Asumir el desafío de prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres; sigue siendo un discurso institucional en los ámbitos nacionales e internacionales. Incluso ha alcanzado, como nunca, agendas públicas y programas de Gobierno. Las Naciones Unidas, en sus lenguajes acordados, priorizan planes con los que exhortan a los Estados, las sociedades, las personas; y asigna indistintamente estándares a los países; tal cual pronóstico de lluvia o ritual de horóscopo.
No se pasa cerca de un cuerpo sangrante e inerte, de una mujer víctima de feminicidio sin que haya, por lo menos, un grito sororal y justiciero de otra mujer; de indignación y rechazo ante este flagelo que atenta también contra la sociedad, la familia y el Estado. Pero al lado, como una esquizofrenia colectiva, de masas y multitudes, hay un ensordecedor silencio, escondido de murmullos y risas fáciles.
Así, la cotidianidad machista y violenta se convierte en complicidad; ante la sórdida burla de expresiones imperceptibles sobre nuestros cuerpos; los cuerpos de nuestras niñas, nuestras adolescentes, en forma de música, de “entretenimientos culturales” que laceran dignidades de forma tácita; en paisaje que normaliza, reduce y genitaliza la amplia y potente sexualidad humana.
Una mano, tan invisible como la del mercado neoliberal, que “jurunga” sin permisos, entre las piernas, en la casa, en la iglesia, en la universidad, en el trabajo, en forma de halago o seductor “piropo”, que escuchamos y no oímos, hasta tararear, y hasta vemos y no identificamos. He allí, un gran desafío de deconstruir, humanizar, feminizar la cotidianidad, el relacionamiento y la comunicación humana.
¿Pero de dónde venimos? Venimos del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, desde 1977 en homenaje a las mujeres que lucharon por mejores condiciones de trabajo. Venimos de los movimientos sufragistas europeos, venimos del trabajo feminista por la igualdad entre hombres y mujeres en los albores de la Revolución Rusa de 1917. Venimos del 25 de noviembre de 1960, día en que Trujillo ordena el asesinato de las hermanas Mirabal y es por ellas que conmemoramos el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer. Venimos del octubre, de hace 528 años de luchas, de las guerras contra el coloniaje español y del 25 de octubre que desde el año 2009, es día del Socialismo Feminista en Venezuela.
En la República Bolivariana de Venezuela, desde el proceso constituyente de 1999 se recoge en el Texto Constitucional, las históricas banderas de lucha de décadas de los movimientos amplios de mujeres, de la Venezuela contemporánea, honrando los compromisos de los instrumentos internacionales para garantizar sus derechos: la conquista de un lenguaje no sexista y una transversalidad que garantiza los derechos civiles y políticos de igualdad, en su Art. 21 y los derechos sociales, económicos y culturales de protección social integral a la mujer venezolana, especialmente en los artículos 75, 76, 86 y 88.
Hoy, 21 años más tarde, en plena era Bicentenaria, luego de la decisión irreductible de ejercer soberanamente nuestros destinos, en el contexto actual de la Guerra Económica contra Venezuela, somos sometidas y sometidos a un permanente acoso imperial, y se hace innegable el impacto en los derechos humanos del pueblo venezolano, particularmente de las mujeres. Sin embargo, la situación ha ratificado la gran heroicidad de las mujeres venezolanas, con una resistencia en la cotidianidad, bajo la crueldad de la imposición de medidas coercitivas unilaterales criminales por parte de los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea, que ha reducido sustancialmente nuestros ingresos económicos a la Nación, pero no así la voluntad política de la inversión social, como centro de políticas públicas.
Es así como, las mujeres venezolanas que somos el 50% de la población, asumimos el rol protagónico de nuestra Revolución conformando el 70% de la matrícula universitaria, el 80% del liderazgo organizado de base comunitaria y el histórico 40% de participación política de la Asamblea Nacional. Cada niña que porta una de los 5 millones de canaimitas distribuidas en las escuelas, atenta contra bloqueo del convenio suscrito con Portugal para su producción. Cada mujer liberada del analfabetismo, cada mujer que alcanzó su título universitario y cada mujer que pudo prevenir enfermedades en el Sistema de Salud Barrio Adentro, es una amenaza para el bloqueo imperial.
Las mujeres elevadas del carácter de “mantenidas” a trabajadoras, productoras, con énfasis a las 3 millones de mujeres amas de casa, amparadas a través del Sistema de Misiones y Grandes Misiones. La visibilización de los más de 6 millones de Hogares de la Patria liderizados por mujeres venezolanas. Las preñadas de nuestra Patria, quienes hoy son menos sometidas a cesáreas innecesarias, reduciendo marcadamente la violencia obstétrica, todas ellas son una amenaza inusual y extraordinaria para las fuerzas imperiales.
Las 12.000 Promotoras Comunales de Parto Humanizado formadas y activas que acompañaron a las Preñadas de la Patria, en cada comunidad. Las Defensoras Comunales de los Derechos de las Mujeres, que acompañan a aquellas mujeres víctimas de violencia basada en género en la Ruta de la Justicia, que nació en 2007 con la Ley Orgánica Para una Vida Libre de Violencia, también hacen temblar al sistema machista y capitalista imperante. Las Cocineras de la Patria, que han hecho del amor, un acto de resistencia en las Escuelas del País, aquellas, quienes con honra y orgullo, fueran insultadas de “come lentejas”. Las mujeres militares que desde 1999 han alcanzado casi un 30% en los componentes militares y gozan de una Secretaría de Igualdad y Equidad de Género, instancia de formación y denuncia. Las mujeres científicas que desarrollan ciencia para la vida y con mística y profesionalismo y luchan contra la primera pandemia de este siglo, desde la investigación, hasta la atención directa. Todas ellas son muestra fehaciente de un pueblo plantado por su dignidad y su soberanía.
Hoy, la Asamblea Nacional acompaña a las mujeres venezolanas en sus históricas luchas por sus derechos y hacen suya sus banderas por la igualdad y por el derecho a una vida libre de violencia. Por ende, conmemoramos esta fecha con los grandes desafíos que impone una sociedad de paz. En ese sentido, nos comprometemos a garantizar perspectiva y enfoque de género a toda iniciativa legislativa y a toda normativa de la Asamblea Nacional mostrando el compromiso coherente con las mujeres de nuestro país, dándole prioridad legislativa a aquellas leyes dirigidas a garantizar los derechos de la mujer.
Hito electoral
El domingo 21 de noviembre de manera simultánea, en nuestra región nuestra americana, se llevaban a cabo dos procesos electorales, con casi los mismos niéveles de participación (44-47%), uno presidencial y otro de carácter regional y local. Los incandescentes focos, los estridentes micrófonos y los anchos de bandas de conectividad de las transnacionales de la comunicación en un doble rasero, cuestionaban con obsceno sesgo la legitimidad del mega proceso electoral venezolano.
Luego del reciente 21 de noviembre, una escritora, educadora popular, que hace vida en la Red de Intelectuales y Artistas en la Defensa de la Humanidad, María Fernanda Barreto, destaca la importancia geopolítica de estas elecciones y sentencia que Venezuela sigue siendo la principal barricada contra la política Monroe.
El viernes 26 de Noviembre, ocho estados indígenas venezolanos, eligen igual número de legisladoras y legisladores, 69 concejalas o concejales, en total reconocimiento a sus costumbres y su identidad.
A escasos kilómetros, en tierras vecinas, las mujeres colombianas son sometidas a la violencia del silencio mediático y la invisibilidad de toda forma de justicia, su conocida hija: la impunidad.
A 12 años del Golpe de Estado, contra el pueblo hondureño, a su cabeza de Gobierno, el Presidente derrocado Manuel Zelaya, en las tierras de Morazán, una grata sorpresiva e histórica victoria de una mujer es electa, Xiomara Castro, una brisa nos recuerda consignas y cierra esta lluviosa madrugada, a pocas horas de que el sol nos alumbre.
Siguen las Mariposas Revoloteando, y la Espada de Bolívar recorriendo el continente.
Por: Asia Villegas