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El Sr. Trump regresó al poder, deshaciendo muchas de las políticas de Biden y volvió con un enfoque más restrictivo en asuntos migratorios
Por: Roberto González Cárdenas
Haciendo referencia a una metáfora sobre Donald Trump y su presidencia, comparándola con alguien que «ordena la casa» (los Estados Unidos), después de los «desastres» de los «antiguos inquilinos» (refiriéndome a su predecesores, Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden), quien tras jurar su cargo como el 47º presidente de Estados Unidos (y no presidente del mundo, ni sheriff, ni jefe de policía del mundo), ha emitido una gran cantidad de órdenes ejecutivas (instrumento del presidente derivado del ejercicio del poder ejecutivo, con rango de ley, por medio del cual emite una orden a una entidad de la rama ejecutiva) en muchas materias, que van desde inmigración, cambio climático y sobre una serie de diversidad de políticas con las prioridades de imponer la primera imagen de ordenar la casa y recoger las miserias de los antiguos inquilinos incluyendo los errores de su primer gobierno.
Esta es una narrativa que para algunos partidarios de Trump utilizan para justificar o elogiar sus políticas y acciones durante su segundo mandato.
Sin embargo, esta interpretación es altamente subjetiva y depende de la perspectiva política de cada persona. Los críticos de Trump argumentarían que su administración no «ordenará la casa», sino que más bien generará más división y controversia, tanto a nivel nacional como internacional. Por otro lado, sus partidarios podrían argumentar que implementa políticas económicas, de inmigración y de seguridad que consideran necesarias para «arreglar» lo que perciben como problemas heredados.
Desde que el Sr. Donald Trump asumió la presidencia de manos de Joe Biden, el 20 de enero del 2025, ha revertido varias políticas de inmigración implementadas por las administraciones de Barack Obama, Donald Trump (primer gobierno) y Joe Biden. Esto ha generado un debate significativo sobre el enfoque de los Estados Unidos hacia la inmigración.
Resumen de los cambios claves de la vuelta de Trump al poder y como afectan estas políticas:
Políticas de inmigración de Biden y las nuevas políticas de Trump, reinstaurando muchas de sus propias medidas (reversión de las políticas):
- Fin del «Remain in Mexico» (Quédate en México):
Trump implementó el Programa de Protección a Migrantes (MPP), que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar en México mientras se procesaban sus casos.
Biden suspendió este programa, permitiendo que los solicitantes de asilo esperen en Estados Unidos.
Trump (2º. Gob.) firmó una directiva para declarar la emergencia nacional en la frontera sur. Cierre total de la frontera para inmigrantes ilegales y políticas de «tolerancia cero»; aumento de las deportaciones de inmigrantes indocumentados, encadenados y tratados como criminales.
- Reapertura de la frontera a solicitantes de asilo:
Biden permitió que más personas solicitaran asilo en la frontera, en contraste con las restricciones estrictas de Trump.
Trump (2º. Gob.) volvió a implementar su política de «Quédate en México» y exige que los solicitantes de asilo esperen en México o en sus países hasta que salga la audiencia.
- Fin de la construcción del muro fronterizo:
Biden detuvo la construcción del muro en la frontera sur, una de las promesas emblemáticas de Trump en su primer gobierno.
Trump (2º. Gob.): Movilizó a la guardia nacional y militar para «construir barreras físicas adicionales a lo largo de la frontera sur» reanudando la construcción del muro fronterizo en la frontera sur, «sellar las fronteras» al citar como justificación el flujo de drogas ilícitas, el contrabando de personas y la delincuencia relacionada con los cruces.
- Programas de protección DACA y el Estatus de Protección Temporal (TPS).
- Biden había reforzado el programa de Acción Diferida para los “llegados en la Infancia” (DACA), que protege de la deportación a los inmigrantes traídos ilegalmente a EE.UU. cuando eran niños.
Trump (2º. Gob.): Atacó el otorgamiento de ciudadanía automática para los nacidos en EE .UU. de inmigrantes indocumentados.
El 1 de febrero de 2025, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, decidió cancelar el Estatus de Protección Temporal (TPS) bajo la designación de 2023 para Venezuela. El TPS y los beneficios relacionados con la designación del 2023 terminarán el 7 de abril de 2025. El TPS que vence en abril del 2025, ampara a unos 300.000 venezolanos que serían susceptibles de deportación. Otro grupo de más de 250.000, con TPS hasta el 2 de septiembre, quedarían en la misma situación.
- Aumento de los límites de refugiados:
Biden elevó el número de refugiados admitidos anualmente, después de que Trump en su primer gobierno, redujera la cifra a niveles históricamente bajos.
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Su Política de («Make América Great Again») se está enfocando en proteger industrias nacionales y empleos estadounidenses, especialmente en sectores como la manufactura y el transporte, para revitalizar las economías locales
La política migratoria en Estados Unidos buscando el sueño americano, ha sido un tema polarizante, y los cambios entre administraciones reflejan visiones muy diferentes sobre cómo manejar la inmigración.
El Sr. Trump regresó al poder, deshaciendo muchas de las políticas de Biden y volvió con un enfoque más restrictivo. Este tema seguirá siendo central en el debate político y social del país, pues es conocido que mucha de la mano de obra en la agricultura, ganadería, construcción, servicios domésticos, pequeña y mediana industria norteamericana, se encuentra anclada con el inmigrante mexicano y/o latinoamericano, ya apreciándose los resultados de este tipo de políticas en donde la gran mayoría de estos migrantes no se han presentado en sus trabajos, y se paralizan, prácticamente, estas áreas de producción y servicios en todos los Estados Unidos generando resultados de índices económicos desfavorables para los mismos estadounidenses.
Otros de los enfoques para ordenar la casa (los EEUU), es la sociedad misma norteamericana que se ha fracturado con una gran parte de la población en pobreza crítica, otro tercio en pobreza, y una pequeña élite en la riqueza, es poco probable que el Sr. Trump con Órdenes Ejecutivas aborde de manera efectiva las causas estructurales de la desigualdad en Estados Unidos. Es un problema complejo que requiere un enfoque multidimensional. Para «ordenar la sociedad» y abordar estas desigualdades, se necesitan políticas públicas integrales, cambios estructurales y la participación activa de todos los sectores de la sociedad.
Su enfoque, probablemente ya se centra en el crecimiento económico y la creación de empleos, pero sin una distribución equitativa de los beneficios. Además, su estilo polarizador podría profundizar las divisiones sociales en lugar de sanarlas. Para construir un sistema más justo e inclusivo, se necesitaría un enfoque más equilibrado y colaborativo, algo que no ha sido característico de su liderazgo.
En los marcos de las observaciones anteriores, el 47º presidente de Estados Unidos, ordenando la casa busca una reforma del gobierno con la firma de una orden ejecutiva, con la cual crea el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés), un órgano consultivo destinado a reducir el costo del gobierno. Designando al millonario Elon Musk, quien tendrá una oficina con unos 20 empleados para la nueva agencia.
En ese mismo sentido, firmó una orden para que cualquier nueva contratación federal -excepto dentro del ejército estadounidense y varias otras categorías- no se realice hasta que el Sr. Trump no tenga control total de la administración de la casa.
Acabó con el pan de piquito, ya que todos los empleados federales vuelven a la oficina donde deben trabajar, no se les permite trabajar desde casa. Asimismo firmó una medida «ordenando la restauración de la libertad de expresión e impidiendo la censura gubernamental”.
En los Estados Unidos, la desigualdad económica y la fractura social son problemas significativos, el abordaje de estos desafíos dependerá en gran medida de la ideología, basado en sus políticas anteriores y su discurso político, que pareciera va mas por su personalidad supremacista, Trump probablemente priorizará el crecimiento económico como la principal herramienta para reducir la pobreza. Durante su primera presidencia, promovió recortes de impuestos (especialmente para las corporaciones y los ricos) y la desregulación, argumentando que esto generaría empleos y beneficiaría a todos.
Su Política de («Make América Great Again«) se está enfocando en proteger industrias nacionales y empleos estadounidenses, especialmente en sectores como la manufactura y el transporte, para revitalizar las economías locales. Sin embargo genera controversia con Canadá y México, por la gran cantidad de productos de toda índole que ingresan a los EE.UU., manifestando que se deben elevar los impuestos un 25 % a estos Estados vecinos, para recabar más entrada de divisas, pero olvida que en las políticas comerciales, de lo que es bueno para el pavo, lo es para la pava, colocando México y Canadá, la misma medida.
Como puede observarse, existen limitaciones y riesgos para colocar orden en su casa, los beneficios desproporcionados para los ricos, los recortes de impuestos y las políticas de desregulación podrían beneficiar desproporcionadamente a los más ricos, exacerbando la desigualdad económica, al igual que la reducción de programas de asistencia social afectaría directamente a las personas de bajos ingresos, aumentando la pobreza y la exclusión.
Su estilo de liderazgo confrontativo y polarizador de Trump, no fomenta el diálogo o la colaboración entre diferentes sectores de la sociedad, lo que dificultaría la construcción de un sistema más justo e inclusivo, y podría profundizar las divisiones raciales, políticas y económicas en lugar de sanarlas. Su enfoque unilateral dificultaría la construcción de consensos y la implementación de políticas inclusivas, ya que seguramente no abordaría las causas estructurales de la desigualdad, como la concentración de riqueza, la discriminación racial y la falta de acceso a oportunidades. Su enfoque estaría más orientado a ganancias con políticas inmediatas que a soluciones sostenibles y a largo plazo.
Recogiendo el desastre de los antiguos inquilinos
Trump va a tener que enfrentar un caso de corrupción en la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), su enfoque probablemente dependerá de su estilo de liderazgo, su relación con los involucrados (la banda de criminales de Guaidó y sus 40 ladrones) y su estrategia política, en ordenar una investigación interna o colaborar con agencias como el Departamento de Justicia (DOJ) o la Oficina del Inspector General (OIG) para investigar el caso. Trump tiene un historial de restar importancia a los escándalos o de culpar a sus predecesores por problemas heredados. Podría argumentar que el caso de corrupción en USAID es el resultado de malas prácticas de administraciones anteriores (como la de Obama o Biden) y presentarse como el encargado de «limpiar el desorden». Trump es conocido por usar tácticas de distracción, como hacer declaraciones controvertidas o centrarse en otros temas polémicos, para redirigir la atención de los medios y el público lejos del escándalo.
En este orden de ideas, puede usar redes sociales o mítines para cambiar el enfoque hacia otros temas, como la inmigración, la economía o ataques a sus oponentes políticos, si los implicados son críticos de su administración, podría usar el escándalo para justificar su despido o desacreditarlos públicamente. Esto podría alinearse con su enfoque general de reducir el gasto en ayuda exterior y priorizar los intereses nacionales de EE.UU. («Make América Great Again«).
Cabe recordar que fue Trump quien presento a Guaidó en el Congreso de los EE.UU., siendo ovacionado de pie, por todos los congresistas, es en este escenario en donde se alega que venezolanos vinculados a Juan Guaidó y la oposición venezolana estafaron a USAID por más de $8 mil millones, el enfoque de Donald Trump dependería de varios factores, incluyendo su relación con los involucrados, su agenda política y su estrategia para manejar escándalos.
Durante su primera presidencia el Sr. Trump reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela y apoyó abiertamente a la oposición venezolana contra el gobierno de Nicolás Maduro. Si los involucrados en el presunto fraude están vinculados a Guaidó o a la oposición, Trump podría enfrentar un dilema: por un lado no querer dañar su alianza con la oposición venezolana, pero por el otro, no podría ignorar un escándalo de corrupción de tal magnitud que afecta al pueblo estadounidense, delitos graves cometidos en territorio estadounidense o contra sus instituciones.
Es probable que Trump maneje el caso de corrupción de la USAID de manera defensiva, buscando proteger su imagen y su agenda política mientras minimiza el impacto del escándalo. Su enfoque dependerá en gran medida de cómo el caso afecte a sus intereses, su base de apoyo y su política hacia Venezuela.
Pero Trump envió a Venezuela a un emisario especial, para aperturar las relaciones entre los dos países, asegurar el regreso de los emigrantes venezolanos desde los EE.UU. hasta Venezuela. ¿Estarán Guaidó y su banda de ladrones en esos deportados?
Este es un escenario complejo y lleno de matices, considerando especialmente las tensiones políticas entre Estados Unidos y el gobierno de Nicolás Maduro, el enviar un comisionado especial para normalizar relaciones, marca un cambio significativo en su política exterior, acercándose más al gobierno de Maduro y posiblemente alejándose de Guaidó y sus allegados.
Sin embargo, si Guaidó y algunos miembros de su entorno están involucrados en actividades ilegales, podrán enfrentar investigaciones tanto en EE.UU. como en Venezuela. Ya el Fiscal General de Venezuela ,Tarek William Saab, solicitó a la justicia de los EE.UU., colaborar para investigar el supuesto fraude del autoproclamado.
En este orden, de demostrase su culpabilidad los implicados podrían enfrentar multas, confiscación de bienes, prohibición de ingresar a EE.UU. y, en casos extremos, penas de prisión.
Si Trump busca normalizar relaciones con Maduro, es probable que se negocien acuerdos que incluyan, cooperación en temas migratorios, facilitar el retorno de migrantes venezolanos desde EE.UU. a Venezuela. Como también es obligatorio el tema de levantamiento parcial o total de sanciones, pues Venezuela tiene los recursos que el “tío Sam” quiere, siempre que se respete la independencia, libertad, la soberanía nacional y la no injerencia en los asuntos internos de la República Bolivariana de Venezuela.