Los aborígenes del siglo XV, antes la llegada de los españoles, tenían una vida comunitaria primitiva colectiva, regida por sus creencias y costumbres, explicó el psicólogo social Fernando Giuliani.
«Las relaciones entre los aborígenes eran colectivas. Su manera de convivir con la naturaleza era por satisfacción propia, no era para el dominio. Es falso que fueran salvajes, se regían por la solidaridad. No había deseo de expansión, ni de dominación, ni temor. Tenían una vida existencial libre. Vivían con mucha libertad en su hábitat«, relató Giuliani.
Lo expresado por Giuliani coincidió con el historiador Javier Escala, quien aseguró que en la sociedad primitiva trabajaban la tierra colectivamente; y cuando cultivaban o cazaban llevaban sus alimentos a todos de la tribu, no había división.
«Todo lo que hacían era dentro de la tribu, nada fuera de ella. Eran animistas«, expresó Escala, quien indicó que existía lealtad entre el chaman, cacique y demás miembros.
Para Carlos Marx, en el libro El Capital, esté tipo de sociedad primitiva tenía el trabajo como actividad social en la condición natural de la existencia humana independientemente de las formas existentes para él representó un modelo comunista.
Mientras tanto Federico Engels, comprende la evolución primitiva como “la propiedad común de la tierra, la producción, cooperación, predominio de los lazos sanguíneos y las relaciones familiares y de parentesco acondicionando por la estructura económica comuna-primitiva que concluye con la propiedad privada, la cual abrió la primera fisura en la constitución gentilicia…He aquí la raíz de toda la revolución que siguió”.
A lo dicho por Engels coincidió con Guilliani en los efectos ocasionados por la privacidad, vista por él como subjetivo y se debe tener cuidado al abordar la conducta en el sistema de relaciones socialista.
De acuerdo a estudios arqueológicos los indios vivían en pueblecillos, formados por numerosos bohíos alrededor de un espacio abierto a guisa de plaza. Dependían de la ubicación territorial, algunos vivían independientes unos de otros, sin una clara unión de cohesión política, ni uniformidad cultural (Chalbaud, 1997).
Eran gentes tan humildes, tan pacientes y tan fáciles a sujetarlas; a las cuales no han tenido más respecto, han hecho más cuenta ni estima, describió Bartolomé de Las Casas en libro de las Indias.
Colón destruyó la comuna
Por ello, antes de la llegada de los españoles, estaban unos 300.000 habitantes, quienes eran de baja estatura, brazos y piernas cortos, cráneo de mediano tamaño, cabello negro y lacio, frente estrecha, barba lampiña, pómulos salientes y color de la tez broncíneo (Chalbaud, 1997).
Así eran; sin embargo, de acuerdo al clima había cambios de conductas. La solidaridad, trabajo en equipo, aporte de cada familia convivían los aborígenes.
Su salud era sin enfermedades porque comían todo lo proveniente de la naturaleza. La fibra y proteínas venían del terreno sembrado, eso colocaba una ventaja al momento de ejercer el trabajo como vida. Las relaciones de parentesco y familia eran poligámicas, las relaciones de producción eran domésticas, ya que existía una cooperación entre los individuos y ciertos eran comprendidos, dice Sahlins Marshall en su texto Economía de la Edad de Piedra.
El sistema de relaciones de las sociedades primitivas, en El Capital Carlos Marx la señala como una “forma de producción caracterizada con la propiedad comunal y por el trabajo directamente asociado. La tierra era colectiva, cultivada en común con los miembros de la tribu y el alimento se distribuía entre todos quien la siembre y consume. Impera un comunismo elemental”.
Así, la cooperación en el proceso de trabajo que es la forma impérenme en los comienzos de la civilización, en los pueblos cazadores o en la agricultura de las comunidades indias, se basó en un aporte en la propiedad colectiva sobre las condiciones de producción y de otra parte en el hecho de que el individuo no ha roto todavía el cordón umbral que une a la comunidad o a la tribu de la que forma parte como la oveja en la colmena, narró Figuero Brito en el libro Historia Económica y Social de Venezuela, Tomo I.
Cuando comían se colocaban en cuclillas alrededor de la aldea familiar, cada quien ponía lo encontrado al salir a buscar alimentos en los sitios adyacentes en la vivienda. Sin duda, fue una vida primitiva comunal, donde los principios de solidaridad entre las familias se mantenían hasta 1498 cuando llegó Cristóbal Colón.
Biografía
Chalbaud, C. (1997). Capítulo Primero: Los Aborígenes. Los Timoto-Cuicas. En C. Chalbaud Zerpa, Historia de Mérida (pág. 9). Mérida, Mérida: Universidad de Los Andes.