Apenas alguien con altos grados de dogma en su ADN pudiera desconocer la realidad multilateral y de crecimiento de nuevos polos de poder mundial que no son más una expectativa, una especulación o un pronóstico, sino que ya existen como hecho palpable, tangible en el escenario mundial.
Tampoco podemos obviar el papel del Comandante Hugo Chávez en desanclar estructuralmente la política exterior venezolana de la única, unilateral y exclusiva relación con EEUU y Europa, como vías posibles impuestas para desarrollar cualquier acción política tanto en la región como a lo interno.
Precisamente esto ha definido la consolidación paulatina y perseverante de un concepto denominado Diplomacia Bolivariana de Paz; cuyos ejes centrales nos encuentran en la Constitución Nacional, siendo los principios fundamentales de sustentación la paz, la estabilidad, el diálogo, el multilateralismo y el respeto entre las naciones, con el antiimperialismo como esencia propia que nos define como Nación que tuvo que hacerse paso en el mundo con mucha entrega y sacrificio de nuestras generaciones pasadas.
Sobre ambas premisas, la gira euroasiática y africana del Presidente de la República Nicolás Maduro Moros centra su atención en engranar el proceso de estabilidad actual de la República Bolivariana de Venezuela, no exenta de amenazas de quienes les incomoda una eventual recuperación del país, con un lanzamiento a mayor profundidad de lazos de trabajo con diversos países de ese polo que se levanta en el hemisferio oriental de nuestro planeta, teniendo como base llegar a puntos concretos en varias materias pensando en los desafíos del desarrollo nacional.
Todo esto en acuerdos ganar–ganar con naciones que respetan la soberanía y dignidad de los pueblos y reconocen abiertamente la capacidad de batalla y resistencia de la Nación venezolana por hacer valer estos principios como claves para el desarrollo y bienestar de nuestro pueblo.
Basta con revisar, a modo de ejemplo, algunas de las afirmaciones del Presidente de la República Islámica de Irán, Ebrahim Raisi, durante su encuentro con el mandatario nacional: “La suscripción del documento de cooperación de 20 años entre ambos países —Irán-Venezuela— es un ejemplo de la voluntad firme de las autoridades de ambos países para extender las relaciones en todos los sentidos (…) Venezuela ha superado los años difíciles, las agresiones y dificultades. Eso es una señal que nos demuestra que la resistencia del Gobierno y pueblo de Venezuela, encabezado por usted presidente Nicolás Maduro, ha triunfado frente a las agresiones del enemigo”.
Tal antecedente se evidencia como la lógica de conversión de esta nueva etapa nacional en una de carácter internacional con nuestros aliados estratégicos; para procurar la profundización de alianzas de trabajo en petróleo, turismo, industria, ciencia, tecnología, economía y finanzas, fortalecimiento de la OPEP Plus, educación, salud y promoción de un engranaje de nuestra Nación con ese nuevo polo de poder como expresión multilateral del mundo actual; todo esto constituye el sello fundamental de una gira de hechos concretos.
De suyo, tal movida geopolítica deja en opaco total la reunión de Los Ángeles donde EEUU, en su errática y supremacista política exterior, pretendió excluirnos y aislarnos por un lado de un encuentro que nada aportó de positivo para los intereses y preocupaciones de los pueblos de América Latina, al tiempo que, tratando de hacernos a un lado, nos puso en el centro de este evento al recibir el rechazo mayoritario de las delegaciones en un contexto de floja presencia de jefes de Estado.
Dada la constatación de una pretendida Cumbre que se desangra cada día más, la Diplomacia Bolivariana de Paz avanzó en una metódica agenda de trabajo que sería imposible de desarrollar sin pensar en la derrota en el frente interno, propinada por el pueblo venezolano y la institucionalidad democrática, a cada una de las agresiones planificadas desde Washington y secundadas desde la Unión Europea, como bien lo puntualiza el Jefe de Estado iraní.
Este proceso de victorias de la Revolución Bolivariana ha dispuesto de un contexto donde todo tipo de estudios, desde todo campo ideológico, valoran una recuperación económica nacional cuyas positivas consecuencias sociales no son muy bien vistas por quienes siguen pegados en la agenda de violencia, presión, medidas coercitivas y sanciones como chantaje para posibilitar el desarrollo, o no, de Venezuela.
Esta es una de las razones sagradas de la agenda de trabajo que se desarrolla con ese nuevo polo de poder, no hay chantajes, ni visiones de patio trasero o neocolonialismo que predominen en la relación, además de unas potencialidades de desarrollo que en algunos casos tienen proyectos por realizar y en otros ya avanzan con paso firme.
Para nosotros resulta relevante no solo por lo geopolítico, sino especialmente por la construcción de una economía productiva y diversificada, no amarrada exclusivamente a la renta petrolera, capaz de hacer sustentable el modelo de bienestar social que marca la Nueva Época de Transición al Socialismo; y eso impone la incorporación de nuevos actores internacionales con acuerdos que expresen esta idea fuerza.
Otra razón clara es el actual contexto internacional donde la República Bolivariana de Venezuela, por su posición geopolítica y de principal reserva de petróleo del mundo, tiene un protagonismo ineludible dentro de un rol multilateral y de consensos necesarios que descarrilen los tambores de la guerra total que vienen señalando el camino del conflicto en Europa del Este, prefabricado por la política exterior de EEUU y ejecutado por la vía de la OTAN.
Nada más observar el efecto bumerang de intentar sacar de la economía mundial a una potencia como la Federación de Rusia, conteniendo una recesión prevista para el finales de este 2022, hacen mover a Venezuela la ficha de accionar pasos para paliar y salir victoriosos ante las consecuencias económicas y sociales globales de una pretensión unilateral estadounidense que ha resultado irresponsable en todo sentido.
Las respuestas actuales están en ese polo multilateral donde estamos definitivamente insertos.