Personajes (y pueblos) que sufren luego de creerse invencibles por tener el apoyo del imperio
Zelenski y Ucrania: la OTAN le aconseja ahora hacer concesiones territoriales
En la actualidad, para hablar de personajes y élites políticas que se han encandilado por tener el apoyo de Estados Unidos y sus satélites europeos, nada mejor que el ejemplo de Volodimir Zelenski y el neonazismo ucraniano.
Instigado por Washington y sus gobiernos subordinados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Zelenski llevó a Ucrania a una confrontación completamente desigual con una superpotencia militar como Rusia, con la promesa de ser admitido en el club de los europeos y en la misma OTAN.
Ahora, luego de más de tres meses de guerra, y muy a pesar de que Rusia ha desarrollado una operación gradual, limitada a ciertas zonas del país, el balance es tan adverso que el propio secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, admitió que Ucrania tendría que hacer concesiones territoriales para restaurar la paz.
En pocas palabras, quienes convencieron a Zelenski de casar una pelea con Vladímir Putin, ahora le dicen que debe entregar parte del territorio que estaba bajo control de Kiev. Y, además, es obvio que Ucrania tendrá que olvidarse de pertenecer a la OTAN. Una derrota en toda la línea para la alianza atlántica y para los tontos útiles que en este caso fueron tontos inútiles.
La dictadora Áñez sentenciada a diez años de cárcel
En nuestro hemisferio, abundan los casos de gente que se creyó muy poderosa por tener detrás al altanero imperio estadounidense y sus serviles operarios, como Luís Almagro. La prepotencia les duró relativamente poco y ahora están pagando individualmente los crímenes que cometieron por encargo y por creer que con el apoyo gringo tendrían exención penal garantizada.
Tenemos en Bolivia a la exdictadora Jeanine Áñez, quien gobernó al país a la cabeza de una banda de fascistas, racistas y fanáticos religiosos, perpetrando incluso masacres y otros actos típicos de los tiempos del Plan Cóndor.
Un tribunal le acaba de aplicar una pena (bastante benévola, dicho sea de paso) de diez años de prisión, tras lo cual, por supuesto, toda la derecha mundial la ha victimizado, presentándola como un pobre ama de casa encarcelada por pensar distinto.
La pena impuesta a Áñez es poca, si se considera la gravedad de sus delitos, pero aun así surge como un ejemplo para otros escenarios políticos, en los que la sanción ha sido nula y tal situación de impunidad se ha convertido en un estímulo para la reincidencia.
En todo caso la exdictadora está pagando; mientras su compinche Almagro sigue dándose la gran vida de burócrata de la diplomacia multilateral; y lo más que ha sufrido ha sido la humillación de que un joven estadounidense le haya cantado cuatro verdades durante la infausta Cumbre de las Américas.
Duque dando pena
En algunos casos, los personajes y personajillos de la política latinoamericana (y de otras partes del mundo también) llegan a creerse poderosos porque tienen el apoyo de un presidente de Estados Unidos, pero caen en desgracia cuando cambian al emperador.
Este es el caso de Iván Duque, quien se cuadró en exceso (no por iniciativa propia, lo mandó Uribe) con Donald Trump y quedó guindando de la brocha cuando llegó Joe Biden.
Duque está en preaviso como jefe nominal (el verdadero es el otro, ya mencionado) del peor gobierno colombiano de la historia y parte de su desgracia es que perdió el apoyo incondicional de la Casa Blanca.
Por eso es que lo vimos dando pena, compitiendo por ser el presidente más arrastrado, zalamero y servil de la Cumbre, una pelea que varios le pusieron bien difícil.
I just called to say I love you: Biden le cantó al autoproclamado
En materia de individuos y grupos que se han emborrachado de poder, que se han sentido guapos y apoyaos (como se dice coloquialmente), acá en Venezuela tenemos una colección, encabezada por el autoproclamado, quien es posiblemente el único venezolano que ha sido aplaudido de pie por el Congreso en pleno de Estados Unidos, y la única persona en ser ovacionada al mismo tiempo por Donald Trump y Nancy Pelosi.
Pues bien, el respaldo se le ha ido disolviendo poco a poco, incluso desde la misma época de Trump (a quien le pareció medio idiota), pero en los últimos meses la cosa se ha transformado en un rechazo feo, al punto de que no lo invitaron a la Cumbre, justo cuando él pensaba experimentar lo que se siente caminando por una alfombra roja en Los Ángeles, como las estrellas de Hollywood.
Biden, un señor que acostumbra estrechar la mano de personas ausentes, lo llamó para decirle que lo ama, como la canción de Steve Wonder. Un premio de consolación para que no se sintiera tan solito.