El presidente Correa subrayó que no estábamos en una era de cambios sino en un cambio de era. Muchos charlatanes se burlaron de su expresión ante hechos que parecían contradecirla: fallecimiento del Comandante Chávez, derrocamiento de los presidentes Zelaya, Lugo, Dilma y Morales en Honduras, Paraguay, Brasil y Bolivia y las derrotas de la Revolución Ciudadana en Ecuador, Cristina Fernández en Argentina, Sánchez Ceren en El Salvador y del Frente Amplio en Uruguay.
De 2009 a 2021 hay un periodo de dura contraofensiva imperialista en su “patio trasero”. Washington quería volver a sus días de “vino y rosas” de los terribles 90 en los que América Latina y el Caribe sufrieron el peor despojo de su historia; descrito por el sociólogo James Petras en su libro “Imperio e imperialismo”.
Pero las cuentas le han salido mal. El enorme México está saliendo de su oprobiosa condición de Estado colonial fallido gracias a la “Cuarta Transformación” de López Obrador. El pueblo argentino expulsó al bandidesco régimen de la burguesía compradore (significa “pro imperialista” para Samir Amin, Jean Paul Sartre y Ludo Martens) de Macri; con un presidente moderado pero que ha dado una estocada mortal al “Grupo de Lima”.
Se ha caído el montaje judicial contra un Lula que está hoy mucho más decidido y revolucionario que en su época de sindicalista socialdemócrata; y al que las encuestas le dan presidente en 2022. La resistencia de los pueblos escribe episodios épicos: Cuando el presidente Maduro habló personalmente con los humildes guardias nacionales que enfrentaban a la horda contrarrevolucionaria en 2017, cuando los dirigentes de la Revolución se pusieron en primera línea a defender el Puente Tienditas en 2019, cuando las masas obreras bolivianas soportaron masacres en 2019 hasta recuperar el poder presidencial, cuando los pescadores de Chuao capturaron a los mercenarios en 2020, cuando Lula llamó desde su cárcel a resistir, cuando las masas colombianas se han levantado en 2019 y 2021 contra el régimen fascista, cuando las masas peruanas han defendido en la calle su voto en 2021, cuando el presidente Díaz Canel se pone al frente en San Antonio de los Baños en 2021. Sus cuadros son asesinados como el diputado Robert Serra, el capitán José Guillén Araque, la concejala de Rio de Janeiro Marielle Franco, Berta Cáceres en Honduras, el dirigente del partido legal FARC Wilson Saavedra, el Comandante Santrich, el militante sandinista Francisco Arauz, el presidente haitiano Moise…
Los centros imperialistas de inteligencia conspiran contra los gobiernos de México, Venezuela, Nicaragua, Cuba y Bolivia. Intentarán hundir el nuevo gobierno peruano. Destruir las candidaturas presidenciales democráticas de Brasil, Chile y Colombia y la oposición correista en Ecuador. Saben que si se consolida un eje independiente México-Brasil-Argentina la región construirá un escudo protector para el bloque de países del ALBA, el renacimiento de UNASUR, el reforzamiento del BRICS y la inclusión con fuerza de la región latinoamericana en el “Concierto de las Naciones” dejando de ser terreno de caza de multinacionales, narcotraficantes y golpistas. Se hará realidad el sueño de Bolívar, San Martín, Sandino, Martí, Fidel y Chávez.
Los pueblos y sus vanguardias revolucionarias y democráticas han aprendido muchas lecciones del periodo que va de 1999 (cuando Chávez inicia la nueva era) a 2019. Han evaluado los errores cometidos como descuidar la formación ideología de las masas como decía Frei Betto y la politización patriota de los militares como en Bolivia, Brasil o Ecuador o el insuficiente fortalecimiento e integración económicos. La victoria latinoamericana aportará a la Humanidad el debilitamiento del poder destructivo del imperialismo.
Por: José Antonio Egido