El coctel macabro de agresión psicológica cognitiva incorporó varios ingredientes: la falsa promesa del retorno migratorio, la expectativa del triunfo electoral, la neurotización del clima postelectoral con la denuncia irresponsable del fraude, la falacia de las actas de votación, además de la transposición del chavismo como enemigo único, causante de todos los males y depósito de todas las frustraciones. Un río de odio de enormes dimensiones que esperaban desembocase en la confrontación del pueblo contra el pueblo
Por: Tania Valentina Díaz
¡Al escribir esta notas todavía los acontecimientos políticos en contra del Gobierno Bolivariano de Venezuela se encuentran en pleno desarrollo!
Justamente, se convocó a un Encuentro Internacional Antifascista en Caracas, para definir estrategias de defensa conjunta frente al surgimiento de una corriente de extrema derecha que puja por preservar a la fuerza la hegemonía capitalista decadente ante el emergente polo multipolar que encabezan el grupo integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS).
Venezuela es para Occidente, en este contexto, “la joya de la corona”. No sólo porque alberga las reservas de petróleo certificadas más grandes del mundo (303.000 millones de barriles), sino porque constituye una verdadera amenaza a tales pretensiones, al persistir en un modelo de gobierno propio, vigente y resiliente, con base en la soberanía nacional y asiento en la máxima bolivariana de “procurar la mayor suma de felicidad posible” a la población.
Hay que decir que también posee inmensas riquezas minerales: gas, oro, bauxita, hierro, coltán, thorium y otros envueltos en el eufemístico nombre de “tierras raras” y una privilegiada posición geopolítica que son para nuestro país garantía de desarrollo y prosperidad, pero constituyen para Estados Unidos (EE.UU.) y las potencias occidentales, recursos “críticos” indispensables de los cuales depende su supremacía tecnológica, industrial y militar.
Primer plano
El 28 de julio de 2024, el país amaneció en calma, aunque con mucho movimiento. La escena que veíamos, en primer plano, acontecía con una gran movilidad ciudadana para celebrar la elección número 31 de los 25 años de revolución bolivariana y, así, elegir al Presidente de la República para el período 2025-2031.
Más de 1000 acompañantes internacionales que acudieron a testificar el momento, distribuidos en distintas regiones del país; 10 candidatos y 31 partidos políticos en contienda desplegados con sus seguidores en cada una de las 30 mil mesas electorales. El Consejo Nacional Electoral (CNE) como ente rector y máxima autoridad de Poder Electoral, ejerció la suprema dirección, conducción, vigilancia y control del importante hecho político, según lo establece la Constitución y la Ley orgánica que rigen los procesos electorales en Venezuela. Cientos de efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana actuaron como apoyo al Poder Electoral para resguardo de la seguridad.
El candidato a la reelección, Nicolás Maduro Moros, contó con el apoyo de 12 partidos del Gran Polo Patriótico (GPP) una coalición de organizaciones políticas que viene amalgamándose a lo largo de casi dos décadas, a partir de la creación, en el año 2007, del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) por parte del Comandante Hugo Chávez.
Los otros candidatos también armaron su base de apoyo; al respecto, es indispensable hacer una breve mención para los efectos esclarecedores que buscamos con este resumen de los hechos: Luis Eduardo Martínez (actualmente diputado a la Asamblea Nacional, apoyado por 6 partidos incluidos los tradicionales Acción Democrática, AD, y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (Copei); Antonio Ecarri (varias veces candidato presidencial apoyado por 6 organizaciones); José Brito (también diputado a la Asamblea Nacional, apoyado por 4 organizaciones); Javier Bertuchi (candidato presidencial, 2018, segundo lugar con más de 900.000 votos); Claudio Fermín (candidato presidencial independiente por Soluciones para Venezuela); Benjamín Rausseo (humorista y empresario. Candidato presidencial por el partido Confederación Nacional Democrática, CONDE); Enrique Márquez (independiente, respaldado por el Partido Comunista de Venezuela, PCV) y Edmundo González Urrutia (apoyado por la Mesa de la Unidad Democrática, MUD y por Un Nuevo Tiempo, UNT, dos de las toldas opositoras más fuertes).
Cumplidos los lapsos de ley, los candidatos fueron llamados a presentar ante el CNE sus programas de gobierno. Nicolás Maduro, acudió para consignar el Plan de la Patria de las 7 Transformaciones que fue preparado con suficiente antelación al calor de asambleas populares en todo el territorio nacional, durante las cuales voceros y voceras populares actualizaron y dieron vigencia local al Plan de la Patria original que nos dejó en herencia el Comandante Chávez. ¡Con el pueblo siempre, ordenó Chávez!
Candidato “tapa”
Todavía hoy en Venezuela nadie conoce a Edmundo González Urrutia. Su nombre apareció luego de escandalosas disputas entre los componentes de extrema derecha para escoger una candidatura de consenso, ante la inhabilitación política que pesa sobre María Corina Machado por haber aceptado ocupar un lugar como embajadora alterna de Panamá y tomar la palabra ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 2014, para pedir acciones contra su propio país, siendo diputada nacional. Panamá y Venezuela rompieron relaciones diplomáticas entonces.
Se suma a esta causa, la investigación incoada el 18 de marzo de 2014 por una comisión parlamentaria ante la Fiscalía General de la Nación para solicitar un antejuicio de mérito a la entonces diputada, por promover, organizar y activar junto a Leopoldo López el plan conocido como “La Salida”, cuyo fin confeso era el desalojo forzoso y violento del poder del Presidente Nicolás Maduro. La acción sediciosa causó la muerte a 43 personas, además de daños importantes a la infraestructura y servicios de la nación.
No están numeradas en este reporte todas las acciones que condujeron a la inhabilitación de esta precandidata, sólo presentamos las que corresponden a su período parlamentario. Agregamos que su partido Vente Venezuela, nunca fue inscrito ante el CNE pues no reconoce a los poderes públicos; por lo que para poder inscribir candidatura, se vio obligada a una alianza forzosa con otras organizaciones políticas que derivaron, luego de una escandalosa seguidilla de pugnas internas, en la designación de González Urrutia.
El candidato anunció que se adhería al programa Venezuela tierra de gracia divulgado por María Corina Machado no en Caracas, sino ¡en Estados Unidos!, alineado al planteamiento “liberal” que abandera la derecha regional y promueve el desmontaje del Estado y la entrega de recursos naturales y minerales estratégicos a la élite capitalista global.
Reglas del juego
El 06 de junio, 51 días antes de las elecciones, el CNE convocó a los candidatos a firmar un acuerdo de compromiso para el respeto a los resultados electorales. El documento daba garantías a la preservación de la paz y participación democrática, señalando, expresamente, que durante la jornada electoral y los días posteriores “no se interfiera o desconozca la voluntad del pueblo de Venezuela con hechos de violencia y desestabilización que atenten contra el bienestar del país». De los 10 candidatos inscritos, sólo Enrique Márquez y Edmundo González Urrutia se negaron a suscribir el documento, aludiendo que redundaba con los acuerdos de Barbados firmados entre gobierno y oposición con la mediación de Noruega, el 17 de octubre 2023.
Doce días antes de las elecciones, el 16 de julio, el representante oficial de la Plataforma Unitaria, Biaggio Pillieri, adelantó en rueda de prensa nacional que sólo reconocerían los resultados arrojados por actas de testigos que, según sus palabras, dispondría la coalición en 30.026 mesas de los más de 15 mil centros de votación. Es decir, jugó posición adelantada y cantó fraude.
¿Por qué -se preguntarán ustedes- tantos “dimes y diretes” en torno al reconocimiento de resultados? ¿No se supone que al acudir a cualquier competencia, certamen, contienda o elección, las partes aceptan las reglas del juego y se someten a la autoridad del árbitro? No es así en el escenario político venezolano. La extrema derecha con los mismos actores y actrices tienen un comportamiento recurrente: año 2004, desconocieron el triunfo de Chávez en el primer Referéndum Revocatorio presidencial de la historia venezolana; 2005, la oposición decidió retirarse de las elecciones parlamentarias una semana antes de la fecha pautada por “no confiar en la transparencia del proceso”; 2013, Henrique Capriles cantó fraude tras decretarse la victoria de Nicolás Maduro el 14 de abril. Su llamado televisado a “descargar la arrechera” causó la muerte de 14 personas en las horas subsiguientes.
Segundo plano
Así llegamos al 28 de julio. Mientras la inmensa mayoría del país se levantó con el mejor ánimo para protagonizar una jornada electoral ampliamente cubierta por medios de comunicación y replicada por electores y electoras en redes digitales, una organización subyacente, criminal desplegaba sus recursos logísticos y humanos con fines no electorales, ni democráticos ni pacíficos. Veinticinco personas fueron asesinadas durante el asedio, la mayoría los días 28 y 29 de julio. El dolor es profundo, llega muy adentro en el corazón, por todas las víctimas.
No han podido, ni podrán
Vale la pena destacar que el coctel macabro de agresión psicológica cognitiva incorporó varios ingredientes: la falsa promesa del retorno migratorio, la expectativa del triunfo electoral, la neurotización del clima postelectoral con la denuncia irresponsable del fraude, la falacia de las actas de votación, además de la transposición del chavismo como enemigo único, causante de todos los males y depósito de todas las frustraciones. Un río de odio de enormes dimensiones que esperaban desembocase en la confrontación del pueblo contra el pueblo.
Pretendían materializar en nuestra calles, pueblos y montañas, la “guerra de perros” que describen las elites globalistas en sus manuales militares, el caos que diera al traste con el gobierno legítimamente reelecto de Nicolás Maduro y el desmantelamiento del Estado nación.
“¡No pudieron, ni podrán!”, — es una consigna repetida en las multitudinarias y siempre alegres manifestaciones chavistas que se constituyeron en muro de contención frente a la arremetida fascista —. Cierro este relato con la voz más genuina de esta expresión: la de Liliana Istúriz. Durante las horas del terror, el 29 de julio, su casa fue atacada por los “comanditos”.
Pretendían materializar en nuestra calles, pueblos y montañas, la “guerra de perros” que describen las elites globalistas en sus manuales militares, el caos que diera al traste con el gobierno legítimamente reelecto de Nicolás Maduro y el desmantelamiento del Estado nación
“Están en las puertas de mi casa, yo estoy fuera de mi hogar. Quería que se apaciguaran las cosas y mantenerme dentro de mi hogar. Pero debido a las circunstancias, que me partieron los vidrios, le pegaron tiros (disparos) a mi casa, me están humillando, me quieren joder [perjudicar], se quieren meter a mi casa; pues, les abrí la puerta de mi casa. Aquí me encuentro camaradas, me encuentro en la calle y gracias a Dios resguardé a mis hijos, a mis hijas, a mis nietos que es lo que más amo en este mundo. Pero no me les voy a callar, ya me cansé de ellos. Me cansé de que vinieran a mi casa. Si tenían algo que reclamar, reclámenlo al CNE, reclámenselo a su conciencia… Hoy salí y me mantengo en las adyacencias de la parroquia La Vega, y este video que se haga viral, si me pasa algo sabe por quién vamos… Yo no me le voy a esconder a ellos, a que no salgan mis hijos, a que no salga mi familia porque ellos me los pueden matar ¡No tengo miedo! ¡No tengo miedo a la victoria, no tengo miedo! ¡Y lloro de alegría porque tengo Patria! ¡Tengo Patria! ¡Y mis hijos van a seguir teniendo educación! ¡No me importa lo que venga de allí para acá! ¡No me importa, he sido agredida, he sido humillada, he sido ofendida, pero no me he dejado y no me voy a dejar…! ¿Me quieren a mí? ¡Sal a la calle, estoy en la calle, porque la familia mía se respeta, mis hijos se respetan y si tengo que hacer esto viral para que no se metan con ellos, lo voy a hacer viral…! ¡No tengo miedo, no tengo miedo, lo que tengo es arrechera [molestia], pero no tengo el poder de “escoñetar” [destrozar] a ninguno! ¡Porque yo creo que si yo agarro a uno de esos y lo “escoñeto”, voy a perjudicar a mi UBCh [Unidades de batalla electoral Bolívar-Chávez], a mi Patria y a Maduro! ¡Y como ellos quieren provocación, no lo van a tener! ¡Lloro de arrechera porque no puedo actuar, tengo que ser chavista consciente!”
“Hoy no solo tenemos una oposición como tuvimos en el 2000, no tenemos solo una oposición golpista como en el 2002, a la cual derrotamos, plena y absolutamente, no tenemos solo una oposición pitiyanqui como la derrotamos en el 2004 -2006 en adelante; no tenemos solo una oposición violenta como nos tocó enfrentar en el 2014 -2017, hoy ha surgido en el mando de la oposición una corriente fascista, criminal, nazi, que quiere entregar el territorio nacional y que quiere llenar a Venezuela de violencia para llevarnos a una guerra civil.
Tuvimos a Pedro Carmona Estanga que disolvió la Constitución y todos los Poderes Públicos y mandó a masacrar al pueblo, ese fue un pequeño brote fascista, no dominante, porque en la propia oposición que aupó el derrocamiento de Chávez el 11 de abril (2002), muchos de ellos se replegaron y dejaron solo a Carmona Estanga, y después hubo distintos procesos políticos, pero nunca abandonaron su idea de golpe, porque es una oposición dependiente de los gringos, y los gringos solo tienen un plan para Venezuela: golpe y fascismo.
Hoy, la mayor amenaza a la paz de Suramérica es la corriente fascista que quiere imponer el imperio norteamericano en Venezuela, los tenemos derrotados, pero su derrota estratégica e histórica es la que hay que consolidarla haciendo más revolución, una nueva revolución popular, democrática, constitucional, que lo cambie todo” Presidente Nicolás Maduro Moros, 02 de noviembre de 2924, Encuentro con las 5 Generaciones de la Revolución Bolivariana.
*** Extracto del texto publicado porTania Valentina Díaz
(Rectora de la Universidad Internacional de las Comunicaciones) en el libro “Las Caras del fascismo en el tercer milenio”