional.
Al igual que en todas las actividades económicas, educativas, sociales y de servicios en el país, el cine sufre una importante parálisis, como parte de una política de desmantelamiento institucional en el CNAC, expresada en un descenso importante de la
actividad productiva y una total ausencia de esfuerzos para el desarrollo y mantenimiento de fuentes de trabajo y creación; así como el abandono del acompañamiento al desarrollo de proyectos y el deterioro creciente en las condiciones laborales y el bienestar social de los trabajadores del sector.
Un aspecto particularmente lamentable es la salida y alta rotación de personal del Centro, con la pérdida evidente de años de preparación y experiencia, que se suma al hecho de que gran parte del personal profesional, técnico y artístico formado en estos años en el sector cinematográfico se ve obligado a buscar otros caminos, debido a la disminución de la producción y la competitividad de los honorarios en el exterior, perdiéndose valiosos recursos humanos para abordar los proyectos con los altos estándares de calidad alcanzados hasta ahora.
Por otra parte, la gestión errática de la actual presidencia del CNAC, se ha caracterizado por una creciente ineficiencia en el manejo de la institución, presentando una disminución evidente de resultados y el uso inadecuado de los recursos, así como la ausencia de políticas viables en el sector. Todo ello a pesar de los esfuerzos de los gremios y organizaciones que formamos parte de la comunidad cinematográfica y audiovisual para establecer un espacio necesario de diálogo, negociación y consenso que permita el desarrollo de propuestas y acciones dirigidas a mejorar las capacidades y oportunidades en el sector.
Son pocos los motivos para celebrar, pero son muchas las razones para reflexionar en medio de esta dura y abrumadora realidad. Porque el cine crece en la medida del esfuerzo de quienes lo sueñan. Porque hoy, buena parte de esos realizadores se han ido a soñar a otros lugares donde la alegría le abre paso a la nostalgia. Porque hoy, aquí sólo se permite soñar con las formas recortadas de la autocensura o en el molde del discurso oficial donde algunos habitan incómodamente.
Hoy, hay que trabajar duramente y por mucho más tiempo para lograr que las ideas transiten el camino hacia su estreno en pantalla. Pero hoy también hay héroes en esas calles, gente luminosa cargando con sus proyectos en medio de un ámbito hostil, excluyente y rapaz. La noticia es que esa gente no se rinde, que resiste y se junta. Cada quien con su esfuerzo, con su voz, con su compromiso: El de construir, producir, habilitar, educar,
promover, compartir y obsequiar al mundo con nuevas historias. La épica valiosa de una comunidad que sabe defender lo suyo. Su cine.
Ese Centro Autónomo que no nació de prebendas ni dádivas, sino que fue producto de luchas de años, propuestas audaces y prácticas exitosas, esta sentido y desvalido en su 25 aniversario. Lo importante es rescatar los principios establecidos en la Ley Nacional de Cinematografía que lo designan como órgano rector, para que con su modelo de gestión participativa y democrática pongamos de nuevo el cine venezolano en los niveles que merece.
Larga vida al cine venezolano, larga vida a nuestro CNAC.
ASOCIACIÓN NACIONAL DE AUTORES CINEMATOGRÁFICOS, ANAC,
CÁMARA VENEZOLANA DE PRODUCTORES DE LARGOMETRAJE, CAVEPROL,
CÁMARA DE LA INDUSTRIA DEL CINE Y EL VIDEO,
ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE PRODUCTORES DE CINE Y AUDIOVISUAL, AVEPCA,
SOCIEDAD CINEMATOGRÁFICA DE EDITORES DE VENEZUELA, SCEV,
ASOCIACIÓN DE FORMADORES, INVESTIGADORES Y CENTROS DE CAPACITACIÓN, AFICAV,
ASOCIACIÓN NACIONAL DE SALAS DE ARTE CIRCUITO GRAN CINE,
ASOCIACIÓN DE BIENESTAR DEL TRABAJADOR DEL CINE, ABICINE,
SISTEMA NACIONAL DE FESTIVALES Y MUESTRAS