La victoria del pueblo bolivariano en particular, del chavismo como comunidad política, y del país en general que se expresó en paz; no es más que la épica propia de una nación que ha decidido, en paz, su camino; más allá de los esperados cantos de sirena del irresponsable extremismo
Entrevistado en Telesur, hace casi seis años, y en el contexto de la asunción de un nuevo período constitucional para la Presidencia de la República, afirmé que íbamos a consolidar el proceso político venezolano, aún con las amenazas propias de factores enemigos de la paz en la de Venezuela, ante el desconocimiento del resultado electoral del 20 de mayo de 2018.
Nuestra patria, profundamente agredida y asediada por esos enemigos, tuvo que soportar todo tipo de afrentas, daños a su economía que -entre 2015 y 2022-dejaron la pérdida patrimonial de más de 644 mil millones de dólares, una pretensión de gobierno paralelo, golpe de Estado en 2019, intento de invasión por nuestra fachada occidental, introducción de mercenarios repelidos en plena pandemia, sabotaje eléctrico, sabotaje a las políticas de protección al pueblo en medio de la pandemia.
Todo esto, con el preludio de dos revoluciones de colores e innumerables acciones para dañar la ruta electoral, con desconocimiento sistemático de resultados, sin pruebas que lo acompañen, por parte de un extremismo opositor irresponsable.
Con lo anterior, la victoria del pueblo bolivariano en particular, del chavismo como comunidad política, y del país en general que se expresó en paz; no es más que la épica propia de una nación que ha decidido, en paz, su camino; más allá de los esperados cantos de sirena del irresponsable extremismo.
De hecho, la previa del proceso electoral contó con toda una arremetida de la derecha mundial contra Venezuela, tratando de generar acciones que alteraran la paz horas antes del proceso de votación, con la acción infaltable de políticos de la región, cuyo prestigio está severamente cuestionado en su propias patrias; quienes fueron debidamente rechazados por la institucionalidad democrática de nuestra Nación.
Esto vino de la mano de una campaña mediática brutal que anunciaba el fraude como medio para salirle al paso a la realidad política que podía imponerse por voluntad pacífica y democrática de los venezolanos y venezolanas, con acciones que ya causan poca mella en una fuerte patria venezolana debidamente acostumbrada a este tipo de maniobras.
En este contexto, a las 12 de la noche del 29 de julio, y luego de sortear un sabotaje al sistema de totalización por parte de quienes sabían del resultado desfavorable a sus deseos, el Presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, anunció el primer boletín con el 80% de votos escrutados.
El Presidente de la República y candidato a la reelección por el Gran Polo Patriótico, Nicolás Maduro Moros obtuvo el triunfo con el 51,2%, más de 5 millones 100 mil votos; frente al 44,2% obtenido por el candidato de la Plataforma Unitaria, Edmundo González Urrutia, con 4 millones 400 mil votos; siendo irreversible este resultado y esperando que los próximos boletines nos arrojen un resultado definitivo con la inclusión del 20% que falta por contar.
Se trata de un resultado claro y determinado de un pueblo quien de manera masiva, libre y democrática, se expresó voto a voto en los más de 15 mil centros dispuestos por el Poder Electoral, y con números claros de participación que finalmente rondarán algo más de 60% de participación en un contexto tan atípico como el que tiene una Nación agredida sistemáticamente como la República Bolivariana de Venezuela.
Desde el palacio de Miraflores, el presidente de la República se dirigió al país, y ante sus seguidores que jubilosos celebraron el resultado electoral, afirmó la victoria de la paz del pueblo venezolano, y contra el fascismo:
«Mi primer pensamiento para Dios: gracias por darnos este triunfo tras tanta lucha, es un triunfo de paz, de las ideas de la igualdad, y también debo decir que ayer estuvimos entregando ofrendas por el 70º cumpleaños del comandante Chávez, es su triunfo, este pueblo no le ha fallado. La patria sigue los caminos que se han señalado, qué bonita jornada hemos vivido y tuvimos paz antes, durante, y va haber paz, y estabilidad y justicia después del 28 de julio. Paz, justicia y respeto (…) Ya es 29 de julio de un lunes que le da la noticia a Venezuela del triunfo de la independencia y dignidad de Venezuela, no pudieron con las sanciones, agresiones, no pudieron ahora y no podrán jamás con la dignidad del pueblo de Venezuela. El fascismo en Venezuela no pasará, ni hoy ni nunca, no nacimos el día de los cobardes y tibios; nacimos el día en que la luz del Libertador parió esta patria de valentía y coraje«.
De igual forma, el jefe de Estado avaló la denuncia del presidente del Poder Electoral al dar el primer boletín al país:
«Hoy sufrimos un ataque masivo, ya sabemos de qué país viene, ̶ no lo diré ̶ el sistema de transmisión del CNE. Un hackeo masivo, así lo denuncio; ya sabemos quién lo ordenó, hay que hacer justicia para nuestro pueblo. Felicito a los técnicos que lograron despejar un hackeo brutal (…) no es la primera vez que pretenden vulnerar la paz de la República (…) tremenda guerra psicológica contra el pueblo, campañas diarias para favorecer a los demonios, pero más pudo Cristo ante estas campañas».
Seguidamente, y ante los llamados de violencia y desconocimiento al resultado electoral, afirmó:
«Le he pedido a la Fiscalía General de la República mano de hierro con los terroristas, con los guarimberos [manifestantes violentos]. No vamos a permitir que ellos levanten un espiral de violencia. Así se lo digo, […] en Venezuela va a haber paz».
Afianzó además, su compromiso previo de ahondar en el diálogo como mecanismo que profundizará en este proceso hacia el nuevo mandato presidencial por voluntad de la mayoría del pueblo venezolano, con el proyecto de las Siete Transformaciones como factor dinamizador en este nuevo período de gobierno:
«Yo quiero paz, amor y entendimiento. Y tengo el poder que ustedes me han dado y la unión cívico-militar-policial para impulsar el más poderoso y gran diálogo nacional de entendimiento económico, social, cultural, político, moral y espiritual (…) diálogo económico para consolidar el crecimiento económico, la generación de riqueza para poder invertir en lo social; si bien a este le seguirá un diálogo social […] para poner la agenda […] e impulsar la recuperación definitiva de los ingresos de los trabajadores, afectados por las sanciones y la guerra económica (…) El diálogo político no puede quedar solo en los partidos políticos, tiene que buscar la opinión política, las aspiraciones, la visión política del ciudadano, así que tiene que ser un diálogo político popular, de ciudadanos y ciudadanos, donde convoquemos a los partidos y movimientos políticos –no al revés– para profundizar la democracia«.
Por supuesto, era infaltable la posición irresponsable del extremismo que no tardó nada en desconocer el resultado, como hicieron de la misma forma en otros momentos de la reciente historia venezolana cuando el éxito no les favoreció.
Incluso, de nada ha valido el baño de racionalidad que como balde de agua fría vino de la expresión de la Vicepresidenta de los EEUU y actual aspirante a la presidencia de ese país por el Partido Demócrata, Kamala Harris, quien casi seis horas antes del primer boletín electoral y conocedora del resultado adverso de sus factores políticos en Venezuela, manifestó:
«Estados Unidos apoya al pueblo de Venezuela que expresó su voz en las históricas elecciones presidenciales de hoy. Hay que respetar la voluntad del pueblo venezolano. A pesar de los muchos desafíos, continuaremos trabajando por un futuro más democrático, próspero y seguro para el pueblo de Venezuela.»
Sin embargo, este baño de agua fría proveniente de una élite política estadounidense en suficientes aprietos como para lanzarse a nuevas aventuras, y necesitada del petróleo de Venezuela, con la misma ansia que necesita recuperar su espacio como hegemón internacional exclusivo, aunque la situación mundial no le sea favorable; no sirvió de mucho al extremismo opositor que, de manera risible, darían un nuevo espectáculo que manifiesta su incapacidad política para conducir los destinos de Venezuela.
En medio de supuestas pruebas, que avalan un fraude que jamás han podido demostrar, llegaron al extremo de espetar que más del 70% de los votos habían sido para su opción política, una barbaridad que jamás ha sucedido en la historia republicana de Venezuela y que además muy poco se corresponde con la realidad
En medio de supuestas pruebas, que avalan un fraude que jamás han podido demostrar, llegaron al extremo de espetar que más del 70% de los votos habían sido para su opción política, una barbaridad que jamás ha sucedido en la historia republicana de Venezuela y que además muy poco se corresponde con la realidad.
Y es que luego de una de las peores campañas que hemos visto en la oposición, llena de resentimiento y fascismo, así como contradicciones en quien llevaba la voz cantante, la realidad es que a mitad de la jornada se quedaron sin votos suficientes como para poder lograr una victoria electoral, evidencia que no pudieron sumar apoyos nuevos ya que su narrativa fue básicamente desastrosa.
Desafortunadamente, la derecha mundial trata de imponer nuevas maniobras, locas por dónde se las quiera ver, e irreales con el país y el mundo de 2024.
Desde presidentes paralelos, interinatos nuevos, remozados grupos de Lima, hasta oníricos sueños de golpe de Estado, o intervención militar extranjera, todo esto pasa por las mentes iracundas de factores que, lejos de valorar un importante capital político electoral, parecen estar bien dispuestos a tirarlos al basurero de la historia.
Cómo hace seis años lo valoré, han llegado momentos de alerta y mucha fuerza para hacer valer la voluntad democrática del pueblo venezolano, expresado pacíficamente en las máquinas de votación. La diferencia es que este país es muy distinto a aquel de 2018 y su marca más clara es que el pueblo venezolano fue a los centros de votación en absoluta paz.
Con la misma paz con la cual hemos votado, con esa misma paz avanzaremos en la consolidación de un proceso, como ha expresado el Jefe de Estado, de diálogo profundo con todos los sectores y ampliando todos los temas que consoliden la paz, el crecimiento económico y sobre todo la recuperación del estado de bienestar que es una de las principales cuestiones que debemos hacer avanzar en el futuro venidero.
Los extremistas quedarán nuevamente derrotados y sin posibilidad de comprender las pequeñas letras de lo sucedido en la elección presidencial del 28 de julio, cosa que demuestra a las claras una afirmación que hemos realizado en varias oportunidades. La oposición actual, extremista y digitada por Washington, no es opción de gobierno ni de poder en la República Bolivariana de Venezuela.
La mayor expresión de esto es la digna actitud de una teniente de nuestro Ejército Nacional Bolivariano, que dejó con la mano extendida a la jefa del radicalismo, quien pretende que nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana olvide que ellos llamaron a la invasión de Venezuela y la aniquilación de la institución armada en una vorágine de guerra, muerte y genocidio.
La paz se impondrá con mucha determinación, la misma que ha permitido a una Nación inquebrantable como Venezuela derrotar todas las maniobras de enemigos internos y externos.