A partir de 1821 Bolívar no solo es el máximo líder de un pueblo insurgente y el Comandante de un ejército rebelde, es el Presidente de un Estado soberano. En consecuencia, está en condiciones de hacer como Jefe de Estado lo que antes no podía hacer: dirigir un gobierno en condiciones de imponer su autoridad, asegurar el control efectivo sobre el territorio, defender la soberanía nacional, establecer relaciones con otros Estados, firmar acuerdos internacionales y organizar la campaña de liberación de Suramérica
Espléndida victoria
El 8 de marzo de 1820, el Libertador Simón Bolívar dirige una proclama al pueblo desde Bogotá en la que afirma que la República de Colombia “es el sello de vuestra independencia, de vuestra prosperidad, de vuestra gloria nacional. Las potencias extranjeras al presentaros constituidos sobre bases sólidas y permanentes de extensión, populación y riqueza, os reconocerán como nación y os respetarán por vuestras armas vencedoras: os estimarán por la justicia de vuestra causa y os admirarán por vuestra consagración a la patria”.
En 1822 se publica en Londres el libro: Colombia, relación geográfica, topográfica, agrícola, comercial y política del país. Adaptada para todo lector general y para el comercio y colono en particular. Es editado en dos volúmenes bajo la coordinación de Francisco Antonio Zea con el apoyo de José María del Real Palacios, quienes formaban parte de delegaciones diplomáticas en Europa. Cuenta con un estudio introductorio escrito por el periodista británico Alexander Walker (1764-1831) en el que explica que
“La acuciosidad y previsión de que dieron ejemplo estos insignes patricios hizo saber a los Gobiernos de las grandes potencias que en la América del Sur aparecía un Estado soberano, libre e independiente formado por la Capitanía General de Venezuela, el Virreinato de la Nueva Granada y la Presidencia de Quito. Con una extensión calculada entonces en más de tres millones de kilómetros cuadrados, en que podía caber hasta cinco veces cualesquiera de los reinos de Europa, a excepción del imperio ruso, de sus riquezas, de sus posibilidades de comercio, su constitución y leyes que amparaban libérrimamente a nacionales y extranjeros, de su Gobierno propio de origen democrático y de algo más que debía hacer abrir los ojos a los gabinetes de Inglaterra y Francia: que poseía la llave de dos océanos en el istmo de Panamá”.
Esta república nació el 24 de junio de 1821 como bien lo señala el Libertador Simón Bolívar en el parte de batalla escrito el día siguiente: “Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria el nacimiento político de la República de Colombia”.
Ley Fundamental de Colombia
Antes de esta batalla, este nuevo país americano solo existía la Ley Fundamental de Colombia, publicada el 17 de diciembre de 1819 en Angostura. Su autoridad y potestad no estaba refrendada por la fuerza de las armas. Esta ley se concibió en medio de las antiguas selvas y vastas soledades del Orinoco, un espacio abierto y discontinuo, disputado por las fuerzas en conflicto, flanqueado por todos sus costados. Era, en lo esencial, una “República en armas”, itinerante, cuya autoridad no iba más allá del territorio que ocupaban los ejércitos patriotas en constante movimiento.
Por otra parte, en el año 1818, el visionario Bolívar comprende geopolíticamente que hay dos nuevos enemigos: Estados Unidos y la Santa Alianza. Esta amenaza mundial le hace concienciar que Venezuela, Cundinamarca y Quito no pueden ser repúblicas por separado.
El nuevo enemigo: Estados Unidos
En el año 1818, Estados Unidos violó el acuerdo de neutralidad y vendió armas a los realistas que las transportaban en las goletas Tigre y Libertad. El Ejército Libertador, al agarrarlas in fraganti, las confiscó. Entonces el presidente de Estados Unidos, James Monroe, envía a Angostura a su agente diplomático, John Baptist Irvine, quien con el tono característico de la “supremacía” angloamericana exigió que las naves le fueran devueltas. Bolívar le respondió categóricamente el 7 de octubre de 1818 desde Angostura:
“No permitiré que se ultraje ni desprecie al Gobierno y los derechos de Venezuela. Defendiéndolos contra la España ha desaparecido una gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por merecer igual suerte. Lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero, si todo el mundo la ofende”.
Irvine denuncia al Libertador ante su gobierno diciendo: “El régimen del Dictador Bolívar ha producido desórdenes que necesitarán mucho tiempo para reparar; he terminado mi correspondencia y no deseo tener más roces con él; regresaré a los Estados Unidos”. Para Irvine, Bolívar era un “general charlatán y político truhan”.
La Santa Alianza
Ante las amenazas de intervención de las Potencias europeas coaligadas en la Santa Alianza, la República de Venezuela emite una declaración -firmada por su Jefe Supremo, Simón Bolívar, el 20 de noviembre de 1818- en la cual ratifica su voluntad de vivir independiente o perecer en la contienda: “Venezuela que desde el 19 de abril de 1810, está combatiendo por sus derechos; que ha derramado la mayor parte de la sangre de sus hijos; que ha sacrificado todos sus bienes, todos sus goces y cuanto es caro y sagrado entre los hombres por recobrar sus derechos soberanos, y que por mantenerlos ilesos, como la divina providencia se los ha concedido, está resuelto el pueblo de Venezuela a sepultarse todo entero en medio de sus ruinas, si la España, la Europa y el mundo se empeñan en encorvarla bajo el yugo español”.
En Carabobo nace Colombia
Pero con el triunfo militar en Carabobo las cosas cambian: el ejército republicano logra el control político del territorio y ejerce plenamente la autoridad en toda su jurisdicción, salvo en algunos focos de resistencia realista sin capacidad para el retorno al poder, que luego son definitivamente derrotados.
En Carabobo nace un nuevo Estado independiente, con un vasto territorio, con una población de más de tres millones de habitantes, una estructura gubernamental, un proyecto político original, una constitución nacional y un reto continental. Está situado a las puertas de entrada de Suramérica, y posee grandes riquezas. Un solo gobierno rige sus destinos.
De modo que a partir de 1821 Bolívar no solo es el máximo líder de un pueblo insurgente y el Comandante de un ejército rebelde, es el Presidente de un Estado soberano. En consecuencia, está en condiciones de hacer como Jefe de Estado lo que antes no podía hacer: dirigir un gobierno en condiciones de imponer su autoridad, asegurar el control efectivo sobre el territorio, defender la soberanía nacional, establecer relaciones con otros Estados, firmar acuerdos internacionales y organizar la campaña de liberación de Suramérica.
Si Colombia no la hubieran escindido
Si Colombia hubiese permanecido, Panamá sería nuestra, el Uribismo nunca hubiese existido, en Caracas Rockefeller no hubiese tenido su oficina de mando, fuésemos una confederación de toparquías, Estados unidos no tendría una sola base militar, seríamos una potencia del bien. En palabras de Bolívar a los diputados de Angostura: “Estos pueblos hermanos ya os han confiado sus intereses, sus derechos, sus destinos. Al contemplar la reunión de esta inmensa comarca, mi alma se remonta a la eminencia que exige la perspectiva colosal que ofrece un cuadro tan asombroso. Volando por entre las próximas edades, mi imaginación se fija en los siglos futuros, y observando desde allá, con admiración y pasmo, la prosperidad, el esplendor, la vida que ha recibido esta vasta región, me siento arrebatado y me parece que ya la veo en el corazón del universo, extendiéndose sobre sus dilatadas costas, entre esos océanos que la naturaleza había separado, y que nuestra Patria reúne con prolongados y anchurosos canales. Ya la veo servir de lazo, de centro, de emporio a la familia humana; ya la veo enviando a todos los recintos de la tierra los tesoros que abrigan sus montañas de plata y de oro; ya la veo distribuyendo por sus divinas plantas la salud y la vida a los hombres dolientes del antiguo universo; ya la veo comunicando sus preciosos secretos a los sabios que ignoran cuán superior es la suma de las luces a la suma de las riquezas qué le ha prodigado la naturaleza. Ya la veo sentada sobre el trono de la libertad empuñando el cetro de la justicia; coronada por la gloria, mostrar al mundo antiguo la majestad del mundo moderno”.