Por: Daniel Liendo Jiménez
Soñé que oía distintas voces cuyos pausados sonidos emanaban de la misma tierra que conforma nuestro emblemático parque nacional Guaraira Repano. El mismo que cuando era niño lo llamábamos cerro Ávila y que en tantas ocasiones plasmó Manuel Cabré Alsina (España 25-01-1890 – Caracas 28-02-1984) en sus consagradas pinturas.
Como residente caraqueño y cuando estoy en estas latitudes que ubican a la capital de la República Bolivariana (desde el 12 de noviembre de 1999 por aprobación de la Asamblea Nacional Constituyente) de Venezuela, veo temprano, todos los días al Guaraira Repano. Respiro fuerte tras el recorrido visual y el imán de la panorámica me nutre para cumplir la agenda y acciones a desarrollar.
El Cósmico y la Madre Tierra serán testigos eternos de lo que comenzó en este lado del globo terráqueo; una vez, aquella vez que de manera infausta bajaron de la Pinta, la Niña y la Santa María unos seres que por la mar llegaron…
Rafael Liendo -amado padre- junto a Carmen Jiménez de Liendo -amada madre-, conversaban conmigo de todo durante los años que compartimos en Familia este plano terrenal junto a mis tres hermanos. Ambos padres e Hilda Margarita -Hermana Mayor y Comadre- ya están en áreas no tangibles físicamente.
Entre los cuatro conversamos la noche anterior al sueño con las voces del Ávila, sobre el tema escolar del “descubrimiento de América”. De allí asocio lo que por primera vez escribo motivado a la fecha de hoy y que se publica la primera parte, en este portal web de la plataforma comunicacional Cuatro F.
Mi sueño y aquel 12
Me encontraba sentado en una parte alta del Ávila. Estaba amaneciendo. Veía hacia Caracas y recuerdo que se construían los primeros edificios de Parque Central. La voz de la Pachamama que escuché, también emitió sonidos que aun no descifro pero eran musicalmente afinados al igual que la voz calmada que en momentos se desvanecía, por lo que presenció aquel 12 y fueron víctimas los pobladores originarios que engañados y portando sus guayucos o tapa rabos, comenzaron a morir y ser tratados inmisericordemente.
Las primeras preguntas que hice viendo hacia la parte mas alta de los árboles fueron: ¿Por qué Papá Dios permitió eso? ¿Los que bajaron de las embarcaciones cumplían órdenes del que según se llamaba Cristóbal Colón?
Todavía, la “unión” de la Cruz y la espada están exterminando seres humanos. Ambos sectores envalentonados por el poder económico y los disfrazados dogmas de fe, beben de la misma copa de sangre de los caídos en cada uno de los pueblos del mundo.
Cada año que transcurre, como humilde militante de la conocida Teología de la Liberación, anexamos puntos que fortalecen lo que creemos sucedió aquel día. Los denominados calendarios no coincidirán jamás porque nuestros ancestros compartían el tiempo y sus labores de vida con la salida y puesta del Sol, orientados por el palabrerío de los antiguos ancianos y los ritos compartidos por niños, mujeres, hombres guerreros, cazadores, pescadores y sembradores. Bien lejos de saber lo que les devenía con el desembarque de los que todavía vienen de esa generación y se jactan del idioma, conocimientos escolásticos y descomunal poder belicista.
Si nuestros ancestros se hubiesen preparado para defender la hermandad territorial a la que pertenecían y debían el Ser, esto no estuviera ocurriendo. No eran futurólogos; no lo sabían con antelación. De lo que sí estamos seguros es que una vez mas, el imperio hubiera sido derrotado.
Poemas, canciones, fotos
Hurgando sobre datos del maestro Cabré, me enteré (eso si no es sueño) que 66 años antes del día que naciera quien escribió lo que lees, llegó el pintor junto a sus padres a la Venezuela que liberó Simón Bolívar: Padre Libertador junto a los Patriotas precisamente del mismo imperio donde nació el pintor en mención y que se viene y llega a Venezuela con su familia, el 18 de mayo de 1896, procedente de Barcelona, España.
El relato escrito sobre mi sueño no termina todavía. Este artículo vivencia… continuará.