El 10 de octubre de 1817, Simón Bolívar redacta la Ley de Repartición de Bienes Nacionales entre los militares del Ejército Republicano, instrumento de proyección social dictado por el Libertador en Angostura. En el artículo 7, expone: “Cuando las propiedades partibles sean de un valor más considerable que las cantidades asignadas a los diferentes grados, el gobierno cuidará de que las particiones se hagan del modo más conforme a los intereses de todos, para lo cual podrán acomunarse o acompañarse muchos, y solicitar se les conceda tal finca”.
El 17 de junio de 1820, Simón Bolívar escribe en el Correo del Orinoco: “Bajo un gobierno republicano, como el que hemos adoptado, nunca debemos olvidar que su sola existencia y su prosperidad requieren virtudes e ilustración general, porque no tienen otro apoyo duradero las repúblicas. Es necesario que todo ciudadano sepa lo que se le debe, y lo que él debe a los otros; el poder que ha delegado, y el que retuvo, las ventajas de cumplir con sus obligaciones hacia la sociedad y los debidos límites de sus deseos para poder arreglar su conducta, conocer su interés, y estimar la idoneidad y honradez de aquellos a quienes cometió el destino y felicidad nacional. Es además necesario someterse a su deber, y someterse de buena voluntad, y anteponer siempre al propio el bien general, para que la República pueda descollar, y se formen ciudadanos íntegros, irreprensibles y consagrados a la dicha comunal, que son los únicos que merecen el honroso e insigne título de patriotas”.
En enero de 1830, Simón Rodríguez publica en Arequipa La Defensa de Bolívar, obra que fue divulgada de manera artesanal en Bolivia en 1828. Rodríguez explica la forma en que Bolívar quiere mostrar el modelo político comunal a Europa para lograr reconocimiento: “La Política del Libertador es, disponer las repúblicas a figurar entre las sociedades, y para ello hacer que se recomienden por sí mismas: recomendarse es hacerse respetar, y sin este respeto las naciones no reconocerán su existencia política. El Libertador desea que los Monarcas traten con las Repúblicas de América; porque en el antiguo mundo no hay sino Monarquías: con este fin ha procurado siempre centralizar las funciones gubernativas, único medio de regularizar su marcha y darles consistencia”. El plan de Bolívar era presentarles a las naciones europeas: “por centro de Gobierno, las provincias de la administración colonial, erigidas en Toparquías”. El Estado comunal bolivariano fue desacreditado y atacado mediática y políticamente por ser “un sistema político opuesto a sus ideas”. ¡Viva la dicha comunal! ¡Bolívar vive!