Hay dos libros que nos alertan del currículo por competencias tan de moda en nuestras universidades tradicionales y en las creadas en revolución. Homo sacer: el poder soberano y la nuda vida (1995) de Giorgio Agamben (1942) y El contrato racial (1997) de Charles Wade Mills (1951 – 2021).
Nuda vida (vida desnuda)
En 1995, el filósofo italiano Giorgio Agamben, publicó el libro Homo sacer: il potere sovrano e la nuda vita (Torino: Bollati Boringhieri) en el que pregunta al modelo civilizatorio occidental ¿cómo hemos llegado al punto en que nos encontramos? Esta cuestión supone un enjuiciamiento político y un diagnóstico desolado e implica otra de cuya respuesta acertada depende la supervivencia y para la cual cada vez hay menos tiempo: ¿Qué podemos hacer, qué dirección tomar?
El significado del término «sacer» en la religión de la antigua Roma no es del todo coherente con el significado que adquirió tras la cristianización, y que fue adoptado en inglés como «sagrado». En la religión romana primitiva, «sacer» denotaba cualquier cosa «apartada» de la sociedad común y abarcaba tanto el sentido de «santificado» como el de «maldito». Por lo tanto, el homo sacer también podía significar simplemente una persona excluida de la sociedad y privada de todos los derechos y funciones.
La nuda vita (vida desnuda) es un concepto central en la filosofía política de Giorgio Agamben, que representa una crítica profunda a los fundamentos de la soberanía y la biopolítica moderna. Agamben distingue entre Zoē y Bíos. La primera es la vida biológica desnuda, común a todos los seres vivos (comer, respirar, existir). La segunda es la vida políticamente cualificada, inserta en una comunidad con derechos y deberes. La “nuda vita” es la Zoē expuesta al poder soberano: vida reducida a mera supervivencia, despojada de valor político, jurídico y social. Para Occidente, ¿Quiénes son Zoē? Un africano, indígena, zambo, refugiado, bolivariano, palestino, musulmán, latinoamericano, caribeño, vietnamita, ruso, chino. El Zoē es un paciente en coma, una vida sin valor. La vida de un Zoē es reducida a su dimensión biológica, administrada técnicamente sin autonomía política.
Los Zoē y Bíos después de Bretton Woods
En la Conferencia de Bretton Woods, celebrada en 1944, se acordó establecer un nuevo orden económico internacional para después de la segunda guerra euroasiática, conocida mediáticamente como Segunda Guerra Mundial. El principal resultado fue el establecimiento del dólar como moneda de referencia y la creación del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), hoy conocido como Banco Mundial.
En 1948, pasaron dos acontecimientos importantes. Occidente crea el Estado sionista de Israel en la mitad del territorio de Palestina. La estadounidense Eleanor Roosevelt muestra la Declaración Universal de los Derechos Humanos (para los Bíos, no para los Zoē) adoptada por las Naciones Unidas en París el 10 de diciembre de 1948. Mientras esto ocurría, Estados Unidos iniciaba la Guerra Fría, ocupaba Corea del Sur, firmaba la Ley de Cooperación Económica, conocida como Plan Marshall, enviaba una guardia consular de la Marina a Jerusalén para proteger al cónsul general de los Estados Unidos, enviaba marines a Nankín para proteger su embajada y a Shanghái para ayudar en la protección y evacuación de los estadounidenses ante el triunfo de la Revolución Comunista China y participa en el magnicidio contra Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, con George Marshall como testigo. Al año siguiente, Estados Unidos crea la OTAN (Organización Terrorista del Atlántico Norte) para proporcionar seguridad contra la Unión Soviética, país que derrotó al fascismo en Berlín. Estados Unidos invita a la Alemania Federal, la derrotada, a ser parte de la OTAN.
El contrato racial
En 1997, el filósofo jamaiquino Charles Wade Mills escribió el libro The Racial Contract (Nueva York: Cornell University Press) en el que critica la teoría clásica del contrato social occidental, sin ambigüedades, al servicio de un uso radical extraordinario. Este profesor universitario, que se define como un «ciudadano de un pequeño país del Tercer Mundo, Jamaica, que debía su existencia a fuerzas internacionales opresivas», despliega un recorrido con una mirada arrolladora sobre el expansionismo y el racismo europeos de los últimos quinientos años.
Mills demuestra cómo este peculiar y no reconocido «contrato» ha dado forma a un sistema de dominación europea global: cómo da lugar a la existencia de «blancos» (Bíos, según Agamben) y «no blancos» (Zoē), personas de pleno derecho (Bíos) y subpersonas (Zoē), cómo influye en la teoría moral y la psicología moral de los blancos; y cómo este sistema se impone a los no blancos mediante el condicionamiento ideológico y la violencia.
The Racial Contract sostiene que la sociedad en la que vivimos es un estado continuado de supremacía blanca. Levantando un espejo ante la filosofía dominante, este libro explica el esquema evolutivo del contrato racial desde la época de la invasión europea al continente llamado América, el posterior colonialismo e imperialismo, pasando por el contrato escrito de la esclavitud, hasta el sistema de segregación «separados pero iguales» en los Estados Unidos del siglo XX. Según Mills, el contrato ha proporcionado la arquitectura teórica que justifica toda una historia de atrocidades europeas contra los no blancos, desde las afirmaciones de David Hume e Immanuel Kant de que los negros tenían un poder cognitivo inferior, pasando por el Holocausto, hasta el tipo de imperialismo en Asia que se demostró con la guerra de Vietnam.
Mills sugiere que la guetización del trabajo filosófico sobre la raza no es accidental. Este trabajo desafía la suposición de que la teoría dominante carece en sí misma de raza. Al igual que la teoría feminista ha revelado el sesgo invisible de la filosofía política hacia los hombres blancos, la explicación de Mills del contrato racial expone sus fundamentos raciales.
Cuando veamos Il Vangelo secondo Matteo (1964) de Pier Paolo Pasolini, pongamos atención a la actuación de Giorgio Agamben, interpretando al apóstol Felipe y recordemos que, en 2003, renunciaría al cargo de profesor en la Universidad de Nueva York, en protesta por la política de George W. Bush. Tanto él como Mills ponen al descubierto la dictadura occidental mediática, cognitiva, política, jurídica y comercial que subyuga a los Zoē. Pero muchos de estos terminan siendo desclasados a causa de las dosis contraculturales de la industria del entretenimiento y del currículo por competencias.