Cortesía de RT
Caracas denuncia una campaña de desprestigio en su contra. El ministro de Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, acusa a algunos medios de comunicación de difundir falsedades en relación a las muertes de varios menores venezolanos que no lograron recibir un trasplante cuando se encontraban en Italia.
El canciller recuerda que el Gobierno venezolano llevaba a cabo esta ayuda social a través de su sucursal petrolera Citgo —confiscada por EE.UU.— y destaca que Caracas sí envió fondos para el programa de salud, pero quedaron retenidos por el Novo Banco de Portugal para cumplir las sanciones de Washington.
Esta denuncia viene en alusión a un artículo que Daniel Lozano escribió en el rotativo español El Mundo el pasado 25 de mayo, en el que afirmó que las muertes de esos menores se deben a que el Ejecutivo de Nicolás Maduro habría suspendido ese programa humanitario.
Consecuencias críticas
Más allá del caso mencionado por Arreaza, las sanciones de EE.UU. también provocaron toda una crisis de medicamentos dentro de Venezuela. RT conversó con algunas familias afectadas para conocer su historia.
Uno de estos casos es el de Douglas Guevara, que se trasladó a Buenos Aires, Argentina, para salvar la vida de su hija Isabella mediante un trasplante que el organismo de la menor está rechazando.
Carteles colocados por antichavistas fuera de la embajada venezolana en Washington, EE. UU. 1 de mayo de 2019.Enviado de Guaidó en EE.UU. toma la Embajada de Venezuela en Washington
«Eso amerita un tratamiento específico, controles interdiarios, ecos, todas esas cosas que en estos momentos no se están realizando», explicó Guevara.
Todos los gastos de Isabella y otros 20 pacientes en el mundo corrían a cargo de la empresa venezolana Citgo. Ahora están a la expectativa, mientras la petrolera está atada de manos tras el bloqueo de sus cuentas impuesto por Washington.
En carne viva
«Nosotros somos aquí la voz en carne viva de lo que está pasando en Venezuela, de que el bloqueo no es a los dirigentes políticos», sino que «es directamente al pueblo, a los niños; en este caso, a mi hija, a los seis niños que hay aquí y muchos que hay en el mundo», expresó Douglas Guevara.
Desde que en 2015 Barack Obama firmó un decreto que declaró a Venezuela «amenaza inusual y extraordinaria», 30 farmacéuticas se han retirado de ese país. En ese contexto, Caracas ha denunciado que el Novo Banco ha congelado más de 1.500 millones de euros —1.680 millones de dólares— dirigidos a la importación de medicinas.
A esta situación se suma el bloqueo por parte de Washington de la estatal PDVSA. Para las autoridades venezolanas, EE.UU. ha aplicado las sanciones conociendo la alta dependencia de Venezuela de la importación de fármacos, equipos e insumos médicos.
Producir para sobrevivir
«Si no tienes laboratorios tipo 1, que es el que te fabrica la materia prima para el laboratorio tipo 2 —que sí lo hay en Venezuela—, tienes que importarlo», manifestó Henry Ventura, secretario ejecutivo del Motor Farmacéutico de ese país sudamericano.
«Lo importas con divisas y las divisas vienen de los ingresos petroleros», continuó Ventura, quien añadió: «pero como tienes bloqueado el ingreso petrolero y tienes bloqueados los bancos, entonces lo que se ha afectado directamente es el sector farmacéutico».
Conociendo las falencias, el Gobierno venezolano busca desarrollar líneas de producción de estos insumos con apoyo de otros países. Según las estadísticas del Motor Farmacéutico, el 98 % de los elementos que requiere su sistema de salud es importado.
Venezuela podría llegar a ser un polo de desarrollo de estos insumos a través de su industria petroquímica. Ahora más que nunca, producir es más que un reto: una verdadera necesidad.