En medio de un contexto de ataque comercial de Donald Trump contra todo el mundo, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, llegó a China a fin de ampliar relaciones y mercados para su país
Tanto va el cántaro al agua que termina rompiéndose. Así, recurriendo al habla coloquial, a la tradición refranera latinoamericana, podemos tratar la crisis que precede a la emergencia del nuevo orden mundial.
No olvidemos que los refranes encierran una rica tradición de sabiduría popular que luego es ampliada por intelectuales y artistas.
Y hacemos referencia a los cántaros, trayéndoles al momento geopolítico global; porque la constante arrogancia, el cinismo con que se maneja Donald Trump, ya empieza a cansarle hasta a sus aliados internos y al mismo Occidente Colectivo.
Entre los que se han manifestado está España, que ya ha dado muestras de disconformidad, y, lo más importante, ha actuado para consolidar alternativas al asfixiante Trump.
En esa línea, en medio de un contexto de ataque comercial de Donald Trump contra todo el mundo, el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, llegó a China a fin de ampliar relaciones y mercados para su país.
El mandatario se reunió con Xi Jinping buscando expandir el comercio entre ambas naciones y de conseguir compromisos de inversión china en España.
Pero es que existe una realidad inobjetable, China es el cuarto socio comercial de España y su segundo proveedor de bienes. Las cifras muestran que en 2024, el 10 % de todo lo que importó España, provino de China.

En el llamado Viejo Mundo, que hoy empieza a sufrir y darse cuenta que fueron víctimas de un perverso juego elucubrado en Washington, crecen las voces pidiendo mayor autonomía de sus líderes y las que denuncian las manipulaciones de la Casa Blanca
Claro, hay un gran desequilibrio en la balanza comercial,
España exportó a China bienes por valor de 7.467 millones de euros (apenas un 2 % de lo que compró el país asiático en el exterior), mientras que importó productos chinos por valor de 45.174 millones de euros. El déficit se acrecentó desde el 2022.
Pero ello es fácilmente entendible por la diferencia entre el tamaño y el ritmo de crecimiento de las dos economías.
Como refiere un reporte de Rusia Today, China tuvo en 2023 un PIB de 17,8 billones de dólares y experimentó un crecimiento del 85,9 % en la década entre 2009 y 2019, el PIB de España alcanzó 1,62 billones de dólares y creció en ese periodo un 18,9 %.
En el primer semestre de 2024, las principales compras de España a China fueron bienes de equipo, principalmente equipo de oficina (6.968 millones de euros), otros bienes de equipo (6.791 millones) y maquinaria específica (3.734 millones); manufacturas de consumo, como textiles y confecciones (5.326 millones), otras manufacturas (2.794 millones) y juguetes (1.645 millones); y semimanufacturas, como productos químicos (4.359 millones), otras semimanufacturas (1.300 millones), hierro y acero (531 millones).
Siempre, según Rusia Today, la apuesta del Gobierno de Sánchez por el estrechamiento de los lazos entre los dos países no solo tiene el foco en el comercio, sino también en fomentar la inversión china en el país ibérico que genere empleos directos e indirectos.
Otro dato, entre 2010 y 2023, las empresas españolas invirtieron en China 6.207 millones de euros, mientras que las compañías chinas invirtieron en el país europeo 5.176 millones de euros.
Pedro Sánchez busca ampliar horizontes en momentos que el mercado norteamericano se está volviendo cada vez más complicado.
El presidente español ha insistido en estrechar relaciones con China y otros países asiáticos y en que lo haga también la Unión Europea (UE) en su conjunto.
Ante esto, Scott Bessent, el secretario del Tesoro de EE.UU. advirtió que el acercamiento de España a China sería «como cortarse la garganta». ¿Amenaza?
Para Lin Jia, portavoz del Ministerio de Exteriores chino, » quien intenta estrangular a otros países usando aranceles como herramienta de coerción para forzarlos a ceder es Estados Unidos».
Y es que en el llamado Viejo Mundo, que hoy empieza a sufrir y darse cuenta que fueron víctimas de un perverso juego elucubrado en Washington, crecen las voces pidiendo mayor autonomía de sus líderes y las que denuncian las manipulaciones de la Casa Blanca.
Así, el diplomático español y estudioso de la política internacional, Ignacio García Valdecasas, acusa a Estados Unidos de haber mudado de la hipocresía al cinismo, aludiendo a que Donald Trump está usando la presión, el chantaje, el acoso y las amenazas, siendo los casos más escandalosos su acoso a Groenlandia, Canadá y Panamá.
Cree que los aranceles de Trump, quien en su intención busca equilibrar las balanzas comerciales con distintos países, son una locura.
Si Trump quiere un equilibrio con cada Estado, sostiene, se está olvidando de la teoría de la ventaja competitiva de la que ha gozado su país.
El jefe de los asesores económicos de Trump dijo que “la subida de aranceles no tiene que producir inflación y que la volatilidad es asumible, pero no es así, porque Trump echó marcha atrás”, señala Valdecasas.
El diplomático comparte lo que hemos señalado anteriormente, que Trump es un agente acelerador del cambio del mundo unipolar al multipolar, que está contribuyendo a la destrucción del orden establecido de 1945.
“Se ha salido de la ONU, de UNESCO, de la OMS, amenaza con salirse de la OTAN… Oír a Trump preocuparse por las muertes en Ucrania es casi enternecedor, pero en Gaza solo piensa en crear una Riviera para atraer el turismo, es decir, no sé que le mueve para acabar con la guerra de Ucrania«, agregó.
Pero volviendo a la reunión entre Sánchez y Xi Jinping, Xulio Ríos, asesor emérito del Observatorio de la Política China (OPCh), piensa que «este proceso tiene gran interés estratégico y puede intensificarse en la medida en que, para China, mejorar el vínculo con la UE es de gran importancia en esta coyuntura y que, en lo bilateral, España es uno de sus socios predilectos«.
Claro, Sánchez se ha encargado de aclarar que su visita no es una respuesta a la ofensiva arancelaria estadounidense y que su objetivo es la reducción del desequilibrio comercial entre España y China.
En cuanto a China, recordemos que ya opera triangulaciones de intereses similares en el marco de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y empieza a congeniar con países perjudicados que eran aliados de EE.UU., como Corea del Sur y Japón.
Xi Jinping ha resaltado que «China y la UE son firmes defensores del libre comercio y que en una guerra arancelaria no hay ganadores«. Más aún, ha dicho que China y la UE resistan juntos el «bullying unilateral«.
El citado Ríos cree que «será difícil para EE.UU. evitar un replanteamiento del acercamiento UE-China, aunque lo intentará denodadamente, porque uno de los objetivos principales de la guerra (no solo) comercial es disciplinar severamente a los aliados en torno a la contención de China«.
Desde su óptica, la «carta china» es un buen contrapeso a las presiones de Washington, aunque «Bruselas, a regañadientes o con entusiasmo, siempre acaba por dar cuenta del recado que llega del otro lado del Atlántico«.
Según Xulio Ríos, «el hecho objetivo es que la actual posición de la Administración Trump equivale a reconocer que la UE y China están más cerca de la defensa de un orden basado en reglas y de la estabilidad, tópicos básicos. En realidad, EE.UU. es hoy un socio peligroso e inestable, por lo que no se trata de echarse en brazos de nadie, sino de algo tan elemental como diversificar y reducir riesgos«.
Por el contrario, China lleva años preparándose en materia diplomática, económica, militar, tecnológica, para afrontar el momento actual.
Sergio Cesarin, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) de Argentina, destaca cómo el gigante asiático ha superado a Estados Unidos en competitividad y autonomía en términos de desarrollo de altas tecnologías.
«El caso más paradigmático es el de la inteligencia artificial. Además, China cuenta con herramientas como la devaluación del yuan, sujeto a decisiones políticas para ganar competitividad», aseveró.
China, siempre lo decimos, tiene siglos de tradición y aprendizaje cultural. Tiene una milenaria escuela de diplomacia, en donde una de sus características es la paciencia estratégica, que algún despistado analista occidental podría asumir como debilidad o falta de determinación. No, esa paciencia estratégica significa prudencia para actuar en el momento adecuado.
Y lo está haciendo ahora. Lo muestra en la puja por los aranceles y en la suspensión de compras o ventas según sea la circunstancia. Allí está el caso de los Boeing.
Allí está la advertencia a algunos países de no limitar el comercio con China para obtener un alivio de los aranceles estadounidenses. Pekín prometió tomar represalias contra los países que lo hagan.
“La dominación no traerá la paz, y el compromiso no generará respeto… China se opone firmemente a que cualquier parte llegue a un acuerdo a expensas de nuestros intereses. China tomará contramedidas decididamente”, señaló el gobierno chino en un comunicado.
No sólo eso, China tiene muchas cartas más para jugar. Más que Estados Unidos.
Un ejemplo, lo reconoce la misma CNN, es el de las tierras raras de China.
¿Por qué son su gran baza comercial contra Donald Trump? Se preguntan en la corporación mediática.
Sencillo, estas tierras raras comprenden 17 elementos químicos más abundantes que el oro, presentes en diversos países —incluyendo EE.UU.—, pero cuya extracción es compleja, costosa y altamente contaminante.
Por décadas, Estados Unidos, el Occidente Colectivo, han dependido de China para el procesamiento y exportación de estos minerales. China produce el 61% del volumen global de tierras raras, pero controla el 92% del refinado mundial, una etapa clave del proceso.
CNN sostiene que esta hegemonía le otorga a Pekín un poder desproporcionado en la cadena de suministro global. Aunque EE.UU. posee alrededor del 15% de las reservas, su capacidad para refinarlas localmente es limitada, no tanto por razones ambientales, sino por el elevado costo económico.
Esta realidad muestra porqué los líderes responsables europeos intentan acercarse a China, buscan una mayor proximidad para convertirse en socios estratégicos.
Según CNN, las propias limitaciones para producir tierras raras hacen que el bloque comunitario vea en Pekín una fuente indispensable de suministro, a pesar de las tensiones geopolíticas.
Por lógica, esa necesidad de mantener el acceso a las tierras raras explica los recientes acercamientos diplomáticos con el presidente Xi Jinping.
Eso preocupa a Washington que, más allá de subidas y bajadas de aranceles, de probables treguas; como señalamos anteriormente, pretende aislar a Pekín, pretende dejarlo sin aliados comerciales, sin mercados para sus productos.
El problema, para ellos, es que Trump no es la persona más idónea para esa tarea. Su prepotencia, su arrogancia, produce el efecto contrario. Quien va alejando aliados es Trump, quien hace que otros países aceleren alianzas alternativas es Trump. Trump no resulta confiable. Xi Jinping, sí.