Así, como lo enuncia el título de este artículo, debería ser la sociedad de Estados Unidos, según las señales que emite Donald Trump con sus decisiones, declaraciones a la prensa y disparatados discursos. Claro que para el 47.° presidente de esa nación lo ideal es que su país, además de las condiciones mencionadas en el título de esta nota, estuviese compuesto exclusivamente por multimillonarios, como él mismo, o como su asesor, Elon Musk.
Pero como ese deseo es un imposible absoluto (porque, entre otras razones, ¿quién va a trabajar y a consumir?), ha seguido con la estrategia instaurada hace décadas de gobiernos demócratas y republicanos: empobrecer a la gran mayoría de los estadounidenses.
Trump, quien ha alertado continuamente sobre el riesgo que a su juicio representa el ingreso a su imperio de suramericanos, asiáticos, africanos y demás tercermundistas con pocos dólares; quien ordenó perseguir a los migrantes en escuelas, hospitales y hasta debajo de las piedras; quien olvidó convenientemente que sus abuelos llegaron ya adultos a Nueva York procedentes de Europa, ha mostrado un interés desmedido en traerse de la República de Sudáfrica y darles residencia a un grupo de bóeres (granjeros blancos), supuestamente amenazados por un plan genocida orquestado por extremistas sudafricanos negros en medio de un ambiente de desentendimiento por parte del Gobierno de Ciryl Ramaphosa.
El mandatario gringo, habla también de una presunta política de expropiación de tierras en contra de granjeros blancos sudafricanos, sector que, por cierto, suma apenas entre 7 u 8 % de la población y posee cerca del 73% de la tierra cultivable de ese país.
No hay datos serios que avalen ninguna de esas acusaciones. El propio presidente Ramaphosa le hizo saber a Trump de su ignorancia acerca de la realidad surafricana, en medio de una bochornosa reunión que tuvo lugar en la Casa Blanca, lugar que se ha convertido en una especie de trampa para quienes visitan Washington e incurren en la osadía de contradecir al mandamás norteño.
Pero el presidente estadounidense es de la clase de personas que solo se oye a sí mismo y a su caja registradora. Mucho le duele que Sudáfrica sea multicultural, sea socio fundador del Brics y que condene sin ambages el genocidio de Israel contra Palestina.