Poemas, canciones, deseos sinceros… Así celebró el pueblo bolivariano el cumpleaños 61 del primer presidente chavista de Venezuela, Nicolás Maduro. Una demostración de afecto que -incluso con la mirada leninista de una comunista europea- no se atribuye a la adulación ni quiere alimentar el «culto a la personalidad» de un camarada que ha hecho de la militancia colectiva su bandera de vida. Ha sido más bien un sólido cinturón protector erigido alrededor de un presidente atacado más que nunca, cuya estatura política internacional ha crecido a medida que se multiplicaron estos ataques, dirigidos, a través de su persona, al pueblo que lo ha elegido y reconfirmado después de la partida física del Comandante, según su última voluntad.
No era nada obvio que el apoyo de esa multitud, que había acompañado el féretro del comandante en una cola de 17 kilómetros durante casi 10 días, después de aquel fatídico 5 de marzo, permanecería intacto en la nueva fase. En cambio, tras la siembra del comandante Chávez, Maduro fue electo presidente por el pueblo venezolano, quien lo reconfirmó el 21 de mayo de 2018, dándole todo el apoyo para continuar con el legado de la Revolución Bolivariana.
Y no ha sido fácil para la revolución bolivariana llegar a su 25º aniversario y celebrar su elección número 30 con el referéndum consultivo sobre el Esequibo el próximo 3 de diciembre. Ha sido posible porque el pueblo ha mantenido un altísimo nivel de conciencia, aunado a la sabia acción del gobierno bolivariano, quien ha logrado reincorporar a gran parte de la oposición al redil institucional, situación que ha quedado patente en la amplia participación en el simulacro de preparación del referéndum, en el que también participaron representantes de la oposición sobre un tema de interés nacional.
No ha sido fácil construir y liderar una nueva dirección colectiva, basada en un partido sólido, capaz de combinar estrategia, táctica y movilización popular. No ha sido fácil ni obvio, para Maduro, ganarse el respeto de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, huérfana de su Comandante, y mantener la unión cívico-militar, columna vertebral de la revolución.
Una FANB que, para quienes han tenido el privilegio de seguir su transformación, de una institución nacionalista-progresista a un ejército de todo el pueblo, inspirado en los grandes ejemplos de las revoluciones del siglo pasado, ha sido capaz de superar el dolor de la ausencia física de su líder, y no dudó en reconocer en un «civil» el mismo coraje demostrado por el comandante Chávez.
“¡Leales siempre, traidores nunca!” gritaron varias veces las tropas, ofreciendo su lealtad al presidente Maduro, ante cada ataque imperialista llevado a cabo a través de títeres locales: «sanciones», ataques con drones, intentos de invasión, siempre repelidos por «superbigote», con la fuerza del pueblo en unión cívico-militar.
Es así que en el día del cumpleaños de Nicolás, el Ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, honró el orgullo de los soldados y soldadas de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) de las victorias en defensa de la Patria alcanzadas en estos años al lado del Presidente Maduro. «Han sido logradas con la templanza, liderazgo y fortaleza de nuestro Comandante en Jefe, quien hoy arriba a otro año de vida ¡Feliz cumpleaños Presidente Nicolás Maduro!», dijo.
El ministro de Interior y Justicia, Remigio Ceballos, también envió sus felicitaciones al presidente de la República. «Desde la Gran Misión Cuadrantes de Paz, extendemos nuestras felicitaciones al CJ Pdte Nicolás Maduro, gran líder que guía hacia destinos de grandeza y desarrollo, a la Patria de Bolívar y Chávez, con firmeza y resolución. ¡Feliz Cumpleaños!».
Por otro lado, haber sido forjado en la escuela del Gran Siglo XX, combinando la lucha de masas y la lucha por el poder popular, fue una ventaja no pequeña para Maduro. Lo hemos visto y lo estamos viendo en Europa, donde quienes han tomado la dirección de alguna formación política de izquierda, con vocación gubernamental, han sucumbido casi siempre al chantaje de la memoria, la entrega a los tribunales y la demonización de las experiencias revolucionarias del siglo pasado: de los que intentaron seguir el camino de Lenin, el camino del Che, cuando nos invitó a construir «un, cien, mil Vietnam».
Maduro, nació en Caracas en 1962, en la populosa parroquia El Valle. De su madre Teresa Moros y de su padre Nicolás Maduro, heredó el gentilicio caraqueño.
«¡El pueblo de Caracas cumple con nuestro Presidente Nicolás Maduro! Líder incansable, que ha librado incontables batallas, con lealtad revolucionaria y un inmenso amor por nuestra Patria. Feliz cumpleaños, mi Comandante. Bendiciones para usted y su familia», escribió en X, la jefa del gobierno del Distrito Capital, Carmen Meléndez, publicando un video en donde los caraqueños enviaban mensajes de felicitaciones al mandatario.
El ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, agregó un apunte genealógico, bondad – dijo – de la genealogista venezolana Rebeca Padrón. El apunte cuenta que un holandés llamado Nicolás Maduro, de origen judío sefardí, solicitó carta de naturalización a las autoridades venezolanas el 4 de junio de 1849. Estaba casado con Ursulina Bolivia Bleyck, oriunda de la isla de Bonaire e hija de venezolano. Tenían una bebé de dos meses, de nombre Renata Josefa. Aquel Nicolás Maduro fue tatarabuelo del actual Presidente de la República Bolivariana.
Una línea genealógica que muestra la falsedad de las acusaciones de la oposición, que ha intentado inhabilitar al presidente alegando que era de nacionalidad colombiana. Para celebrar “la vida del amigo, compatriota, gobernante y líder revolucionario”, Villegas dijo: “Toca felicitarlo a solo días de un referéndum en el que se medirá la cohesión de nuestros connacionales en la defensa del territorio Esequibo. Regalémosle, no a él, ni a nosotros, los venezolanos de hoy, sino a las futuras generaciones, una quíntuple victoria el domingo 3D. Por nuestros ancestros de todas las raíces y nuestros descendientes de todos los colores. ¡ Feliz cumpleaños en batalla, Presidente!”
Desde muy joven, Maduro eligió de qué lado de la barricada quería estar, incorporándose en las filas de la Liga Socialista, además de convertirse en fundador y dirigente del nuevo Sindicato del Metro. Años más tarde, perteneció al Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, MBR; para luego en la década de los 90 militar en el Movimiento Quinta República, MVR. Desde la llegada al poder del comandante Hugo Chávez, en el año 1999 cuando el militar barinés fue electo presidente, el historial político de Maduro se fortaleció ocupando cargos de diputado a la Asamblea Nacional, canciller de la República y vicepresidente Ejecutivo de Venezuela.
No es cortando las raíces que se avanza más rápidamente. Como buen marxista, Nicolás, como Chávez y como Fidel, lo repite a menudo: quien no reivindica su propia historia, quien no la elabora y realza permanentemente, quien no la renueva constantemente en el presente, no tiene futuro.
Con Nicolás, el laboratorio bolivariano se presenta al mundo como un bosque de manglares, cuyas raíces aéreas se extienden hacia los alrededores, por lo que pueden respirar incluso sumergidos en agua de mar. Las raíces de los manglares son como venas. Crecen hacia arriba y se sumergen en las aguas del Orinoco, así como en las aguas saladas de la Bahía de Cispatá en Córdoba, Colombia, a lo largo de la costa del Mar Caribe, extendiéndose en todas direcciones. Así se caracterizaron los numerosos congresos internacionales que, siguiendo las indicaciones del Foro de Sao Paulo, se celebraron en Venezuela, dando forma al diseño de una nueva internacional, capaz de articular una propuesta común, valorando los diferentes caminos: valorando lo que une y no lo que divide.
Con esta convicción, siempre acompañada de las enseñanzas de las revoluciones precedentes – de la soviética a la china a la vietnamita, de la cubana a la sandinista (la última del siglo pasado) – Nicolás siguió tejiendo la diplomacia de paz, incluso en tiempos hostiles, y siempre tendiendo la mano al diálogo. Siempre teniendo presente lo que recordó Chávez: «somos una revolución pacífica, pero armada».
Y esto es para dejar claro que la paz deseada y promovida por un revolucionario no puede ser la paz de las tumbas de las clases populares; y que los principios deben mantenerse incluso cuando es necesario atravesar las puertas estrechas que siempre se les presentan a los marxistas a lo largo de la historia, conscientes de que se pueden perder algunas plumas, pero no la cabeza, cuya mirada apunta siempre al horizonte.
Una actitud que el presidente ha mantenido, tanto ante los reclamos de la oposición golpista, como ante la soberbia del imperialismo, que ha decidido recurrir a consejos más suaves para seguir utilizando el petróleo venezolano, y ahora pretende dictar órdenes políticas y condiciones de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
No ha sido fácil ganar tantas batallas, derrotar o evitar sabiamente las múltiples caras del asedio multifacético que la revolución ha tenido que resistir. Así lo recordó Nicolás con motivo de su cumpleaños, hablando “del método único” con el que el gobierno bolivariano previno y afrontó la pandemia del covid-19; y de los 18 motores que, mientras otros países sufrían la crisis pospandemia, permitieron a Venezuela lucir resultados económicos indiscutibles, señales claras de una recuperación.
Y ahora, este año, en vísperas de las próximas elecciones presidenciales, se prepara otro desafío: el referéndum consultivo sobre el Esequibo. Incluso ante este nuevo ataque a la soberanía nacional, llevado a cabo por las grandes corporaciones petroleras a través del gobierno subordinado de Guyana, Maduro propuso una reunión con su homólogo guyanés, Irfaan Ali. Este, sin embargo, en alusión a Estados Unidos, advirtió que su administración ha hablado del asunto con «socios estratégicos», incluyendo «miembros del Consejo de Seguridad» de la ONU, y que la controversia debe dirimirse en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Una jurisdicción que Venezuela niega, basada en el Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 con Reino Unido antes de la independencia guyanesa, este acuerdo anuló el Laudo Arbitral de 1899 con el que se ejecutó el despojo, un laudo considerado fraudulento por el Acuerdo de Ginebra, en donde se establecieron las bases para una solución negociada de la controversia, que Venezuela siempre ha intentado. La controversia se recrudeció con el descubrimiento de yacimientos petroleros en la zona en reclamación y con los acuerdos unilaterales de Guyana con el gigante energético estadounidense ExxonMobil para su explotación. Y ahora, el imperialismo intenta resolver el conflicto histórico a su favor mediante con un nuevo lawfare contra Venezuela, es decir, utilizando los tribunales internacionales con fines políticos para pisotear los derechos del pueblo venezolano.
Incluso el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, envió a su homólogo venezolano “un cálido abrazo desde La Habana” en su cumpleaños. Poco antes, Maduro dijo en la red social X: “¡Ajá! Hoy es mi cumpleaños 61 ¡Na’ Guará! Así que espero sus regalos, ¿pero saben cuáles son los mejores regalos? Que se fortalezca cada vez más la unión y el amor de todo el Pueblo por la defensa de nuestra Patria. Que prevalezca siempre el patriotismo y el amor por lo nuestro, por encima de las diferencias. ¡Venezuela toda el país más hermoso del mundo! ¡Feliz Día!”.
La primera Combatiente, Cilia Flores, le dedicó este mensaje, exaltando sus más sinceros deseos: “Son más que palabras, es una demostración de amor, una profunda relación construida día a día, contigo mi querido y amado Nicolás. Hoy, 23 de Noviembre, día de tu cumpleaños, espero lo disfrutes plenamente. En familia y junto al Pueblo que lo celebra, estaremos contigo hoy, mañana y siempre”.
Además de todas las autoridades institucionales -desde la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, que dedicó un poema de César Rengifo a Maduro, hasta el canciller Yván Gil- expresaron su cariño múltiples personalidades de la política nacional, obreros y movimientos populares, que han saludado el primer presidente chavista con la consigna: “Nicolás cumple, cumplimos con Nicolas”.
Una promesa que el pueblo chavista se dispone a cumplir el 3 de diciembre, diciendo «cinco veces sí» al referéndum consultivo (al que pueden participar 20,6 millones de electores), convenciendo incluso a los que chavistas no son que “el sol de Venezuela, nace en el Esequibo” y el territorio se tiene que defender.
