En cualquier campo de la vida la traición es dolorosa: pero en el campo de la política, desafortunadamente, tiende a ser moneda común; con sus excepciones debidamente valoradas por mantenerse inalterables en conducta y principios.
Ahora bien, si la traición sucede en medio de una situación compleja, que necesita unidad, esfuerzos comunes, mucha concentración y alineamiento con los objetivos plasmados y, de existir críticas o diferencias, saber establecer medios idóneos para afirmarlas sin poner en peligro la cohesión interna o desafiar el liderazgo que lleva a cabo la acción de resolución de esa complejidad o situación difícil; la traición adquiere niveles de dolor aún mayores y peligros hasta vitales.
No hay que ser un estudioso a profundidad de la política para saber que las amenazas hacia la Federación de Rusia, ubicando en Ucrania un factor hostil que de paso forma parte, aunque sea informalmente, ni más ni menos que de la Organización del Tratado del Atlántico Norte OTAN, son un ataque directo a su existencia como Estado y como Nación; lo cual, ante el incumplimiento sistemático de los acuerdos de Minsk, ha implicado la activación de una operación militar especial desde febrero de 2022.
Entonces, la situación de crisis generada el 23-24 de junio en la Federación de Rusia, ante la irresponsable acción del grupo militar privado Wagner y su principal dirigente Yevgueni Prigozhin con el uso de métodos que nada tienen que ver con acciones propias de un factor aliado, sino todo lo contrario, incluyendo varios elementos internacionales frotando sus manos tras bambalinas, no puede ser catalogado de otro modo: una traición imperdonable e injustificable, justo cuando Rusia está peleando por su vida; y al tiempo trata de derrotar esta irrupción neonazi que hace recordar las peores épocas de la mitad del siglo XX.
Y es que, más allá de aventurarnos a hacer un recuento del hecho o caer en debates no asociados al trasfondo político, toda la maniobra que ha sido limitada y reducida por el accionar, seguramente entre otros factores, del Presidente de Bielorrusia Alexander Lukashenko, parece tener amén del contentivo de traición, una arista de posible golpe de Estado que no llegó a prosperar.
Pero fue el propio Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, quien de manera clara en mensaje a su Nación estableció los elementos centrales de esta acción irresponsable con métodos terroristas y amenazas inaceptables a la paz del pueblo eslavo y la institucionalidad democrática de esa patria.
A su vez, reafirmó claramente su visión sobre aquello que hemos expuesto al inicio de este artículo, en momentos donde su Patria está batallando para preservarse, cuestión que nosotros aquí en Venezuela conocemos a profundidad, dada la cantidad de agresiones que hemos tenido que sufrir, enfrentar y derrotar fruto del pensamiento y acción del imperio estadounidense y su determinación monroista completamente anacrónica.
Sobre la situación acaecida este pasado 23-24 de junio, esto expresó el primer mandatario del país eslavo:
«Nos enfrentamos a una traición, la ambición desorbitada llevó a una traición contra Rusia (…) Como presidente de Rusia y comandante en jefe, como ciudadano de Rusia, haré todo lo que esté en mi mano para defender el país, proteger el orden constitucional, la vida, la seguridad y la libertad de sus ciudadanos (…) Protegeremos tanto a nuestro pueblo como a nuestro Estado contra todas las amenazas, incluida la traición interna (…) Rusia libra hoy una ardua batalla por su futuro, repeliendo la agresión de los neonazis y sus amos. Toda la maquinaria militar, económica e informativa de Occidente está dirigida contra nosotros (…) Luchamos por la vida y la seguridad de nuestro pueblo, por nuestra soberanía e independencia, por el derecho a ser y seguir siendo Rusia, una Nación con una historia milenaria (…) Es una puñalada por la espalda a nuestro país y a nuestro pueblo».
Y es que las amenazas del grupo militar privado Wagner fueron respondidas por una férrea y sostenida institucionalidad democrática rusa, que advirtió a tiempo las consecuencias peligrosas de las acciones que este grupo desarrollaba en la ciudad de Rostov del Don, básicamente tomada y con claros indicios de dar avance hacia Moscú con el casi seguro propósito de procurar por la fuerza el poder, ya que a este punto sería ingenuo considerar otros asuntos fuera de este objetivo primario.
Ahora bien, antes de avanzar en la resolución a la cual ha llegado está amenaza irresponsable, toca valorar dos asuntos que en nuestro criterio no podemos abandonar en el análisis profundo del fondo político de esta maniobra, más allá del hecho en sí.
Por un lado, toca observar quienes son los beneficiarios de una situación de conflicto, o de crisis política en pleno territorio de la Federación de Rusia. Sería poco menos que absurdo pensarlo en un contexto geopolítico de guerra sin freno y con una determinación clara por parte de la OTAN, capitaneada por EEUU, y que se han cansado de repetir en cuanto escenario han podido: proclamar la derrota militar de Rusia sin mayores alternativas muy propias de la negociación y resolución pacífica de conflictos.
De hecho, tanto la historia como la actual situación nos muestran planes muy claros de hacer avanzar una escalada de varios frentes militares que, en el caso exclusivo del conflicto de Ucrania, no sólo implica atacar zonas fronterizas con Rusia, procurar esfuerzos por retomar regiones de Crimea y el Dombás; sino además avanzar en alianzas con factores históricamente neutrales para promover nuevos focos territoriales de agresión, siendo uno de los principales el que —sin duda— vienen planificando; utilizando por ejemplo a la República de Finlandia.
En varias oportunidades hemos analizado todo este proceso de escalamiento y prolongación de una guerra provocada justo con este primer propósito sumando, entre los diversos objetivos, la promoción de escenarios desestabilizadores en el país eslavo, cuyo territorio ha sido testigo histórico de momentos de invasión, guerras civiles, e incluso una Gran Guerra Patria en contra de la poderosa maquinaria Nazi de Adolfo Hitler; quien intentó emular el plan de Napoleón Bonaparte de conquistar Rusia.
Leningrado y Berézina serán símbolos de la derrota para quienes intentaron conquistar tan enorme espacio territorial, y determinaron una voluntad heroica hoy puesta a prueba luego del cercenamiento sistemático de toda posibilidad de arreglo político diplomático y la disposición de elementos en instancias internacionales, como Naciones Unidas o la Corte Penal Internacional, para fortalecer el proceso de escalamiento hacia Rusia.
Con estos antecedentes, y bien conocidas las maniobras de agresión de EEUU y Europa Occidental en el conflicto de Ucrania, no hay que ser demasiado perspicaz para observar que cualquier elemento que tienda a desestabilizar el territorio ruso, no sólo favorece los planes de contra ofensiva de Ucrania y sus poderosos aliados; sino que incluso puede ser valorado como un asunto más allá. Un nuevo frente de guerra, ahora interna, luego de los discursos del líder de Wagner y sus maniobras en Rostov del Don.
Esto no significa necesariamente que tengan sus manos metidas en esta acción del grupo militar privado Wagner, para ello falta tela de hechos y análisis por cortar; pero es evidente que tal maniobra será bien aprovechada por los enemigos de Rusia y de la paz en Europa del Este, para seguir ahondando en su narrativa de un liderazgo ruso débil que no cuenta con apoyo popular ni institucional en esta guerra, la cual posicionan sin análisis previo y con claro sesgo como una clásica invasión.
Por ello no sólo las palabras del presidente ruso cobran fuerza en el momento más importante de la crisis; sino además la acción del Presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, quien ha contribuido a bajarles el volumen a hechos que pudieron configurar un intento sangriento de golpe de Estado y hasta la pretensión de construir un escenario de guerra civil; ambos demasiado favorables a los planes de Washington y las principales capitales de Europa Occidental.
De hecho, la mediación de Lukashenko ha logrado frutos que, en su momento, fueron confirmados por el Secretario de Prensa y Portavoz del Kremlin Dimitri Peskov, teniendo como principales aspectos:
- Dar por concluido el caso penal contra Prigozhin, quien se iría a Bielorrusia bajo la palabra de garantía del propio Presidente de Rusia.
- Parte de los combatientes del grupo militar privado Wagner, quienes inicialmente se negaron a participar en la «campaña» de Prigozhin, firmarán contratos con el Ministerio de Defensa.
- Los soldados del grupo militar privado Wagner no serán perseguidos, teniendo en cuenta sus méritos en el frente, asumiendo pleno respeto a sus esfuerzos de guerra, siendo este grupo uno de los actores relevantes en la Operación Militar Especial iniciada en febrero de 2022.
- No fueron abordados posibles cambios en el Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia durante el proceso de negociación mediado por el Presidente de Bielorrusia.
Lo anterior deja claro el segundo aspecto, y es la gravedad de una crisis generada irresponsable y arrogantemente para alterar ni más ni menos que la paz social del pueblo ruso y, por activa o pasiva, hacer retroceder e incluso perderse todos los objetivos logrados en defensa de su existencia como Estado, tal como lo ha valorado oportunamente la Directora del Departamento de Información y Prensa, y Portavoz de la Cancillería rusa María Zajarova.
Cualquier estratega sabe valorar la relevancia de mantener íntegro, incólume e inexpugnable el espacio territorial vital de su Patria. En la República Bolivariana de Venezuela bien anclado tenemos en la memoria todo el esfuerzo de la unión cívico militar para mantener la integridad territorial; ante la ejecución de un plan de intervención solapada bajo el cuento de entrega de ayuda humanitaria; que la historia ya viene recordando como la Batalla de los Puentes del 23 de febrero de 2019.
En el caso de la Federación de Rusia, un Estado en guerra contra EEUU y la OTAN en pleno, más allá de sus matices, resulta absolutamente imperdonable; como cualquier conflicto interno que fomente el fin de su estabilidad para llegar a su desintegración; cosa salivada por varios laboratorios de occidente.
Posiblemente, al valorar estos y otros elementos, el Gobierno Bolivariano del Presidente Nicolás Maduro, a través de un comunicado, fijó una postura vertical en apoyo al Presidente Vladimir Putin y al pueblo ruso, con respecto a esta situación de conflicto:
«El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, en nombre del Pueblo y Gobierno venezolano, condena enérgicamente la amenaza irracional del grupo Wagner y su dirigente Yevgueni Prigozhin; de promover una insurrección armada en la Federación de Rusia a través de métodos terroristas.
El Gobierno Bolivariano de Venezuela, en consonancia con los principios del Derecho Internacional, rechaza cualquier cambio de poder o sublevación armada por vía violenta e inconstitucional, así como el uso de fuerzas externas que apuesten a una guerra civil, atentando contra la soberanía y autodeterminación de los Pueblos, vulnerando la estabilidad política y la paz social de la Federación de Rusia.
La República Bolivariana de Venezuela, expresa su absoluto respaldo al Presidente Constitucional de la Federación de Rusia y Comandante en Jefe de sus Fuerzas Armadas, Vladimir Putin, y expresa su solidaridad con el pueblo ruso ante este ataque contra la paz, estabilidad y la sólida democracia en este hermano país.»
Sin dudas las últimas horas nos han dejado un proceso sostenido de fin de esta acción irresponsable. Sin embargo en plena pugna mundial entre el unilateralismo y la irrupción multipolar que amenaza de manera clara esa hegemonía exclusiva, este conflicto a lo interno de la Federación de Rusia será utilizado y exacerbado por los laboratorios de occidente.
Tratando incluso de maniobrar nuevos frentes de socavamiento, aprovechando está lamentable circunstancia que nos da como lección profunda el alto valor que tienen la lealtad y la unidad, como piedras angulares para erigirnos victoriosos ante cualquier enemigo, sea cual sea la dificultad.