Alexandre Conceiçao
Entrevista con Alexandre Conceiçao, dirigente nacional del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil, tras los ataques violentos del bolsonarismo contra los poderes del Estado.
─¿Cómo afecta al movimiento popular la reacción violenta de la ultraderecha brasileña?
─América Latina se encuentra en movilización constante porque el imperio intenta a toda costa desestabilizar nuestras democracias y economías para apoderarse de las grandes riquezas de esta región. El ataque es frontal contra las naciones que han elegido rutas diferentes, como Cuba, Venezuela, Brasil, Perú y Bolivia. Hay que llamar a todos los movimientos populares a actuar en unidad para resistir estas tentativas. Aquí hubo una lucha muy fuerte para elegir a Lula. Ese fue el primer paso; luego nos propusimos garantizar su toma de posesión, el 1° de enero, y lo logramos con una movilización muy bonita, muy rica, muy popular, de unas 300 mil personas acá en Brasilia; ahora tenemos el propósito de, junto a Lula, gobernar para el pueblo. Sabemos que no será fácil porque el bolsonarismo y el fascismo golpista están actuando, de manera muy fuerte contra nuestro país, apoyados en la iglesia evangélica conservadora; los milicianos (que no son fuerzas populares como en Venezuela, sino bandas criminales); una parte de las fuerzas armadas, sobre todo las policías militares; y acá en Brasilia, la gobernación y el secretario de Seguridad.
─¿Cómo califica la respuesta del gobierno de Lula?
─Oportuna. Intervino rápidamente al gobierno del Distrito Capital y nosotros, los movimientos populares, reaccionamos con grandes movilizaciones contra el golpe en más de cien ciudades brasileñas. Las organizaciones sindicales y de campesinos estamos en alerta permanente porque sabemos que la ultraderecha seguirá con sus planes.
─Todo indica que lo ocurrido no fue un acontecimiento aislado, sino un proceso que continuará. ¿Puede afirmarse que Lula transitará por un calvario durante su mandato, enfrentando constantemente estas amenazas?
─Sí, es un proceso cuyas raíces hay que buscar muy atrás. Desde 2008, cuando se produjo la crisis financiera en el corazón del imperialismo norteamericano, se han intensificado sus intentos por desestabilizar a Latinoamérica, incluso con nuevas modalidades como las llamadas “revoluciones de colores”, y las guerras híbridas. Ustedes, en Venezuela tuvieron que resistir cuando intentaron imponerles un gobierno usurpador como el de Juan Guaidó. Hicieron un guion para Venezuela que están tratando de aplicar en Brasil con las guarimbas. En Brasil, derrocaron a Dilma (Rousseff). Por eso la elección que ganamos fue tan difícil. Ganamos esa elección con el Estado brasileño en contra. Solo pudimos ganarla porque tenemos a Lula, a los movimientos populares y al Partido de los Trabajadores para afrontar una lucha larga. Una muestra es el costo de la campaña: Bolsonaro gastó 120 billones de riales y Lula unos 4 billones. Después de las elecciones, como ha quedado claro, sigue la tentativa de este sector de derrocar al gobierno electo democráticamente. Van a insistir en eso para que el imperio, con sus lacayos de acá, pueda implementar un proyecto ultraneoliberal y ultrafascista que les permita saquear las riquezas naturales de Brasil y la mano de obra barata. Lula tendrá que hacer un gobierno popular de constante combate en las calles, con propuestas económicas y sociales que atiendan las necesidades de la mayoría y que pueda funcionar como articulación en defensa de la soberanía de América Latina.
─En el caso de Dilma Rousseff, la maniobra se ejecutó contando con la traición del vicepresidente Michel Temer, que tomó el poder y asumió un proyecto neoliberal, contrario al de ella. ¿En este caso, se corre ese riesgo de nuevo o se tomaron previsiones al respecto?
─Bueno, las culebras no entran por la segunda vuelta, con un frente amplio, obligan a realizar un gobierno de reconstrucción nacional. Los movimientos populares, el PT, el equipo de gobierno y el presidente Lula tienen que estar muy alertas. Pero creo que es menos probable que haya una traición interna. Lo que se ha mostrado es una tentativa de desestabilización desde el exterior y con el apoyo de la burguesía nacional.
─El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra y otros de Brasil abarcan amplios sectores en los campos y en las ciudades. Pero es en esa base popular donde también están germinando las ideas de la ultraderecha, como usted lo dijo, a través del factor religioso. ¿Cómo hacen ustedes para enfrentar esa infiltración, para debatir con quienes pueden estar siendo captados por las ideas contrarrevolucionarias?
─Lo más importante para nosotros es no abandonar nunca la batalla de las ideas, la formación política, la conciencia de la clase obrera, los campesinos y los estudiantes. Es un proceso de conciencia de clase, de clase en sí y de clase para sí; y no es sencillo porque en la otra banda tenemos las fake news, las redes sociales y la avanzada del imperio con las ideas de Steven Bannon, y de una ultraderecha financiada por el capital internacional. Es una estrategia muy agresiva ante la cual nuestra vacuna es la organización popular con conciencia de clase. Por eso no podemos abandonar la formación política que tiene como base la teoría, pero también la práctica, la lucha concreta, la permanente movilización de las masas para defender su proyecto, su soberanía, su gobierno y su democracia.
─¿Qué importancia ha tenido la resistencia de la Revolución Bolivariana, que se mantuvo en pie, a pesar de múltiples intentos de destruirla durante estos años en los que el resto de las fuerzas progresistas de América Latina estaban en caída libre?
─Desde hace muchos años son un ejemplo. El Caracazo, en 1989, fue una lucha contra el neoliberalismo. Y solo ustedes lograron una victoria electoral como la de Chávez en 1998. América Latina derrotó al ALCA, en Mar del Plata, gracias a la visión de Chávez. Los ataques que ustedes han sufrido desde entonces y la resistencia que han tenido ha sido un acto heroico del pueblo y del gobierno venezolano, una inspiración, una luz muy fuerte; para América Latina y para el resto del mundo, como lo fue Cuba en las décadas de los 80 y 90. Han resistido ustedes varias tentativas de golpe, como la de 2002, el paro petrolero, la crisis económica agudizada por el bloqueo y la pandemia. Por eso, Venezuela es un guion para nosotros, desde el punto de vista de la organización popular y de la capacidad de resistencia. Miramos mucho hacia ustedes para encontrar modelos organizativos que nos permitan resistir los embates del imperialismo y la burguesía. El gobierno de Lula va a construir estructuras para la participación popular, formas comunales como las que Venezuela tiene hace años. La resistencia del presidente Maduro y del pueblo venezolano fue y sigue siendo fundamental para impedir que el imperio avance en nuestro territorio.