De ordinario la democracia burguesa, impone como normal las diferencias de clases sociales, pondera las fantasías de la distinción social para todos y establece como objetivo individual a conquistar, los sueños infundados de llegar a ser princesas o príncipes azules en coche tirados por corceles o lo que es su equivalente, dueños de carros último modelo, ropas con marcas exuberantes y demás veleidades con las cuales rellenar los vacíos de conciencia, el fácil razonamiento y la acriticidad política.
Esos son los cuentos con los que se arrullan los perritos que Kuczynski tempranamente identificó como un éxito para la política exterior estadounidense, al lograr la subordinación plena de gobiernos arrastrados a sus intereses.
Un verdadero ideario dogmático, donde destacan las hazañas de Superman, el sacrificio de los “emprendedores” (inescrupulosos especuladores enriquecidos con los bienes del Estado) y la eterna negación a los trabajadores de su capacidad de producir para sí y por sí mismos.
De allí que el planteamiento de Chávez derrumbe las falacias de un capitalismo al alcance de todos, le abra los ojos al pueblo, y coloque el empeño en la construcción de un socialismo incluyente, productivo y sobre todo impregnado de justicia y equidad.
En ese marco de ideas, el socialismo del Siglo XXI deja claro que se requiere de diversos tipos de propiedad, o lo que es lo mismo, desarrollar desde la complejidad social, responsabilidades productivas que hagan realidad el logro de la mayor suma de felicidad posible.
Chávez, nunca negó la propiedad privada, pero el énfasis lo colocó en la praxis social colectiva; lo que sin duda constituye un elemento sustantivo para el fortalecimiento del poder popular.
En consecuencia, el Comandante Eterno juró dedicar toda su vida a la lucha por los derechos del pueblo, por la justicia, la que Bolívar llamaba: “La Reina de las Virtudes Republicanas”, una justicia, con la cual consolidar un espacio de vida en paz para todos; donde quepamos todos y donde vivamos todos sin privilegios y sin exclusiones.
Ahora bien, indudablemente quienes estamos convencidos de que en el pueblo está la clave para salir de la actual crisis inducida por los detractores de la libertad, si bien no nos oponemos a la propiedad privada creemos que es necesario desarrollar, junto al pueblo, formas productivas cuya plusvalía sirva a los intereses sociales (punto y circulo), al desarrollo del trabajo y al enriquecimiento social y colectivo de los trabajadores, directamente en las comunidades donde viven y laboran.
No es descabellado pensar que las Zonas Económicas Exclusivas, por ejemplo, convoquen a la inversión de capital privado, nacional y extranjero a la vez, que desarrollen las fuerzas productivas de las y los trabajadores, propiciando los incentivos que sean necesarios para la creación de Empresas de Propiedad Social, Cooperativas, Alianzas Estratégicas, y demás formas productivas cogestionarias afines y conexas, con alta rentabilidad productiva y beneficios directos individuales y colectivos para los involucrados, familias y colectivos comunitarios: Ciudades Comunales Autosustentables.
Al respecto de la propuesta anterior, es menester decir que en el mundo existen formas productivas que trascienden a los preceptos de la acumulación de capital individual. De allí que si entendemos que el Socialismo del Siglo XXI se plantea como fin el logro de la mayor suma de felicidad posible; y de entrada establece la redistribución de la riqueza de manera equitativa y sin distingo de ninguna especie, hay que asumir, que esa riqueza se tiene que producir en todos los niveles de la estructura económica.
Los que tengan dudas, consulten las experiencias productivas en los “kibutz en Israel”, las cooperativas en el Norte de Italia, las comunidades auto sustentables en EE.UU; y si no les invade el prejuicio neoliberal burgués; denle una mirada a las organizaciones empresariales productivas en Vietnam y China.
El debate está abierto, y toma valor estratégico para el análisis, asumir que “el socialismo se conquista peleando” (Jorge Rodríguez Padre), o lo que es lo mismo, desarrollando las fuerzas productivas para que asuman con poder el desarrollo de su socio historia en pro del logro de la mayor suma de felicidad posible para todas y todos.