La revolución bolivariana inicia en este 2022 un nuevo ciclo en su dura lucha por transitar al socialismo en nuestro país. Nuevas condiciones a partir de históricas victorias, plantean nuevos desafíos y objetivos. El presidente Nicolás Maduro ilustró las 3R.Nets para abordar esta nueva fase, dándole continuidad histórica del legado del comandante Chávez. En este contexto, hay planteamientos de primer orden en lo económico.
Resistencia económica. Venimos de un proceso de destrucción sistemática y criminal del cuerpo económico nacional, ocasionada por la agresión inclemente del imperialismo yanqui. Sin embargo, en los actuales momentos, el país ha recuperado la senda del crecimiento económico, aplicando un conjunto de decisiones e instrumentos de política económica, en ocasiones de extrema urgencia, para enfrentar complejísimas contingencias. La recuperación productiva es una conquista de excepcional importancia, tomando en consideración que se mantiene cada una de las acciones de asfixia imperial. Los trabajadores han jugado un papel estelar y el pueblo ha resistido los despiadados embates, conteniendo estallidos de tenebrosas proyecciones.
Renacer económico. A partir de esta durísima crisis impuesta por el imperialismo, la respuesta de la revolución bolivariana consiste en la reconstrucción de nuestro aparato productivo, definido en el legado del comandante Chávez. Se trata de iniciar la transición del modelo rentista, dependiente, subdesarrollado y capitalista a un modelo productivo, moderno, independiente y de sólida orientación socialista, basado en el trabajo, la ética humanista, la inversión, la innovación, la eficiencia, el incremento de la productividad…. Este modelo de desarrollo de las fuerzas productivas se producirá bajo la dirección del Estado revolucionario, con el creciente protagonismo popular y en apertura a la participación de actores privados comprometidos con el despliegue productivo. Este contexto general de las grandes transformaciones económicas tiene que arraigarse en poderosas bases socialistas en lo ético, moral, en la conducción política y en lo institucional.
Revolucionar la economía. La primera fase de la revolución económica está determinada por la consolidación de la recuperación productiva y la creciente estabilidad macroeconómica, aun en condiciones del durísimo bloqueo imperialista. Esto es crucial para continuar avanzando en un punto esencial de nuestra política revolucionaria como es brindar bienestar al pueblo, vapuleado por la crisis en sus condiciones de vida. Para ello es indispensable generar ingresos para servicios públicos, salarios, protección social. A su vez, esto redundará en mayor estabilidad política y fortaleza de nuestra soberanía nacional.
Sin embargo, el objetivo fundamental para hacer irreversible este avance y activar la sobremarcha en la transición al socialismo, es la industrialización del país como gran proceso revolucionador de nuestra economía. El socialismo reclama sólidas bases materiales-productivas, lo cual implica agregar valor a nuestra riqueza, crear cadenas productivas, diversificar el aparato productivo, impulsar el desarrollo territorial. Consciencia y organización de la clase obrera y los sectores populares, gestión gubernamental libre de vicios, eficiencia gubernamental, inquebrantable ética socialista, claridad y realismo político en las decisiones económicas…, ahí están algunas de las claves del éxito.