Por: Roberto Malaver. – El 30 de abril de 2019 Leopoldo López y Juan Guaidó participaron en una intentona golpista, también los que participaron en otra intentona fueron Ramos Allup y Edgard Zambrano, y ahora se supo todo.
La madrugada caraqueña que se podía observar en el distribuidor Altamira aquella madrugada del 30 de abril, invitaba a celebrar cualquier cosa. Y la gente de la oposición estaba dispuesta a celebrar un golpe de Estado.
– ¿Todo listo, Zambranito?
– Sí, mi presidente. –
¿Nadie está enterado de nuestro plan?
– Solo nosotros, mi presidente.
Ramos Allup y Edgard Zambrano estaban hablando desde temprano por celular, porque sabían del plan del golpe de Estado, pero ellos tenían su propio plan.
– Ya voy saliendo para el distribuidor Altamira.
– Vete tú adelante, porque no es bueno que lleguemos los dos juntos, pueden sospechar.
– Esa vaina ya fracasó, presidente.
– Claro. Eso lo sabíamos. Pero nuestro plan no puede fracasar.
Edgard Zambrano llegó al lugar de los hechos y se abalanzó sobre Leopoldo López para abrazarlo.
– Hemos fracasado otra vez, compañero.
– Así es. Pero yo voy saliendo para la embajada de España. Allí me están esperando.
– Si quieres te esperas un ratico más para que saludes a mi presidente Ramos Allup.
– Ni de vaina, ese hombre es pavoso.
– Ahí, en la embajada de España, de repente tienes tiempo para escribir un poemario.
– Lo voy a intentar.
Los dos miembros caídos de la oposición se abrazaron, y Leopoldo López salió corriendo para la embajada de España. Al rato, Edgard Zambrano escuchó una voz que lo llamaba. Era Ramos Allup que estaba llegando.
– Mi presidente.
– Carajo Zambranito, tú como que venías para la juramentación y no para un golpe, porque ese flux que cargas a esta hora de la madrugada no te ayuda mucho.
– Es verdad mi presidente. Es que me vine directo de La Castañuela.
Ramos Allup vio para todos lados y pudo observar entre cuatro personas a Juan Guaidó que estaba sollozando, y pensó: “A este no lo saludó yo ni de vaina”. Y se hizo el loco y siguió hablando con Zambrano.
– ¿Y lo nuestro?
– Ya están los muchachos tomándole fotos y enviándolas por twitter para que la gente joda y suba el precio. La gente se fue dispersando, y lo que se oía era que los chavistas venían marchando para Altamira y otros iban a Miraflores a defender al presidente Maduro.
– Mejor nos vamos, porque es mejor que digan que aquí corrió uno, que aquí quedó uno. –Dijo Ramos Allup.
– Así es mi presidente.
Durante todo el día, en la quinta La Pipa de Guatire, Ramos Allup estuvo viendo el canal ocho. Ahí veía como una multitud de chavistas se acercaban a Miraflores. Los líderes se montaban en un camión y daban discursos. Y mucha gente cantaba y bailaba. En ese momento sonó el celular y Ramos Allup vio en la pantalla que era Zambrano.
– Presidente, ya la cosa está marchando.
– Ya vi que por twitter está sonando mucho. Somos tendencia.
– Sí, la foto quedó muy buena.
Después se supo todo, Edgard Zambrano y Henry Ramos Allup fueron los encargados de colocar en Altamira el huacal de plátanos, con el fin de subir el precio. La Cámara del Plátano Venezolano había contactado a Ramos Allup para que hiciera todo lo posible por subir el precio, y esa fue la idea que se le ocurrió.
– Ese es el huacal de plátanos más famoso de la historia venezolana, presidente. –le dijo Zambrano a Ramos Allup.
– Podemos llamarla la Rebelión de los plátanos. –Le dijo Ramos Allup, y los dos sonrieron.
Y a tres años de la intentona, hoy se recuerda más la foto de los plátanos, que la huida de Leopoldo López a la embajada de España.