Un nuevo encuentro electoral en el que se vuelven a encontrar el chavismo y los actores agrupados en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), en las circunstancias actuales, dista mucho de tratarse de una disputa por cuotas administrativas regionales. Son los eventos previos a la elección, y los que hoy se dirimen dentro y fuera de Venezuela, los que explican la relevancia de la cita a mediados de octubre. Entonces: ¿Por qué son claves las próximas elecciones regionales en Venezuela?
En ese sentido, es absolutamente pertinente caracterizar la relevancia de estas elecciones.
Las elecciones ocurren en un marco de sanciones, injerencismo e instalación de la narrativa (dentro y fuera de Venezuela) de que el chavismo es una “dictadura”. Es paradójico pero también usual en la insólita política venezolana que la MUD, cuyos dirigentes descolocaron el discurso de la dictadura dentro y fuera del país, corran a inscribir candidatos de manera apresurada, sedientos de cuotas de poder. En un solo acto de ansiedad política desmontaron el llamado “desconocimiento” a las instituciones y al Estado que tanto pregonaron durante buena parte del año 2017.
Esto adquiere relevancia una vez que este proceso electoral abierto desdibuja la supuesta tiranización de las instituciones venezolanas.
La Administración Trump ejerce su peso con mano propia contra la economía venezolana y hace señalamientos de intervención militar. El Congreso de los Estados Unidos discute en tiempo presente un proyecto de ley que encubre la intervención en Venezuela “con fines humanitarios”. Se trata de la “Ley de Asistencia Humanitaria y Defensa de la Gobernanza Democrática de Venezuela de 2017” (Venezuela Humanitarian Assistance and Defense of Democratic Governance Act of 2017). Se trata de manteles servidos para derrocar al chavismo.
Ya encaminados en esa dirección, la realización de elecciones no parecerá relevante para los actores del injerencismo. Pero para dirimir disputas internas y legitimar la democracia venezolana son absolutamente claves. Es un elemento a considerar. EEUU necesita una política desmembrada a lo interno y las elecciones regionales apuntan en la dirección contraria.
Las elecciones regionales ocurrirán en un marco de economía bajo sabotaje y bloqueo. Sobre ellas se ciernen grandes demandas poblacionales, importantes cuotas de inconformidad económica y grandes expectativas. Para la MUD las elecciones pretenden capturar espacios políticos. Para el chavismo la tarea consiste en preservar espacios consolidados.
Las acciones violentas de la MUD durante 2017 y que preceden estas elecciones, dejan claro al chavismo que ningún espacio político regional debe desperdigarse o someterse a los designios de los factores antichavistas. No nos imaginemos el horror para los habitantes de estados como Táchira o Mérida, que ya no puedan contar con las policías regionales ante los hechos continuados y prolongados de violencia que se han consolidado en esas entidades.
El antichavismo ha sabido usar cada alcaldía, cada buró y cada instancia pública que han ganado al servicio de los factores violentos. En tiempos de guarimbas usan las instituciones para promover el caos, el desgobierno y el enfrentamiento. En definitiva, tanto la MUD como el chavismo tienen claro para qué es necesario ganar las gobernaciones, pues las visiones de paz vs. violencia son sumamente claras.
Las actuales gobernaciones en manos de la oposición son el festín del desgobierno, la incompetencia y la “operación morrocoy” perenne en el ejercicio de las funciones públicas. Esos gobernadores se declaran abiertamente inoperantes y confinan su cargos para el cabildeo politiquero. Muchas veces bajo el flojo argumento de que “no me mandan los recursos porque soy de la MUD”, abandonan a sus electores y a los habitantes de los estados a su suerte.
Esta afirmación tiene relevancia en el sentido de que la MUD tiene una clara determinación en desmembrar la política pública desde cualquier espacio. El ejemplo más claro de esto es cómo inhabilitaron y luego abandonaron la propia Asamblea Nacional. La MUD aspira capturar gobernaciones para inhabilitarlas, para desarticularlas del sistema de gestión pública. Pretenden tomarlas sólo para proveerse de los recursos y direccionarlos hacia la desestabilización. La idea para ellos es que proliferen las formas de desgobierno, caos, inoperancia y malestar.
Es un hecho que en cualquier estado donde hay un gobierno chavista para luego ceder paso a uno de la MUD, las políticas sociales, Misiones y Grandes Misiones pierden alcance y se aletargan. Estos programas de cobertura social pierden el apresto institucional de los gobiernos regionales, pues las gobernaciones chavistas ponen al servicio de estos programas su personal, instalaciones, recursos financieros y acompañamiento político.
Como ya lo han demostrado en sucesivas oportunidades, la MUD es totalmente adversa a las atenciones ejecutadas en los programas sociales y otros de alcance y relevancia estratégica, como la política de los CLAP. He ahí que para ellos la captura de las gobernaciones es clave, pues pretenderán con ello inhabilitar los sistemas de atención social a la población en circunstancias económicas bastante adversas.
Tienen claro que las estrategias de atención social han atenuado en gran medida los efectos de la coyuntura económica sobre cuotas importantes de la población socioeconómicamente vulnerable, y por eso quieren capitalizar espacios. Esto adquiere mucha relevancia, en una economía que la MUD necesita caotizada y con población desatendida, pues del descontento se nutre su afianzamiento electoral.
Las elecciones serán instrumento de medición de la salud política del país. No obstante, es también en otros contextos un elemento para definir el funcionamiento de la democracia venezolana y de cómo las organizaciones políticas van a los votos, en lugar de esquivar balas. La referencia es al contexto externo. Los elementos del poder fáctico injerencista, sus voceros políticos y sus corporaciones mediáticas tienen eso claro, al punto de que han silenciado la realización de elecciones regionales en Venezuela. Las omiten y censuran. No quieren que se conozcan, ni que la MUD esté participando activamente en ellas. Ese es un referente peligroso.
Las elecciones abrirán paso, bien sea a escenarios de estabilidad o de confrontación. Son un alto político a la escalada violenta que aún pretende empujar los destinos nacionales al conflicto bélico.
(PSUV – Gráfica: CNE)