Primera parte
El Capitalismo, como sistema, tiene los mismos componentes generales que cualquiera de ellos, igual que una célula o una Selva Tropical, tiene entrada de insumos, procesos internos para convertir los insumos en productos aprovechables para su subsistencia y una salida de los desechos hacia el exterior.
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La falla catastrófica del sistema Capitalista está en su principio base, que es la Maximización de la ganancia (Plusvalía) en el menor tiempo posible. Esto conduce a que se plantee como único objetivo de la empresa privada «obtener dividendos para los accionistas» y evadir todo lo posible lo referente a la «Función Social» de la empresa que, como mínimo, debería expresarse en tres puntos: satisfacción de necesidades reales y lícitas de la Sociedad a través de su producción; generar puestos de trabajo reales y necesarios; pagar impuestos, para que la Sociedad funcione.
La Contradicción Antagónica irresoluble, que se origina en la necesidad de «Maximizar la Plusvalía (ganancia)» y lleva al inevitable derrumbe de todo Sistema Capitalista está en dos cuellos de botella de los cuales es imposible que escape. EL IMPOSIBLE CRECIMIENTO ETERNO Y EXPONENCIAL DEL CONSUMO.
El primero de esos cuellos de botella es la necesidad de que el consumo crezca exponencialmente (hoy 2, mañana 4, pasado 8…), ni siquiera basta que lo haga linealmente (1, 2, 3, 4…), pero esto solo es posible durante breves periodos históricos, bajo condiciones muy favorables (un ejemplo, la Economía de los Estados Unidos en la década siguiente al fin de la segunda Guerra Mundial) que no duran mucho; la razón de esto es que el crecimiento del Consumo depende totalmente del incremento de la remuneración que se recibe por su trabajo, si es un asalariado, o de la Plusvalía (ganancia) si se es un empresario. Como el Capitalismo busca la Maximizar la Plusvalía (ganancia) esto es incompatible con un incremento del salario real de los trabajadores, ya que este debe restarse a la plusvalía del Capitalista; al final de este círculo vicioso se alcanza una capacidad de consumo máxima que no puede ser superada recurriendo al incremento del ingreso real del trabajador, (obrero, empleado…) que representa la mayor parte del consumo.
Los intentos de aumentar el consumo a través de disminuir el tiempo de reemplazo de los productos (obsolescencia programada) o de crear la falsa necesidad de reemplazarlos para no «perder Estatus Social» (obsolescencia sicológica) tienen una utilidad limitada, por lo que hoy se hace principalmente mediante el incremento artificial del consumo a través de mecanismos financieros que lo incentivan, como la tarjeta de crédito y una serie de medios de endeudamiento a corto, mediano y largo plazo.
El sistema Financiero, que debería ser solo un apoyo a la producción, es hoy el eje central del Capitalismo, pero este no aporta nada a la producción; su efecto podría compararse al de la Heroína en un adicto, pues lo hace sentirse muy bien y creerse un superhombre capaz de todo, sin darse cuenta que la droga está destruyendo su cuerpo, hasta que muere por una sobredosis (sobredosis de finanzas, en el caso Capitalista). El equivalente a una sobredosis ocurre cuando el nivel de endeudamiento va más allá de la capacidad de la mayoría de los individuos para pagar las cuotas de ese endeudamiento; a nivel Mundial, ese nivel está a punto de sobrepasarse; no hay otro mecanismo para aumentar la capacidad de endeudamiento de la gente, hemos llegado al fondo del callejón sin salida Capitalista y muy cerca de la muerte por sobredosis financiera.
Del otro cuello de botella Capitalista, hablaré en mi siguiente artículo.
Imhotep.
(Goffredo Ruscino
C.I. V-4.580.025)
