Entrevista exclusiva con Camilla Fabri Saab
“Lo explicaré de una manera coloquial y sencilla. Estados Unidos odia al socialismo. ¿Por qué? Porque si el pobre progresa lo pueden explotar menos. Y el capitalismo, el modelo económico de los Estados Unidos, se basa en la plusvalía que no es otra cosa que cuánto más se pueda explotar al trabajador, mejor; para que produzca más y cueste menos”. Así escribe el empresario y diplomático Alex Saab desde la cárcel de Cabo Verde. Editorial El Búnker ha publicado sus escritos en un libro titulado “Cartas de Alex Saab desde su secuestro”, con prólogo de Mario Silva y presentación de Pedro Carvajalino.
Saab, ciudadano colombo-venezolano de origen palestino-libanés, extraditado a la fuerza a Estados Unidos, explica cómo en un principio continuó la tradición familiar y, a los 18 años, era el jefe de una gran empresa textil; y a la edad de 21 poseía «una de las empresas textiles más grandes de Colombia»; sin ayuda gubernamental. Luego relata cómo se ganó la confianza del gobierno bolivariano por su honestidad y profesionalismo y por ello chocó con el objetivo de Estados Unidos de querer un «cambio de régimen en Venezuela». La obra fue presentada en la 17º edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN) 2021 por la esposa de Saab, la italiana Camilla Fabri, quien nos concedió esta entrevista en exclusiva.
¿Quién es Alex Saab y por qué fue deportado a Estados Unidos?
—Alex es un empresario que trabaja para el gobierno bolivariano, un diplomático comprometido con el comercio internacional. Él trabaja con alimentos, viviendas, medicinas, incluso gasolina. Un hombre bueno que siempre ha ayudado a todos. Cuando fue secuestrado, se dirigía a Irán en una misión humanitaria. Debería haber importado insumos contra la Covid, alimentos, gasolina, materias primas, todo lo que Estados Unidos y sus aliados impiden que Venezuela reciba al imponer «sanciones».
—¿Cómo se produjo el arresto y cómo se enteró usted?
—El 12 de junio de 2020, el avión en el que viajaba Alex hizo escala en Cabo Verde para reabastecer combustible. El día anterior había pedido aterrizar en otros países como Argelia y Marruecos. Al principio, Argelia había autorizado el aterrizaje, pero después de las 2 de la madrugada se retractó. Cabo Verde era entonces «casualmente» el único país de posible tránsito. Y tan pronto como el avión aterrizó allí, los policías secuestró a Alex usando la fuerza. A las 6 de la tarde recibí una llamada de Alex. Me dijo que me comunicara con los abogados porque le habían dicho que tenían una orden de INTERPOL; pero no le habían mostrado nada. Desde entonces no supe de él, pero vi a través de mi celular, conectado a una tarjeta de crédito, había pagado la prueba PCR que le habían hecho en el aeropuerto. En una primera carta a las autoridades de Cabo Verde, Alex cuenta cómo un oficial que no se identificó; pero que hablaba inglés perfectamente, lo obligó a bajar del avión citando una alerta roja de INTERPOL. Una falsedad porque —explica— eran las 8 de la noche en Cabo Verde, y las 11 de la noche en Lyon, donde se encuentra una oficina de Interpol. Sabemos que la alerta roja se emitió el 13 de junio, además llegó a nombre de otra persona y luego fue cancelada; por lo que obviamente se trató de un secuestro. Le quitaron los papeles diplomáticos firmados por el presidente Maduro, también su pasaporte y la valija diplomática que jamás debe ser abierta según la ley internacional. Alex estuvo encerrado en una celda por dos días, sin comer y en la oscuridad. Mientras tanto, el funcionario que lo arrestó lo presionó para que firmara una orden de extradición voluntaria, a lo que él se negó. Luego lo llevaron a la cárcel de Isla de Sal, donde lo aislaron, le pusieron una bolsa en la cabeza para asfixiarlo. Más tarde lo trasladaron ante un juez sin permitirle un intérprete. De allí fue llevado a la isla de San Vicente, sin la asistencia médica necesaria para un operado de cáncer de estómago como es Alex. Durante meses se ha visto obligado a dormir en el piso. Regresó a Isla de Sal, donde lo recibieron las mismas personas que lo torturaron los dos primeros días y permanece allí por casi 7 meses. Mientras tanto, Cabo Verde permanece sordo a decisiones y pronunciamientos internacionales, incluido el de la Comunidad Económica de África Occidental (CEDEAO), a la que pertenece Cabo Verde. Lo trasladan el 25 de enero, casi dos meses después de dictada la decisión, en condiciones de control y aislamiento total. Su hermana, la única que pudo visitarlo, dijo que Alex había perdido casi 20 kilos y que estaba muy débil, pero firme en sus convicciones. Seguimos luchando por su liberación, confiamos en que los cargos serán retirados.
—¿El caso de Alex Saab es similar al de los cinco agentes cubanos condenados en Miami donde las sentencias son políticas?
—Conozco el caso de los Cinco Héroes Cubanos y creo que la comparación es legítima. Uno de los 5 héroes, René, nos apoyó mucho, leí su Twitter. Cuba ha unido su voz a la de otros países que, como Rusia, China y los países del Alba, consideran injustas e ilegales las «sanciones» impuestas por Estados Unidos, que se impone como gendarme del mundo. El 15 de noviembre, ante un tribunal de Georgia, nuestros abogados presentan un argumento contundente, el de la inmunidad diplomática, que en el caso de Alex fue violada; porque —según Estados Unidos— ellos no la reconocen. Otro ejemplo del desequilibrio que quieren imponer también en este campo. Mientras tanto, la solidaridad hacia Alex está creciendo. Ese día habrá manifestaciones en Estados Unidos, Canadá, Venezuela. Las acusaciones contra Alex se basan en un portal (armando.info) que recibe dinero de la CIA y se toman al pie de la letra. Ahora, 7 de los 8 cargos han sido retirados, el de «conspiración y lavado de dinero» permanece en pie, por el hecho de que el dinero de Venezuela debe ser necesariamente resultado de la corrupción. ¿Pero quién dice eso?
—¿Qué es Venezuela para usted y cómo ve el proceso electoral del 21 de noviembre?
—Mi familia siempre se ha considerado apolítica, y yo también cuando, después de terminar la escuela secundaria en Italia y matricularme en la facultad de economía, conocí a Alex y me enamoré de él. Luego, conocí Venezuela y este pueblo que Alex tanto ama y por el que arriesgaba su vida, así formé mis opiniones; y hoy sé de qué lado estar.