Cada día aparecen señales de la crisis imperial
Regresión histórica en materia de aborto
Las ideas retrógradas siguen imponiéndose en la sociedad estadounidense, incluso en aspectos en los que durante el siglo XX se habían logrado avances. Un ejemplo es la legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo, que ha sufrido un retroceso considerable, luego de una decisión de la Suprema Corte de Justicia.
Con ese fallo ha dejado de tener rango nacional en Estados Unidos el derecho de las mujeres al aborto. Esto se hizo al revocar una sentencia de 1973 en sentido contrario. Ahora, cada estado legislará a favor o en contra de dicho derecho. Se da por descontado que varias de las entidades federales, controladas por los grupos políticos más conservadores, impondrán la prohibición de abortar legalmente.
De esta manera, los derechos femeninos volverán al lugar donde se encontraban hace medio siglo.
Los analistas del comportamiento de la máxima instancia judicial de EEUU han encontrado un dato paradójico: la Corte de 1973 que decidió a favor del aborto, estaba integrada por nueve hombres, casi todos ellos blancos y conservadores, por lo que hubiese sido razonable esperar un fallo en contra del aborto. La Corte que ha revocado aquella sentencia incluye a tres mujeres, dos afroestadounidenses y un hijo de inmigrantes.
Por cierto, esta misma Corte que valoró el argumento de los llamados pro-vida (es decir, los opositores al aborto), emitió recientemente otro fallo en el que ratificó el derecho constitucional al porte de armas para todos los ciudadanos estadounidenses. Dos maneras muy distintas de defender el derecho a la vida.
Permiso para dormir en el carro: ¡qué generosos!
En la meca del capitalismo, lugar del llamado Sueño Americano, Estados Unidos, es tan grave la crisis generada por las familias en situación de calle (víctimas de desalojos forzosos y con ingresos insuficientes para pagar un alquiler), que en algunas grandes ciudades, las autoridades se hacen de la vista gorda y permiten que estas personas se instalen en las aceras, en tiendas de campaña y otras viviendas precarias.
En Los Ángeles, sede de la fallida Cumbre de las Américas a principios de junio, existe una extensa zona, conocida como Skid row (la Pista de patinaje) donde habita una parte de los más de 60 mil homeless que hay en esa urbe emblemática del cine y el deporte de EEUU. Durante los días de la cumbre, para evitar el feo espectáculo, los corrieron un poco, fuera de la vista de las delegaciones.
Ahora, en una ciudad del estado de Colorado, la generosa municipalidad ha decidido dejar de penalizar el uso de los vehículos como lugares para dormir, una acción que estaba prohibida.
Los comentaristas dicen que las autoridades tomaron esta medida no tanto porque les preocupen los sin techo, sino porque casi todos son trabajadores de las empresas de la ciudad y si no se les permite pernoctar en sus carros, podrían marcharse y crear una crisis de mano de obra. ¡Qué gente tan generosa!
Tiroteos versus fuegos artificiales
Los episodios de violencia cometidos por personas comunes, en muchos casos adolescentes y hasta niños, se han tornado habituales en la gran nación del norte de América.
Entre las causas de este fenómeno, que a cada rato cobra vidas inocentes, se cuenta la cultura de la violencia que la sociedad estadounidense siembra en su población, así como el hecho fáctico de la facilidad de acceso a las armas.
El pasado 4 de julio, mientras se celebraba el Día de la Independencia hubo al menos dos incidentes con disparos. Los tradicionales fuegos artificiales, característicos de esta fecha en EEUU, tuvieron esta vez en esos dos lugares, la competencia del fuego real.
Lo ocurrido se suma a una espeluznante estadística de tiroteos y matanzas en escuelas, calles y centros comerciales, ocurridas en lo que va de año. Cada vez que uno de estos acontecimientos ocurre, se oyen voces que exigen el cese de la violencia, pero por nada del mundo los políticos de esa nación acceden a regular la tenencia de armas.
La razón es política y de dinero: las empresas fabricantes y vendedoras de armamento están en primera línea entre los financistas de los dirigentes políticos de todos los niveles, desde el poder local hasta el presidencial, pasando naturalmente por el Congreso. Quien quiera ver un simple ejemplo, que busque la historia de la carrera política del feroz antivenezolano Marco Rubio. Eso sí, hágalo con la mascarilla puesta.
Fin de mundo: Biden quiere intervenir el mercado
Para completar el cuarteto de síntomas de la evidente decadencia gringa, revisemos el firme llamado que hizo el presidente estadounidense, Joe Biden, a los empresarios del sector de los combustibles para que dejen de aumentar los precios de la gasolina.
Uno puede esperarse cualquier cosa de una élite política hipócrita a más no poder como lo es la estadounidense, pero no deja de sorprender –y hasta causar alguna gracia– que el presidente del país que le ha impuesto al mundo el cuento de la mano invisible del mercado, pretenda detener con sus propias extremidades superiores las alzas de precios, generadas –dicho sea de paso–, por su guerra contra Rusia, a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, en el escenario ucraniano.
Lo que critican a los gobernantes de izquierda, progresistas y hasta a los socialdemócratas más moderados —-a quienes tachan de “populistas”— pretenden hacerlo los sumos sacerdotes del neoliberalismo globalista. Fin de mundo.