Como en toda campaña electoral, en un claro esfuerzo por conquista y motivar el voto de las y los venezolanos para este 21-N, desde todas las corrientes políticas, hemos recibido las motivaciones, propuestas y programas, con los cuales, a juicio de sus candidatos proponentes, se resolverán los problemas y honrarán las aspiraciones de un electorado demandante, mayoritariamente ausente del debate, pero urgido de atención, eficacia política y gobernanza de calidad.
Salvo el PSUV y GPP, las demás organizaciones exhiben sus incoherencias como logros y las fechorías contra la patria como justificativo para eludir responsabilidades e intentar ocultar el daño promocionado y causado por ellos, en estos ocho años al gobierno del Presidente Nicolás Maduro.
Así, las oposiciones, separadas por sus ambiciones, pero unidas en el latrocinio a los dineros depositados y bienes público instalados en exterior, asume las consecuencias de sus malévolos actos, como indicador de medición de gestión negativa del Gobierno del Presidente Nicolás Maduro y las 20 gobernaciones de la Revolución, cosa que desdice de su supuesta vocación democrática y pone de su manifiesto la desfachatez de sus intenciones. En todo caso esa oposición, aunque luce fragmentada, es la misma que apoyó y propició la conjura contra el país.
Lo paradójico del asunto, es que esta derecha criolla, la misma que acusa a la Revolución Bolivariana de ser dictatorial; que celebró invasiones extranjeras y magnicidios en grado de frustración; que huyó al auto exilio dorado con los dineros del pueblo de Venezuela, que propició el desabastecimiento y el hambre, para provocar el caos y así tomar el poder por asalto, es la misma, que ahora asume que en Venezuela hay Gobierno, un Presidente Legítimo: Nicolás Maduro, un pueblo organizado que ha sabido dar la batalla y que gracias al poder electoral: CNE, con la más absoluta pulcritud institucional, le demostrará una vez más la fortaleza organizativa del poder popular en esta contienda electoral.
Ahora bien, en términos generales, la Revolución hace énfasis programático en la producción para vencer las dificultades; un plan con el cual se desarrollarán todas las formas de propiedad consagradas en la Constitución Bolivariana de 1999, de cara a la activación de emprendimientos que abarcan desde iniciativas individuales y asociativas pequeñas, hasta el desarrollo de grandes conglomerados industriales públicos y privados, de cara a la exportación y en pro de la obtención de divisas necesarias para la optimización de todos los programas sociales.
La factibilidad de dicho plan de activación económica, tiene a su favor el alto nivel de relacionamiento alcanzado por la Diplomacia Bolivariana del Presidente Maduro con los polos emergentes de las naciones desarrolladas del mundo en Asia (occidental y oriental) África, buena parte de países de América y Eurasia, los cuales se convierten en verdaderas oportunidades de mercado para lo producido en el país.
En ese orden de ideas, estas elecciones son más que evento regional y local, pues además de sus funciones de ley, los nuevos Alcaldes y Gobernadores serán los promotores de la iniciativa productiva nacional.
Es menester decir que es verdad que tenemos grandes retos que afrontar de cara a la restitución de la calidad de vida en los municipios y gobernaciones de la patria, pero si no desarrollamos nuestro músculo financiero y evadimos el bloqueo, la situación seguirá siendo dura tal cual el diseño las oposiciones y sus derivaciones apátridas y serviles al imperio.
El Pueblo es Sabio y Paciente, y siempre tiene la razón, por eso, más allá de las manipulaciones mediáticas de las derechas maltrechas, siempre atenderá con precisión patriótica a su deber por la construcción de la mayor suma de felicidad posible.
Por: Ángel Rafael Tortolero Leal