El 28 de julio se presentarán 10 candidatos, que 21 millones de electores están llamados a las urnas, que podrán expresarse con la máxima transparencia confiando en uno de los sistemas de votación automatizados más modernos del mundo, sometido a 19 fases de auditoría antes, durante y después del evento electoral
Ricardo Molina, ingeniero forestal, es diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Anteriormente ocupó numerosos cargos gubernamentales, incluido el de ministro de Transportes y de Vivienda. Hoy preside la comisión parlamentaria de Ecosocialismo. Le agradecemos esta entrevista.
─Las próximas elecciones presidenciales ya casi están aquí. ¿Cuál es la oferta del chavismo para el nuevo mandato de Nicolás Maduro?
Nuestro partido ─el PSUV─ y los aliados del Gran Polo Patriótico han nominado al presidente, Nicolás Maduro, para repetir un tercer mandato. Nicolás es el candidato del pueblo, el candidato de la Patria. Su programa se resume en las 7 T: las 7 transformaciones que atañen a la economía, la política, lo social, la ecología y la consecución de la plena independencia de Venezuela en la nueva configuración mundial, que prevé la entrada formal en el bloque Brics.
─¿Cuál es la situación en el país? ¿Hay mucho descontento por los problemas económicos?
─Hemos pasado por años terribles, debido al criminal bloqueo impuesto por Estados Unidos y la Unión Europea. Actuando como un sistema mafioso global, el imperialismo ha bloqueado el derecho de Venezuela a comerciar, prohibiéndole vender su petróleo, pero también limitando su capacidad de comprar bienes y materias primas. Esto ha llevado a una situación económica precaria, dura y complicada, en la que no sólo fueron castigados el presidente y el gobierno bolivariano, sino toda la población. Después de los primeros años de consternación, debido a la drástica caída de los ingresos, nuestro presidente reaccionó como un verdadero estadista, manteniendo la calma y encontrando la manera de desactivar muchos de los efectos de estas sanciones criminales que pretendían torcerle el brazo a la voluntad del pueblo y estrangular la Revolución. Hoy, con Maduro el país ha avanzado, el pueblo está cada vez más cohesionado y organizado porque ve una mejora económica, todavía no suficiente pero creciente. Como atestiguan los indicadores económicos, este 2024 fue mejor que el 2023 y el año anterior. Hemos logrado estabilidad en la paridad cambiaria y mejoras a nivel de producción. Como explicó la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, en 2017 nos vimos obligados a importar el 90% de los alimentos que consumíamos, hoy producimos el 97% de nuestras necesidades alimentarias. Hemos superado este terrible asedio y ahora nuestro presidente está haciendo un esfuerzo adicional para garantizar salarios más altos a los trabajadores y mantener las pensiones de los abuelos de la patria. Para estimular la producción, está favoreciendo las iniciativas del pueblo organizado con la financiación de casi 44.000 Consejos Comunales en los que se ejecutan proyectos en los ámbitos de servicios, construcción, centros educativos o sanitarios que tienen su origen en las comunidades. Sabemos que tenemos un enorme potencial para superar el bloqueo criminal, y el consenso económico construido por el presidente ha mejorado cada vez más las condiciones, demostrando que juntos todo es posible.
─¿A qué se debe el surgimiento de diversos movimientos, como el movimiento Futuro o el movimiento Verde? ¿Es esto un síntoma de la crisis del PSUV o una ventaja? ¿Qué relación tienen estos movimientos con el partido?
─En nuestra sociedad han surgido movimientos sectoriales, que el PSUV acompaña y estimula porque entendemos que hay electores que comparten o simpatizan con nuestra visión, sin ser militantes del partido. Al PSUV le interesa su desarrollo porque ponen mayor énfasis en los temas ya presentes en nuestro programa. Por ejemplo, el Partido Verde está anclado en la visión ecosocialista de Chávez y Maduro, y por ello es un partido afín a la revolución, comprometido con la promoción del ecosocialismo, la protección del medio ambiente, el crecimiento y el fortalecimiento de la conciencia de la población en cuanto a su vínculo con la naturaleza. Y lo mismo ocurre con el movimiento Futuro, que quiere contrarrestar la tendencia al alejamiento de la política, motivando a todas las organizaciones sociales, al poder popular, a todas las personas convencidas de que el futuro de la patria sólo se podrá lograr si se consolida la democracia participativa y protagónica, una economía productiva que permita a las comunidades vivir en un contexto de paz con justicia social, y que esto sólo se podrá tener si hay un gobierno revolucionario. El PSUV también apoya a un partido que reúne a religiosos y religiosas de todas las creencias. En definitiva, una variada composición de movimientos y partidos políticos que se organizan para ganar el 28 de julio, porque, aunque no militen en el PSUV, están convencidos de que el socialismo es el futuro.
─Usted tiene una larga experiencia en activismo ambiental y actualmente preside la comisión parlamentaria de Ecosocialismo. ¿Cómo encaja el tema de la ecología en la campaña electoral?
─En nuestro Plan de Patria, basado en las 7 Transformaciones, la sexta se refiere al ecosocialismo. Un tema que siempre ha estado presente en nuestro programa, primero con Chávez y luego con Maduro, porque consideramos imposible alcanzar el bienestar de la población sin un profundo respeto por la naturaleza, y sin consideración de sus límites. La crisis climática no tiene solución en el capitalismo, sino en una visión ecosocialista, antitética al capitalismo y a la acumulación de riqueza basada en la explotación de los seres humanos y la naturaleza. Sabemos que el concepto de seguridad política, social y territorial para la independencia de la nación se basa en un profundo respeto a la naturaleza.
─La derecha busca imponer una matriz de opinión según la cual se está preparando una «transición» para hacer retroceder el reloj de la historia y quitarle el poder al pueblo. ¿Cómo son las cosas?
─La derecha no se ha dado cuenta de que nosotros somos la transición, que estamos cambiando profundamente la visión política, social, económica, ambiental y territorial del desarrollo del país. La derecha es presa de un atavismo propio de la visión capitalista, según la cual la oligarquía nacional entrega el poder a su verdadero amo, el imperialismo estadounidense, para impedir que el pueblo tenga una posibilidad real de desarrollo, prohibiéndole el acceso a la salud, el derecho a la vivienda, a la comida. Podemos ver qué sistema les gustaría mirando a la Argentina de Milei; que dice haber logrado el equilibrio fiscal usando dinero público pero sin invertir en educación, salud y derechos. Está despidiendo a miles de trabajadores de diferentes instituciones, eliminando ministerios, cerrando instituciones públicas para imponer definitivamente un modelo neoliberal que destruya al Estado y el gobierno para dejar en manos del mercado el desarrollo nacional. Ésta es la «transición» que la derecha quisiera en Venezuela, mientras que la única transición que hay que construir es la del socialismo, y en la que estamos trabajando, con la conciencia de que el capitalismo sigue muy vivo y coleando.
─¿Y cómo se explica que tanto el presidente brasileño Lula da Silva como su homólogo colombiano Gustavo Petro (aunque hubo una negación por parte de su gobierno) emitieran declaraciones mencionando este tema de la “transición”?
─Aquí expreso una opinión personal al respecto. En Venezuela tenemos un gobierno sólido, en armonía y dialéctica con todas sus instituciones, con un perfil claro y definido, que le ha permitido resistir consistentemente durante 25 años, a pesar de muchas dificultades y de muchos ataques brutales. El más terrible fue el asesinato de Chávez, porque así leemos su muerte. Sin embargo, también se han producido numerosos ataques a la vida del presidente Maduro. Sin embargo, hemos mantenido suficiente moral para hacer creíble la continuación de nuestro proyecto: primero porque la mayoría de nuestro pueblo apoya el proyecto socialista, y luego porque tenemos un proyecto de país dirigido por un presidente leal y capaz, y un partido que lo sustenta con su claridad conceptual, estratégica y táctica, y que saca fuerza de la unión cívico-militar, garante de la paz y el desarrollo nacional. En otros países donde ha ganado un gobierno de izquierda esta cohesión no existe, lo que genera inestabilidad. Sin una dirección fuerte, un pueblo organizado, un presidente leal, un partido sólido y claro, un proyecto revolucionario y una unión cívico-militar, la penetración del enemigo, del imperio, es más fácil. Lo vimos en Brasil, Ecuador, Uruguay, etc. Esta debilidad significa que los presidentes, para salvaguardar el equilibrio interno, temen chocar con diferentes instituciones y, a veces, se encuentran en una situación complicada. Y sin embargo no tengo dudas: son amigos, son hermanos de la revolución bolivariana y, en el fondo, saben que lo que estamos haciendo es lo que ellos también deben intentar hacer. Venezuela es un ejemplo de cómo se lleva a cabo un proyecto revolucionario: con el liderazgo de un presidente leal a un pueblo organizado y consciente, un partido sólido capaz de encaminar un proyecto claro de país, y una fuerza armada hermanada con el pueblo.
─La declaración final del G7 contiene una injerencia explícita en los asuntos internos de Venezuela, a la que se suma la de la Unión Europea por no ser invitada a «observar» las elecciones del 28 de julio. ¿Cuál es su opinión?
─La Unión Europea se comportó con el típico cinismo colonial. Lástima que obtuvimos la independencia hace 200 años, que para Chávez la soberanía nacional fuera el primer objetivo histórico, y que Maduro defienda con uñas y dientes este principio. Imagínense si ahora la UE viniera a chantajearnos, haciéndonos la “gracia” de suspender las sanciones al presidente del CNE y a algunos funcionarios del poder electoral para obtener permiso para venir a «proteger» nuestras elecciones presidenciales. En Venezuela, a diferencia de lo que sucede en otros países «democráticos», el poder electoral es independiente y en equilibrio con los otros poderes de la república. Por ello, el presidente rechazó este chantaje, reiterando que en nuestro país el poder electoral está garantizado por la constitución y no por el imperialismo, que el 28 de julio se presentarán 10 candidatos, que 21 millones de electores están llamados a las urnas, que podrán expresarse con la máxima transparencia confiando en uno de los sistemas de votación automatizados más modernos del mundo, sometido a 19 fases de auditoría antes, durante y después del evento electoral. ¿Qué necesidad tendríamos de la Unión Europea? Sólo sabotearía el proceso electoral. Sería mejor que suspendiera todas las «sanciones» y se comportara de manera verdaderamente democrática, sin seguir las órdenes de Estados Unidos. El presidente Maduro, en cambio, invitó a acompañarnos el 28 de julio al Brics+
─¿El imperialismo estadounidense y sus aliados están llevando al mundo hacia la Tercera Guerra Mundial? ¿Cuál es su análisis al respecto y cuál es el papel de Venezuela dentro del nuevo mundo multicéntrico y multipolar que se está diseñando?
─El capitalismo busca resolver su crisis sistémica con una guerra imperialista, y por eso promueve un frente criminal de la OTAN contra Rusia en territorio ucraniano. Detrás de esto están los intereses del aparato de guerra, de la economía de guerra, los mismos que alimentan el genocidio del régimen nazi-sionista de Netanyahu. Un criminal de guerra que asesinó a más de 40.000 personas, más de la mitad de ellas niños, seres indefensos. Todo para ocultar la crisis del sistema capitalista basado en la guerra. Al contrario, promovemos la paz, con justicia social. Hemos demostrado cómo Estados Unidos ha intentado empujarnos a la guerra, empezando por el golpe de Estado contra Chávez en 2002. Sin embargo, el pueblo, hermanado con la Fuerza Armada, ha restablecido el orden constitucional y, con el presidente Maduro, ha rechazado toda una serie de planes desestabilizadores para provocar una guerra civil y así justificar una intervención armada de Estados Unidos. Para proteger al pueblo y garantizar un uso racional de nuestros recursos energéticos, el gobierno bolivariano ha desarrollado una política de integración regional con diferentes países y empresas alrededor del mundo. Y ahora vemos que en el mercado del petróleo y en el desarrollo de nuestra industria ya no sólo participan empresas estadounidenses, sino también empresas rusas, chinas, iraníes, indias, turcas, coreanas e incluso italianas y españolas… Esto lleva a un equilibrio en el acceso al petróleo venezolano y también en los intereses globales. También de esta manera Venezuela promueve la paz y la defiende, asegurando que el petróleo, un recurso que seguirá siendo necesario en los próximos años, esté disponible para todo el mundo de manera equilibrada.